Las luchas internas del movimiento Lavalas debilitaron el gobierno de Haití, advirtió el presidente René Préval.
"El gobierno tenía su fortaleza en los intereses políticos" comunes de la coalición, dijo Préval en la celebración del primer aniversario de su presidencia. Pero ahora, cada pequeño partido planea lanzar sus propios candidatos para las elecciones senaturiales y locales el mes próximo.
"Si la coalición que generó estos líderes deja de existir, es evidente que su capacidad para gobernar se verá perjudicada", agregó.
Préval admitió que las grietas en la coalición gobernante fueron evidentes cuando el primer ministro Romy Smart se hizo cargo del poder en marzo de 1996.
Lavalas "se ha debilitado por divisiones internas", se lamentó el presidente. "Hemos tenido la formidable tarea de recrear un país que hasta ahora fue gobernado por déspotas", recordó.
"Debimos asumir decisiones como la modernización del aparato del estado y la estructura de la economía. No hemos tenido tiempo para ver los resultados, pero están en camino", añadió Préval.
El mandatario manifestó su respeto por la variedad política de Lavalas, pero advirtió que los votantes eligieron parlamentarios para que cumplieran un mandato político y no simplemente para ceñirse a la línea de sus partidos.
Préval afirmó que su meta es cumplir con su mandato a través de la constitución de una mayoría capaz de aprobar un programa incluido en un presupuesto y otras leyes.
En círculos políticos se ha especulado con posibles cambios en el gabinete, pero Préval declaró la semana pasada que el cambio de viejos ministros no necesariamente mejoraría la efectividad del gobierno.
Lo que se requiere es, dijo, "suficiente unanimidad entre el ejecutivo y el legislativo para desarrollar un programa y acabar con la parálisis del gobierno".
Préval recordó que, cuando intentó lograr en Lavalas un acuerdo sobre un programa de gobierno tras su elección en diciembre de 1995, los partidos de la coalición se embretaron, en cambio, en una lucha sobre las designaciones a cargos de gobierno.
El propio presidente se declaró dispuesto a asumir un compromiso, ansioso por impedir la confusión que originaría un cambio de mando.
El primer ministro, Romy Smarth, cuya renuncia es pedida por organizaciones populares y destacados parlamentarios, dijo a IPS que no tendría inconvenientes en abandonar el gobierno si eso mejora la eficiencia del gobierno y las relaciones con la comunidad financiera internacional.
Pero Smarth aclaró que no renunciaría si solo es para resolver diferencias personales entre grupos políticos.
Organizaciones populares presionan al gobierno para que reduzca los precios de artículos esenciales.
La Coalición contra el Fondo Monetario Internacional, alianza de grupos sociales que convocaron una exitosa huelga general el 16 de enero para exigir la disolución del gobierno y cambios a la política económica, prevé emplazamiento de barricadas en grandes avenidas y actos de desobediencia civil la semana próxima.
"El gobierno debería invertir en la producción nacional y protegerla a través de impuestos que desincentiven la venta de productos importados. También debería fijar los precios de bienes esenciales y controlar el lucro marginal de esas mercaderías", postuló Yves Sanon, dirigente de la coalición.
Además de los desórdenes que se registrarán en marzo, que podrían tener impacto negativo en la economía, el gobierno debe resolver los problemas de seguridad que produjo el surgimiento de las pandillas, especialmente en los vecindarios más pobres en el sur de Puerto Príncipe.
Préval también deberá afrontar el empeoramiento de la relación con la vecina República Dominicana acerca de la deportación de entre 5.000 y 10.000 haitianos por problemas migratorios. (FIN/IPS/tra-en/imc/pz/mk/mj/ip/97