La detención en México de un general acusado de mantener relaciones con narcotraficantes, el segundo en un mes, debilita a un poderoso cartel de la droga e incluso podría causar su disolución, señalaron hoy dirigentes políticos.
La detención el lunes del general Alfredo Navarro, acusado de ofrecer un soborno de un millón de dólares por mes a un delegado de la Procuraduría que combate las mafias, demuestra que las Fuerzas Armadas no ocultan sus propios focos de corrupción y están dispuestas a enfrentarlos, según portavoces del oficialismo y de la oposición.
Navarro reconoció haber intentado sobornar al representante de la Procuraduría para favorecer la actividad del cartel de los hermanos Arellano Félix, de acuerdo con la información oficial. Pero aseguró que lo hizo bajo amenaza de muerte.
Su detención se produjo un mes después del arresto del general Jesús Gutiérrez, un ex jefe antidrogas a quien se atribuye brindar protección al cartel de Amado Carrillo.
Los hermanos Arellano Félix y Carrillo dirigen, según la versión de las autoridades, los carteles de Ciudad Juárez y Tijuana, respectivamente.
Se trata de grupos rivales, que distribuyen en Estados Unidos drogas adquiridas en Colombia y han usado en más de una ocasión a militares y policías para resolver sus disputas, afirman los investigadores.
"La corrupción por narcotráfico penetró hasta lo más profundo" en México", dijo Gilberto Rincón, del opositor Partido de la Revolución Democrática.
A juicio de Rincón, la detención de Navarro permite abrigar "alguna esperanza" de cerrar el cerco sobre la familia Arellano Félix.
La policía afirma que varios entre los nueve o 10 miembros de esa familia viajan por México con credenciales militares, contrataron como guardias personales a ex militares y para asegurar su poder han ordenado decenas de asesinatos.
En octubre de 1996 fue encarcelado el capitán Gerardo Cruz, miembro de la Guardia Presidencial, acusado de participar en asesinatos por encargo de los Arellano Félix.
James Milford, subdirector de la DEA (agencia antidrogas) de Estados Unidos, declaró la semana pasada que México es el más corrupto entre los países en que han trabajado sus agentes.
Según Milford, México coopera aún menos que Colombia en la lucha contra el narcotráfico que comanda Estados Unidos.
Miembros del Congreso estadounidense intentan anular la certificación antidrogas que el presidente Bill Clinton concedió a México el 28 de febrero.
El gobierno de México rechaza la intervención de Estados Unidos en sus asuntos internos, pero en coincidencia con presiones de Washington, lanzó en las últimas semanas medidas contra la corrupción y una de las mayores ofensivas contra los narcotraficantes. (FIN/IPS/dc/ff/ip/97