México conmemoró hoy 59 años de la estatización de su industria petrolera con discursos que mezclaron expresiones antiestodunidenses y anuncios sobre nuevas inversiones y mayor participación privada en un sector que financia 40 por ciento del presupuesto público.
En ceremonia realizada en una refinería al norte del país, el presidente Ernesto Zedillo, dirigentes sindicales y autoridades coincidieron en calificar como un triunfo de la soberanía la estatización petrolera y en rechazar las recientes presiones de Estados Unidos en materia de lucha contra el narcotráfico.
Con una producción diaria que este año llegará a tres millones de barriles de crudo -200.000 más que en 1996-, reservas para más de 40 años e ingresos anuales por 21.000 millones de dólares, la empresa estatal Pemex es una de las más grandes del mundo y una de las pocas de su tipo que no se ha privatizado.
El aniversario de la estatización del sector petrolero, logrado tras enfrentar presiones y protestas de poderosas firmas estadounidenses, es considerado por historiadores y analistas como la oportunidad en que los mexicanos exponen con mayor claridad su discurso nacionalista.
Zedillo dijo este martes que su país no reconoce "ningún poder exterior que lo subordine", ni decisiones que no sean tomadas por sus autoridades.
México no aceptará que la dignidad sea instrumento de extranjeros, añadió, luego de expresar que el petróleo representa para los ciudadanos de su país un "baluarte" de su soberanía.
El mandatario aludía, al igual que lo hizo el dirigente del sindicalismo petrolero Carlos Romero, a los intentos del Congreso de Estados Unidos por condicionar al cumplimiento de ciertos requisitos la ratificación de la certificación antidrogas entregada a México por Washington el último día de febrero.
(Estados Unidos) "no alcanza la estatura histórica para juzgarnos (Estados Unidos), como si los mexicanos no tuvieran memoria. Nos quieren juzgar, pero no nos van a engañar", expresó Romero.
El director de Pemex, Adrian Lajous, destacó la importancia que tiene para México que el Estado controle sus recursos petroleros, pero advirtió que ahora se requerirá mayor participación privada para que la industria hidrocarburífera sea más eficiente y competitiva.
Lajous indicó que la industria petrolera, en la que ya participan firmas privadas en el transporte, almacenamiento y distribución de gas natural y pronto también lo harán en el sector de las petroquímicas, deberá triplicar su capacidad industrial en los próximos años.
Para cumplir con esos retos, la empresa estatal invertirá este año cerca de 6.000 millones de dólares, 35 por ciento más que en 1996.
Además espera atraer a los inversionistas para que antes de que termine el año las petroquímicas reciban un impulso financiero, gracias a una ley que permitirá al sector privado controlar 49 por ciento de ese sector.
Jesús Reyes Heroles, secretario de Energía, explicó que el plan del gobierno es que Pemex se concentre en actividades de exploración, producción, procesamiento y refinación de crudo, para que logre en los próximo años rendimientos similares a los de 1996.
Ronald George, vicepresidente del Instituto Canadiense de Investigación Energética, opina que la apertura de la industria petrolera mexicana a capitales extranjeros es inevitable a largo plazo, pues México necesitará mayores inversiones para mantener su actual nivel de competitividad.
Gracias a la elevación de los precios internacionales del barril de crudo, que llegaron a un promedio de 18,9 dólares -21 por ciento más que en 1995-, 1996 fue, según los analistas, el mejor año del sector petrolero mexicano en la última década.
Con ventas externas por 1,5 millones de barriles por día, México es uno de los principales abastecedores de petróleo en el mundo.
Cerca de 80 por ciento de la producción la vende a Estados Unidos, ocho por ciento a Europa, siete por ciento a América Latina y cinco por ciento a Asia.
Las utilidades petroleras significaron 40 por ciento de los ingresos del sector público en 1996, la mayor contribución en los últimos seis años.
Pemex es actualmente la "caja grande" del gobierno y eso no se quiere perder, señaló el analista Leopoldo Eggers. (FIN/IPS/dc/dg/if-ip/97)
