MUJER: Presencia y discriminación crecen en Internet

Mofas sobre sus habilidades técnicas, abordajes eróticos y hasta "violaciones virtuales" soportan las mujeres en Internet, mientras la otra cara de la moneda es que cada vez son más activas en la red.

"La comunidad virtual se parece a la comunidad real, así que el machismo también navega por Internet", dijo a IPS la venezolana Samira Saba García, quien realizó un estudio de varios meses sobre los estereotipos sexistas en el ciberespacio.

Al mismo tiempo, una investigación de IPS on line evidenció que quienes navegan cotidianamente por Internet descubren que entre los interlocutores sin rostro, son mujeres muchas veces quienes muestran más creatividad y perseverancia en la solitaria creación virtual, tanto en países del Norte como del Sur.

Incluso ya existe un motor de búsqueda dedicado exclusivamente a los sitios de mujeres (http://www.wwwomen.com), establecido en la ciudad estadounidense de San Francisco y que brinda información y agrupa los sitios femeninos dispersos en el eter.

Saba, asistente editorial del diario El Universal Digital de Caracas y autora de una tesis sobre "Los usos periodísticos de Internet", dijo que son habituales en la red chistes como "¿de qué manera usan las mujeres las computadoras?, sólo usan la pantalla para maquillarse" y otros mucho menos inocuos.

En los "chateos", listas de discusión, foros y otras formas de comunicación colectiva, las mujeres tienden a usar seudónimos y hasta nombres masculinos, para evitar tratos discriminatorios y abordajes eróticos, según confiaron a Saba.

Un ensayo de Haoi An Truong sobre "las cuestiones de género en las comunicaciones on line" confirma que "muchas mujeres que usan Internet reciben invitaciones o mensajes con un alto grado de sexualidad".

El investigador añade que las mujeres que llegan a un encuentro virtual son vistas por un grupo notable de hombres con el mismo estereotipo de las que van solas a un bar.

"El trato a las mujeres en la red es, desgraciadamente, el mismo que en otros lugares concurridos sobre todo por hombres", indicó una internauta a Saba durante su investigación. Otra acotó: "irreal, virtual o paralela, es una sociedad y como tal se nos discrimina".

Saba encontró algunas mujeres que le denunciaron haber sido "violadas" durante algunos encuentros. Una de ellas le contó que estaba jugando con otros usuarios cuando, después de vencer a todos menos uno, éste pasó a controlar todos sus movimientos.

La mujer quedó imposibilitada de mover su propio "ratón", mientras veía como la "muñeca" que la identificaba era dominada por el de su contrincante, que se colocó encima, la desnudó y llegó a la violación virtual.

"Ella se sintió aterrada, porque los internautas internalizan mucho lo que pasa", comentó Saba.

Datos recogidos por IPS on line indican que hay 50 millones de usuarios de Internet, 70 por ciento de los cuales se ubican en Estados Unidos y que son en su mayoría hombres, blancos, de clase media-alta y vinculados al mundo de los computadores.

En el trabajo "Soy una extraña aquí, consideraciones de una mujer computista", Janet Cottrell, de la Universidad de Vermont, Estados Unidos, dice que en muchos departamentos de computación se mantiene la línea de no contratar mujeres.

Esa discriminación se basa en el prejuicio de que las mujeres son menos aptas para las matemáticas, aunque estudios recientes muestren que no hay diferencia alguna de géneros en materia de afinidad con lo tecnológico.

El investigador Truog precisa que lo que sí sucede es que la mujer tiene salarios 40 por ciento inferiores a los del hombre, por lo que no tiene poder adquisitivo para adquirir y actualizar computadores, módems, programas o conexión a Internet.

Esa es una de las razones por la que las mujeres sólo representan entre 10 y 15 por ciento de la sociedad virtual. Otra es que los papeles asignados culturalmente a la mujer, como el cuidado de la casa y los hijos, junto con su trabajo fuera del hogar, le dejan sin tiempo para navegar.

En materia de lenguaje, mujeres y hombres internautas se comportan, como patrón, en forma opuesta, revelan varios informes, incluido uno sobre las actitudes de género de la Universidad de Texas, Estados Unidos.

Se trata de estilos reveladores, porque se hacen más evidentes en el mundo virtual, ya que la ausencia física incita a eludir formalismos de urbanidad que se dan en la comunicación real.

Los hombres presentan como hechos lo que dicen, con muletillas como "nunca", "absolutamente", "esto es así", mientras que las mujeres no objetivizan su posición, sino que suelen matizar con "me parece", "mi posición es" o "yo creo".

"El patrón masculino es buscar imponerse con afirmaciones absolutas que no permiten un punto de vista alternativo, junto con una manipulación que lleva al debate sin fin", dijo el sociologo Erving Goffman.

"Las mujeres mantienen maneras amables y buscan provocar en el receptor un sentimiento de aceptación y estima", añadió.

En algo coinciden todos: en el web, cuantitativamente, las mujeres son el mayor objeto de los interminables sitios pornográficos, otra forma de sexismo ante la que están inermes.

Pero a quienes navegan todos los días y casi todo el día ya no les llama la atención que al otro lado, sea en Estados Unidos, Sudáfrica o Brasil, resulten mujeres las que en muchas ocasiones muestren más creatividad y perseverancia ciberespacial.

Mary Elizabeth, una monja de la orden católica Santa Isabel de Hungría, dirige AEGIS, la base de datos más grande del mundo acerca del sida, con 3,2 megabits de información, distribuidos en casi 400.000 documentos (http://www.aegis.com).

Ella supervisa personalmente cada detalle de un sitio claro, rápido y esencial, y logró que grandes medios y agencias mundiales – IPS entre ellas- le den gratis sus servicios. De Roxane, uno de los mayores grupos farmaceúticos, obtuvo apoyo institucional.

Es un ejemplo de algo más común de lo esperable. Detrás de un profesionalismo creativo sin género, en muchas páginas del web hay oculto un nivel de involucramiento, sacrificio personal y anonimato que tiene rostro de mujer.

Otro caso es el de Anne-Marie Pollowy, que desde abril de 1996 mantiene y diseña sola un sitio llamado Women's Bookshelf (libreria de mujeres, http://www.womenbooks.com), surgido con la idea de que "todas las escritoras pudieran exponer su trabajo".

A ese objetivo se sumó después el comercial de la venta de libros, en un sitio que Pollowy conduce desde Montserrat, en las Antillas, a donde emigró desde Estados Unidos para vivir una existencia "casi aislada" pero muy activa en el www.

Pollowy dijo a IPS on line que su objetivo es ofrecer a los usuarios una selección mundial de libros escritos por mujeres: "Libros de escritoras de India, Austrialia o cualquier lugar, para brindar aquí y ahora las alegrias y tragedias de mujeres de todas las culturas, en sus propias palabras". (FIN/IPS/eg/ag/pr- cr/97

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