Estados Unidos pagará la semana próxima 700 millones de dólares que adeuda a la Asociación Internacional para el Desarrollo (IDA) del Banco Mundial (BM), según anunció una autoridad del departamento del Tesoro.
IDA es la agencia del Banco Mundial que asigna créditos blandos a los países más pobres del mundo.
En opinión de voceros del Banco Mundial, la medida es "un primer paso positivo" para abrir el camino a las compañías estadounidenses a las licitaciones de la IDA y resolver una extensa disputa entre Estados Unidos y los otros contribuyentes del organismo.
Las compañías de Estados Unidos no pueden competir para obtener nuevos contratos de bienes y servicios en proyectos financiados por la IDA, porque Washington no realizó su contribución a IDA-11, la refinanciación del fondo que comenzó en octubre y durará tres años.
Más aún, Estados Unidos tiene todavía que pagar sus deudas a la IDA-10.
Debido a la falta de aportes estadounidenses, los restantes donantes establecieron un fondo de emergencia de 3.300 millones de dólares para financiar a IDA-11 en su primer año.
La prohibición de participar en las licitaciones dejó a la IDA en medio de una disputa entre el Congreso de Estados Unidos y los otros 35 contribuyentes del organismo.
Los representantes europeeos sostuvieron que la prohibición era justa y que Estados Unidos no debía beneficiarse de la IDA-11 hasta que pagara lo que debía. Sin embargo, el Congreso norteamericano se negó a pagar las deudas hasta que la prohibición sea retirada.
Las partes parecen haber cedido luego de una reunión el 6 y 7 de febrero en París. Europa aceptó aplazar proyectos por mil millones de dólares -la tercera parte del fondo- para que las compañías estadounidenses puedan participar en el negocio si Washington paga sus deudas antes del 30 de septiembre.
La intención era dar tiempo a la administración del presidente Bill Clinton para convencer al Congreso. El legislativo no objetó la liberación de 700 millones de dólares.
La cantidad cubrirá la deuda que tiene el país con la IDA-10, excepto 234,5 millones de dólares que restan, de los 3.700 millones de dólares que la administración de George Bush había prometido.
Aún no se sabe si el Congreso aceptará la solicitud de Clinton de 1.035 millones de dólares para cubrir las deudas que restan y aportar 800 millones para la IDA-11.
Ello representa una disminución de la participación de Estados Unidos en la financiación de la IDA de 20 a 14 por ciento, debido a su falta de aportes durante el primer año.
Pero el total aseguraría que Estados Unidos cubra 20 por ciento de la financiación para el año fiscal de 1998.
Si el Congreso acepta el desembolso, los otros donantes eliminarán el fondo interino y permitirán a las compañías de Estados Unidos presentar ofertas en las licitaciones para los proyectos de la IDA.
Sonny Callahan, presidente republicano del subcomité de asignaciones de la Cámara de Representantes, sostiene que los donantes deben levantar la prohibición antes que el dinero de Estados Unidos sea asignado para el año fiscal de 1998.
El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, es el encargado por la administración de Clinton para convencer al Congreso de pagar las deudas con el Banco Mundial, los bancos de desarrollo de Asia y Africa, y la Organización de Naciones Unidas.
Rubin argumenta que lo que está en juego no se limita a las exportaciones estadounidenses. Washington arriesga perder su influencia sobre las instituciones si no cumple con sus obligaciones financieras, expresó ante la prensa.
James Orr, director ejecutivo del comité de Bretton Woods, sostiene que "la financiación de proyectos de infraestructura física y social de la IDA en los países en desarrollo, ayuda a consolidar los mercados del futuro para los exportadores estadounidenses".
"Veinte países que recibían préstamos de la IDA están creciendo a un ritmo que ya no necesitan los recursos del organismo", agrega. "Las exportaciones de Estados Unidos a estos países fueron superiores a 60.000 millones de dólares en 1995". (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/aq-jc/if/97