HONG KONG: Funcionarios coloniales zarpan con toda la pompa

Funcionarios coloniales retirados y sus familias zarparon hoy de Hong Kong y pusieron proa a Gran Bretaña en el lujoso transatlántico Oriana. Disfrutan así de uno de los últimos privilegios que les quedan: el crucero de regreso.

Esta prebenda, que se remonta a la época de esplendor del Imperio Británico, permite a los funcionarios en el extranjero de más de 50 años de edad o con más de 15 de servicios retornar a su patria con toda la pompa a expensas de los contribuyentes del enclave, a un costo de alrededor de 1,4 millones de dólares.

Tres cruceros de lujo habrán zarpado de Hong Kong en los últimos días del régimen colonial. El Canberra, que llevó a los australianos a su patria, se dirigió allí a principios de febrero.

El Oriana, con 53 funcionarios y 73 familiares a bordo, amarrará en Borneo, Singapur, Mauricio, Ciudad del Cabo, Cabo Verde y Tenerife antes llegar al puerto británico de Southampton. El Queen Elizabeth II zarpará este sábado y pasará por Bangkok, Dubai y el mar Mediterráneo con 32 funcionarios y sus familias.

El último gobernador británico de Hong Kong, Chris Patten, abandonará el enclave a bordo del buque real Britannia en la medianoche del 30 de junio en compañía del príncipe Carlos y el comandante de las fuerzas de Gran Bretaña en la colonia, general Bryan Dutton.

Ese viaje, al contrario de los anteriores, será solventado por los contribuyentes británicos.

Los contratos de los últimos funcionarios coloniales incorporados no incluyen el beneficio del crucero, debido a las protestas que se registraron en Hong Kong en diciembre de 1984.

Los legisladores locales, además, se han quejado de que muchos que ya han regresado a Gran Bretaña por otros medios viajan nuevamente a Hong Kong solo para tomar el crucero antes de que la colonia vuelva al dominio de China el 30 de junio.

Pero la administración colonial ha rechazado la posibilidad de negar el privilegio a aquéllos, a pesar del alto costo del viaje.

La Asociación de Funcionarios Civiles Expatriados (AECS) afirma que aun aquéllos que se retiren del enclave después del traspaso podrán tomar el crucero de regreso, si sus contratos les reconocen ese derecho.

Pero la oposición de Hong Kong a la prebenda convierte en incierto el futuro de quienes queden en territorio chino después del 30 de junio.

El beneficio costará a los contribuyentes del enclave casi 1,4 por ciento en el año fiscal 1996-1997, con la partida de 272 funcionarios y 91 integrantes de sus familias, cuando en el año anterior regresaron apenas 34 funcionarios y 34 familiares.

Un portavoz del gobierno dijo que unos 800 funcionarios tienen derecho al crucero cada año, pero agregó que solo un tercio de éstos solicita el privilegio.

Este año se produjo un gran éxodo de empleados coloniales, a medida que Hong Kong constituye su propio funcionariado público.

La nómina de socios de la AECS cayó de más de 800 hace dos años a 400 en la actualidad, muchos de los cuales prevén su retorno a sus países de origen antes de la entrega del enclave. Gran cantidad de policías expatriados anunciaron que lo harán este año.

Casi 50 funcionarios civiles expatriados fueron degradados y la moral entre ellos es baja, porque bajo el dominio chino tendrán pocas posibilidades de ascenso. Hong Kong pagará 64,6 millones de dólares de indemnizaciones a quienes se vean obligados al retiro.

El servicio civil de Hong Kong se compuso casi por completo de británicos hasta la década del 60, cuando el régimen colonial comenzó a contratar a naturales del lugar en los niveles más bajos del escalafón. Pero ahora son los no chinos quienes se quejan de "discriminación".

Cada uno de los funcionarios británicos recibirá casi 220.000 dólares, se retire o no, en compensación por la pérdida de categoría y protección que sufrirán bajo el nuevo régimen de gobierno.

Los empleados administrativos y policías que no conocen en profundidad el idioma chino son los que sufren más presiones para abandonar sus cargos.

Muchos preferirían tomar el dinero e irse, pues prevén que las condiciones de trabajo y los beneficios no serán tan atractivos bajo el nuevo régimen. Otros temen que una gran devaluación del dólar de Hong Kong aniquilará sus fondos de pensión, o que China no pagará en tiempo y forma.

También se pronostica un aumento de la politización del servicio civil, pues Beijing anunció que todos los funcionarios deberán mantener fidelidad a la "legislatura provisional" que responde al gobierno comunista.

Se han establecido planes especiales para aquellos que desean quedarse, muchos de los cuales se casaron con hombres o mujeres de Hong Kong, en caso que la situación empeore después del traspaso del poder.

Los niños, frecuentemente, son enviados a estudiar al extranjero, y muchos funcionarios del régimen colonial naturales de Hong Kong han tratado de obtener un pasaporte de otra nacionalidad. (FIN/IPS/tra-en/ap/ys/ral/mj/ip/97

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