El superávit del comercio exterior de México se redujo 37,5 por ciento en los dos primeros meses de este año frente al resultado de igual periodo de 1996, al situarse en 724 millones de dólares, según información oficial divulgada hoy.
Las exportaciones aumentaron en enero y febrero 13,3 por ciento, pero las importaciones crecieron 17,7 por ciento, y los analistas creen que a mediano plazo desaparecerá el superávit comercial logrado a partir de la crisis económica de 1994.
Las compras sumaron en el bimestre 15.462 millones de dólares y las ventas 16.186 millones, indicó la secretaría de Hacienda.
La tendencia a la desaparición del saldo comercial favorable no preocupa de momento a las autoridades, que cuentan con un ingreso anual de capitales externos por 8.000 millones de dólares para cubrir el eventual desequilibrio, señaló a principios de este mes el subsecretario de Negociaciones Comerciales, Jaime Zabludovsky.
La estabilización de la moneda, lograda después de una depreciación de 121 por ciento entre 1995 y 1996, y la progresiva mejora en la economía y el consumo, permiten pronosticar que el superávit comercial seguirá en franca caída, observó el no gubernamental Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
México registró en 1995 un saldo comercial positivo de 7.397 millones de dólares, y de 6.416 millones en 1996. El resultado de esos dos años, que siguió a un lustro de continuado déficit, se debió especialmente a un tipo de cambio favorable a los exportadores.
Los portavoces del gobierno predijeron que el superávit persistirá hasta fin de año, aunque sea en mínima cantidad, y aseguraron que las autoridades mantendrán en todo momento un balance adecuado del comercio exterior.
El déficit que se vislumbra debe ser financiado "con inversión extranjera directa", pero "sin entradas de capital de corto plazo", que "pueden revertirse y provocar iliquidez", advirtió Zabludovsky.
La retirada de las inversiones de corto plazo que financiaban parcialmente el déficit comercial precipitó la crisis de fines de 1994 en México, cuya onda expansiva estremeció todos los mercados emergentes del mundo. La emigración de esos capitales privó al gobierno de medios para enfrentar sus compromisos externos.
Portavoces oficiales descartan la repetición de ese grave episodio, pues la economía tiene ahora mayor fortaleza, y según aseguran, han sido tomadas las precauciones del caso.
La deuda externa de corto plazo de México ascendía en 1994 a 40.000 millones de dólares, y hoy es inferior a 5.000 millones. Mientras, las reservas internacionales superan ahora los 20.000 millones de dólares, frente a sólo 5.000 millones en 1994.
La economía es hoy menos vulnerable y no se temen sobresaltos, afirman las autoridades. (FIN/IPS/dc/ff/if/97