Desde hace casi cuatro años, el cuerpo embalsamado de Ferdinando Marcos yace en una cripta climatizada, bañado por tenues luces para que los visitantes lo puedan apreciar en el mausoleo de su pueblo natal al norte de Filipinas.
El gobierno filipino pensaba que el retorno del cadáver de Marcos en 1993 terminaría con años de debates sobre la conveniencia del retorno al país de sus restos y su familia.
Pero el fantasma de Marcos volvió para acosar al gobierno del presidente Fidel Ramos, que resiste la presión para que el dictador sea enterrado en un cementerio nacional reservado para héroes, personas destacadas y militares.
El tema del entierro de Marcos se reavivó a principios de marzo, cuando la compañía de electricidad cortó la energía del mausoleo luego que su familia dejara de pagar las cuentas que ascendían a 215.380 dólares.
Las cuentas de 1996 las pagó el alcalde del pueblo de Batac, Jesús Nalupta, en la provincia natal de Marcos, Ilocos.
La viuda del dictador y actual congresista, Imelda Marcos, se refirió al corte de energía como "la opresión de los muertos".
Desde su piso en un elegante rascacielos del distrito financiero de Manila, sostuvo que no tiene dinero para pagar las cuentas de energía desde que el gobierno confiscó los bienes de la familia.
Aseguró que cuando Ramos fue electo presidente en 1992, firmó un pacto que permitiría el entierro de su esposo en el Cementerio de los Héroes en Manila.
Una amnistía concedida para pagar las cuentas atrasadas restauró en pocos días la energía del mausoleo, pero Imelda Marcos ya había desatado una tormenta política.
Sostiene que no aceptará nada menos que un entierro de héroe para su esposo, quien murió en el exilio en Hawaii en 1989. El miércoles expresó: "Marcos no es una broma. Marcos no es un juguete".
"Es mi deber enterrar a los muertos, es lo correcto, humano, sagrado, legal. ¿Cuál es el problema?", preguntó al periodismo con lágrimas en los ojos.
El problema es que los filipinos siguen divididos sobre el legado de Marcos, que fue electo presidente en 1965 pero declaró la ley marcial para permanecer en el poder.
Luego de acumular una fortuna personal de miles de millones de dólares, su corrupto gobierno terminó en 1986 cuando la revolución del "Pueblo al Poder" lo obligó a exiliarse.
La semana pasada Ramos declaró que Marcos no podría ser enterrado en el cementerio de los héroes por el momento porque el "tema sigue dividiendo" al pueblo.
Añadió que Marcos podría ser enterrado en Manila, pero no en el cementerio de los héroes. El tema tiene que ser autorizado por una comisión y no sólo por el presidente, sostuvo.
"La administración de Ramos se halla en esa zona ambigua donde estamos preparados para enfrentar el futuro pero seguimos indecisos sobre el pasado", opinó el analista político Alexander Magno.
Algunos de los ex aliados de Marcos advierten a Imelda que no presione con el tema y que se abstenga de utilizar al cuerpo de Marcos como capital político.
El ex ministro de Trabajo y ahora senador Blas Ople dijo: "Es un héroe para algunos y un tirano para otros. Espero que la familia Marcos pueda resolverlo sin convertirlo en un tema político polémico".
Otro ex partidario, el ex ministro de Defensa y ahora senador Juan Ponce Enrile, sostuvo que Marcos merece ser enterrado como héroe porque fue presidente y soldado.
"¿Si un perro está enterrado en el Cementerio de los Héroes, por qué no se permite el entierro de un ex presidente?", preguntó Enrile. Se refería a un perro detector de bombas enterrado en el cementerio durante el gobierno de la presidenta Cory Aquino, que sucedió a Marcos.
La familia Marcos es criticada porque decidió exhibir el cuerpo de Marcos al estilo de Mao Zedong en China y Ho Chi Minh en Vietnam, aunque en menor escala.
Si Ferdinando Marcos hijo pudo pagar la campaña nacional para acceder al Senado en 1992, "¿por qué no puede pagar la energía eléctrica para su padre?", pregunta Magno.
En varias ocasiones, el hijo y el yerno de Marcos contribuyeron con pequeñas cantidades para pagar la energía del mausoleo, estimada en 461 dólares por mes.
El alcalde del pueblo natal de Marcos rogó a la compañía de electricidad que demostrara su "respeto y gratitud" hacia el ex presidente restaurando la energía en el mausoleo.
El alcalde Nalupta informó a la compañía que Imelda Marcos pagaría por la electricidad luego de un mes, pero un vocero de la ex primera dama desmintió la versión.
El alcalde propuso que el mausoleo cobrara la entrada para conseguir el dinero pero Imelda opinó que la idea era de mal gusto. La mayoría de los filipinos es del mismo parecer sobre la macabra exhibición de los restos de Marcos.
La controversia en el último capítulo de la saga de Marcos, todavía enciende las esperanzas de sus partidarios. "Quizá los filipinos hayan perdonado al presidente Marcos", dijo el congresista Mariano Tajón. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/aq-jc/ip/97
