JAMAICA: Cada vez más homicidios desangran al país

Jamaica es el segundo país del mundo en materia de tasa de homicidios, según el último informe del Banco Mundial al respecto, lo cual generó un debate nacional sobre las causas de tal grado de violencia en una sociedad tan pequeña.

Según el informe, la tasa anual de asesinatos de Jamaica de la presente década se mantiene en 70 por 100.000 habitantes, detrás de Colombia, con 89,5, pero muy por delante de Brasil, que le sigue en la región de América Latina y el Caribe con 19,7.

México, Venezuela, Trinidad y Tobago y Perú son los siguientes países en la hominosa lista, con entre 11 y 18 asesinatos anuales cada 100.000 habitantes.

El jefe de la policía de Jamaica, Francis Forbes, replicó que la tasa de homicidios del país era, en realidad, de 35 por 100.000. Pero ni aun así esta isla del Caribe septentrional con 2,5 millones de habitantes perdió posiciones en la lista.

"Existen señales de que las pandillas controlan virtualmente amplias zonas de las ciudades, disparan a discreción y siembran el terror entre la gente", dijo el periodista Desmond Richards.

Pero también es causa de preocupación la guerra no declarada entre facciones armadas de los tres principales partidos políticos, que se agrava en las campañas electorales. Las próximas elecciones generales están previstas para 1998.

"Los crímenes políticos van en aumento. Sean cuales fueren los motivos, las víctimas tienen, en estos casos, vínculos con el mundo político y, a medida que se acercan las elecciones, los asesinatos adquirirán más sabor político", dijo el criminólogo Tony Harriot.

En la campaña electoral de 1980, consideradas las más sangrientas hasta ahora, fueron asesinadas más de 800 personas. El año pasado no hubo comicios pero se asesinó a 925. Y, hasta mediados de marzo de 1997, habían sido asesinadas 180 personas.

Durante varios años, la policía aseguró que las riñas privadas eran el principal motivo de estos crímenes. Pero eso ha cambiado. En 1996, los tiroteos entre pandillas ocasionaron 368 muertes, 42 por ciento del total, mientras los problemas domésticos fueron la causa de apenas 188.

En 625 de los 925 homicidios se empleó armas de fuego.

El asesinato reciente de Clinton Davy, dirigente del gobernante Partido Nacional del Pueblo (PNP), demuestra a qué punto llegaron las enemistades generadas por el tradicional sistema de clientelismo en la vida política jamaiquina.

Davy, propietario de caballos de carrera y centros de esparcimiento, ganó un contrato multimillonario y se hizo cargo de trabajos de limpieza encargados por el estado. Pero los simpatizantes del Partido Laborista (JLP) advirtieron que no podrían obtener empleo en esa obra.

La tensión aumentó. Davy, al final, recibió 19 balazos. Se dijo que fue asesinado porque el modo en que contrató el personal de la obra.

Aun los adversarios del PNP, como el líder del JLP, Edward Seaga, y el del Movimiento Democrático Nacional (NDM), Bruce Golding, condenaron rápidamente el asesinato.

Pero eso no fue suficiente para tranquilizar a la sociedad jamaiquina. Algunos simpatizantes del JLP debieron mudarse debido a las amenazas que recibieron tras el asesinato.

El homicidio de Davy dejó en evidencia, una vez más, que el clientelismo domina la política jamaiquina. Para obtener votos, los dirigentes no tienen mucho más que prometer que un trabajo aquí o un contrato allí, según los observadores.

Muchos políticos rechazan públicamente esas prácticas y se comprometen a hacer todo a su alcance para acabar con la espiral de asesinatos sin sentido.

El primer ministro de Jamaica, Percival Patterson, propuso a la Comunidad del Caribe (Caricom) y Estados Unidos la firma de un tratado para frenar el flujo ilegal de armas en la región.

Patterson pretende que el convenio se concrete en la reunión entre los gobernantes del Caribe con el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que se celebrará en Barbados en mayo.

El tratado sería complementario con la lucha de Washington contra el flujo de drogas hacia el país norteamericano a través de la región, según el gobernante jamaiquino.

"Al combatir el narcotráfico, Estados Unidos apunta contra los países productores. Al combatir el problema de las armas, tenemos derecho a esperar la máxima cooperación del principal país productor", sostuvo Patterson. (FIN/IPS/tra-en/lda/cb/mj/ip pr/97

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