MERCOSUR: El poder del más fuerte provoca un terremoto

La decisión unilateral de Brasil, que rige desde hoy, de limitar el régimen de financiación de las importaciones, provocó un terremoto en el Mercosur y colocó en primer plano la ausencia de un tribunal supranacional independiente.

El gobierno de Brasil dispuso el pago al contado de las importaciones con financiación inferior a los 360 días. Quedan exceptuadas las compras de petróleo y derivados y las importaciones por valor no superior a 10.000 dólares.

La administración de Fernando Henrique Cardoso argumentó que de no tomarse esa medida, Brasil terminaría 1997 con un fuerte déficit comercial. También invocó la necesidad de acelerar la producción industrial, evitar el desempleo y mejorar la competitividad.

El principal afectado es Argentina, cuyas exportaciones hacia Brasil podrían verse afectadas en unos 4.000 millones de dólares.

Las ventas argentinas a Brasil superaron en 1996 los 6.500 millones de dólares y casi 75 por ciento de ellas estan incluídas en las restricciones decretadas ahota.

El ministrio de Economía de Argentina, Roque Fernández, llegará este martes a Brasilia para entrevistarse con su colega Pedro Malán e iniciar un camino que, según fuentes oficiales argentinas, puede determinar una solución al diferendo.

Pero aunque la solución se alcance, el problema para el Mercosur (Mercado Común del Sur) parece ubicado en un terreno diferente al económico. En efecto, una decisión unilateral similar exigió en 1996 una negociación de casi cinco meses dentro del bloque.

El Ministro de Economía de Uruguay, Luis Mosca, dijo este lunes que el de Brasil es "un problema conocido" y recordó que en 1996, el gobierno de Cardoso también restrigió las importaciones en forma unilateral, lo que perjudicó a exportadores locales hasta el mes de julio.

Mosca manifestó confianza en que el problema se resuelva "en los próximos días", pero también señaló la necesidad de debatir en el plano político "si Brasil está en condiciones de liderar un proceso de integración".

El presidente argentino Carlos Menem predijo que se encontrará solución al caso. "Hay que mantener la calma" hasta la próxima semana, ya que "la sangre no llegará al río", agregó.

"No entiendo lo que quiso decir", porque la medida rige desde hoy y afecta las exportaciones, señaló Mosca al ser consultado sobre las expresiones de Menem.

La decisión de Brasil creó entre los empresarios uruguayos la misma preocupación que en 1996, cuando varias de las tambaleantes empresas locales estuvieron al borde del abismo debido a la abrupta modificación de las reglas para el ingreso de importaciones en el mercado brasileño.

Brasil compró el último año productos uruguayos por 831 millones de dólares, una cantidad equivalente a 34,7 por ciento de las exportaciones totales de este país.

Los sectores más afectados en Uruguay por la limitación del crédito a las exportaciones son el textil, que en 1996 exportó a Brasil por 39,9 millones de dólares, y el lácteo, cuyas ventas al país vecino sumaron 107,6 millones de dólares.

El ex canciller uruguayo Sergio Abreu, uno de los gestores del tratado que dio nacimiento al Mercosur, cuestionó con dureza la decisión de Brasil.

Abreu dijo a IPS que este es el momento adecuado para insistir con la creación de un tribunal supranacional de resolución de controversias que actúe por encima de la presión de los poderosos en el Mercosur.

El bloque cuenta con un protocolo de solución de controversias, pero, a juicio de Abreu, sería preciso también poner en funciones un órgano independiente para dirimir los conflictos entre los estados.

Argentina, Brasil y Paraguay han impulsado alternativamente la creación de un tribunal supranacional, pero Brasil se opone.

"Se requiere firmeza, porque no es posible que en el Mercosur Brasil haga lo que quiere, Argentina lo que puede y Uruguay y Paraguay" se limiten a decir "qué es a lo que aspiran", observó Abreu.

El ex canciller uruguayo es consultor en materia de integración de varias empresas locales e internacionales y es uno de los árbitros designados dentro del mecanismo para la solución de las controversias.

"Sin Argentina y Brasil no hay mercado, sin Paraguay no existe la globalidad geográfica y sin Uruguay no existe seguridad jurídica" en el Mercosur, argumentó.

La diferencia entre los intereses pagados por las compras financiadas en el exterior y las tasas internas estimulaba hasta este lunes en Brasil importaciones con fines especulativos.

En efecto, los importadores brasileños lograban plazos de pago de seis meses para adquirir bienes en el exterior que luego vendían al contado en el mercado interno.

El largo plazo con que contaban para pagar los productos importados les permitía colocar el dinero obtenido en la plaza local, a alto interés, asegurándose de ese modo un beneficio adicional. (FIN/IPS/rr/ff/ip if/97

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