MERCOSUR: Brasil pone a prueba solidaridad entre socios

La decisión brasileña de restringir la financiación de importaciones somete al Mercosur a otra prueba de solidaridad, ante el gesto defensivo de un miembro que agrede al conjunto de las exportaciones de los socios.

La instancia política fue nuevamente llamada a dirimir el choque de intereses. El ministro de Economía de Argentina, Roque Fernández, empieza la negociación de un tratamiento especial para el bloque, en visita a Brasilia el martes próximo.

"La medida es financiera, no comercial", argumentan autoridades económicas brasileñas, ante las reacciones de los socios del Mercosur, sacudidos por nuevas decisiones unilaterales de Brasilia que afectan duramente su acceso al gran mercado vecino.

Las quejas van más allá de la cuestión comercial. Se trata de una actitud hacia la integración y los socios que comparten un destino, ya que nuevamente no hubo consultas ni aviso previo, lamentó el responsable comercial de la embajada de Uruguay en Brasil, Ricardo Nario.

Para su país, la exigencia de pago al contado de importaciones financiadas a un plazo de hasta 180 días afecta 90 por ciento de las exportaciones a Brasil, que en el año pasado alcanzó 811 millones de dólares, estimó el diplomático.

Uruguay exporta a Brasil principalmente productos lácteos, textiles, arroz, carne y vehículos, la mayor parte financiada de 30 a 180 días, agregó. Se trata del mayor mercado externo para las exportaciones uruguayas, absorbiendo 34 por ciento del total.

La medida brasileña, adoptada el martes pasado, exige que los importadores liquiden el cambio referentes a compras financiadas a 180 días antes del fin del plazo acordado. Abrió excepciones para importaciones de hasta 10.000 dólares, para créditos de más de 360 días y para el petróleo y derivados.

Argentina se beneficia por la exclusión del petróleo, importante rubro en sus ventas a Brasil, y también por bienes de capital, en general financiados a más de 360 días.

Pero la Unión Industrial Argentina ya calculó que se verá afectada la mitad de las exportaciones de ese país a Brasil que, según estadísticas brasileñas, sumaron 6.776 millones de dólares en 1996.

La decisión brasileña encarecerá, por ejemplo, las importaciones de trigo y automóviles, otros rubros que encabezan las ventas argentinas. El algodón, otro producto crecientemente importado desde Paraguay y Argentina, también sufrirá los efectos de la medida.

Dirigentes empresariales estimaron que los costos subirán de 0,5 a dos por ciento, en el caso de automóviles, hasta siete por ciento en algunos productos, porque los importadores tendrán que buscar crédito en el país a intereses mucho más elevados.

Los socios deben reclamar que el Mercosur sea excluido de la medida brasileña, adoptada para contener un déficit comercial que debe superar 3.000 millones de dólares en este primer trimestre, después de ascender a 5.539 millones en todo el año pasado.

Se trata de prevenir un deterioro de las cuentas externas que pueda escapar al control, ya que se espera en este año un saldo negativo de más de 30.000 millones de dólares, por una concentración de pagos del servicio de la deuda.

La disyuntiva planteada a los socios del Mercosur es pelear por la mantención de las reglas vigentes hasta la semana pasada en el comercio dentro del bloque o aceptar un sacrificio en favor de la estabilidad en el socio mayor, ya que una crisis financiera en Brasil resultaría devastadora para todos.

La posición de Brasil se ha visto debilitada por los sucesivos cambios adoptados, desconociendo acuerdos de consulta previa y los daños que sufren sus socios.

Aún están pendientes varias controversias, especialmente con Argentina, por incentivos fiscales ofrecidos por el gobierno brasileño para atraer inversiones de la industria automotriz y por exigencias sanitarias a alimentos y medicamentos importados.

Pero Brasilia cuenta a su favor con los datos del comercio dentro del bloque. El año pasado Brasil tuvo un déficit de 1.605 millones de dólares con Argentina y de 121 millones con Uruguay.

Sólo obtuvo superavit con Paraguay, de 774 millones de dólares, pero eso no incluye las importaciones informales que por lo menos un millón de brasileños realizan regularmente desde la fronteriza Ciudad del Este, sumando muchos miles de millones de dólares cada año.

La medida sólo busca neutralizar una ventaja de los importadores, representada por la financiación a plazos más largos e intereses muy inferiores a los del mercado interno, argumentan los directores del Banco Central.

Anular esa especie de "dumping financiero", que distorsiona las condiciones de competencia con productos nacionales, era un reclamo de varios sectores, desde productores de frutas y algodón hasta la industria textil.

El gobierno brasileño ya había restringido la financiación de la importación en varios rubros.

Ahora extendió la medida a dos tercios de las importaciones, como una forma considerada inteligente de contenerlas sin devaluar la moneda ni elevar los intereses, alternativas de efectos más negativos para la inflación y el crecimiento económico. (FIN/IPS/mo/ag/if/97

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