ESTADOS UNIDOS: Proceso de transparencia de la CIA se detiene

El retiro de la candidatura de Anthony Lake a la dirección de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) frena el proceso de transparencia y apertura en curso en esta organización de espionaje, afirmaron expertos.

La renuncia de Lake, quien había sido propuesto por el presidente Bill Clinton, fue forzada por la derecha del Partido Republicano, que contó con la ayuda de agentes de la CIA sancionados por operaciones desatinadas en el extranjero, en especial en América Latina, según distintas versiones.

El episodio constituye una nueva señal del retroceso de la agencia, que continúa inmersa en la más severa crisis de su historia.

Lake, quien fue asesor de Seguridad Nacional en el primer período de Clinton, abandonó este lunes la carrera hacia la dirección de la CIA, cansado de tres largos meses a la espera de que el Comité de Inteligencia del Senado le confirmara en el cargo.

El presidente trató de revertir su decisión, pero Lake se manifestó hastiado de que los legisladores de la derecha republicana que controlan el comité le trataran como "el oso bailarín de un circo político".

El ex funcionario soportó tres días de críticas continuas en el Congreso la semana pasada, en particular relacionadas con las contribuciones extranjeras a las campañas electorales de Clinton y legisladores del Partido Demócrata en el gobierno.

Nadie logró demostrar que Lake hubiera tenido participación ni conocimiento de las prácticas presuntamente corruptas hoy bajo investigación del Congreso.

Pero varios legisladores opinaron que, si estos incidentes ocurrieron mientras Lake dirigía el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), no es la persona indicada para dirigir una agencia de inteligencia con 10.000 funcionarios.

En cambio, influyentes senadores republicanos, entre ellos los considerados expertos en seguridad nacional, respaldaban su nominación pues entendían que tras cuatro años al frente del NSC conocía las prioridades de la agencia a la luz del fin de la guerra fría.

Cuando advirtieron que la candidatura de Lake corría sobre seguro, sus enemigos intentaron dar largas al asunto. Uno de ellos, el senador por Alabama Richard Shelby, preside el comité, lo que fue fundamental para el éxito de esta estrategia.

Lake fue el quinto nominado para la dirección de la CIA en cinco años. Se había comprometido a permanecer en el cargo, si lo ocupaba, hasta después del 2000, con el fin de dar estabilidad a una agencia abatida por una serie incesante de escándalos.

Algunos funcionarios retirados o en actividad del Directorio de Operaciones (DO), órgano de la CIA a cargo de operaciones encubiertas y reclutamientos en el extranjero, prestaron ayuda a la derecha republicana para desacreditar a Lake, según expertos.

"Ellos se opusieron a él desde el principio", explicó Peter Kornbluh, experto del Archivo de Seguridad Nacional, una entidad independiente. Casi todos los desatinos de la CIA desde mediados de la década del 70 tuvieron su origen en el DO.

Lake tuvo un papel central en el levantamiento del secreto de documentos de la CIA referidos a las actividades de la agencia en El Salvador y otros países de América Central durante la sangrienta década del 80.

"Lake era un aperturista, lo cual no era del agrado" de los integrantes del DO, sostuvo Kornbluh. Sus antecedentes políticos también generaban molestias entre los veteranos de la CIA y la derecha en el Congreso.

En 1970, Lake renunció a su cargo en el NSC, organismo entonces a cargo de Henry Kissinguer, en protesta por la invasión de Estados Unidos contra Camboya.

Además, puso en entredicho la condena contra el diplomático Alger Hiss, acusado en los años 50 por el entonces diputado Richard Nixon y el senador Joseph McCarthy de revelar secretos a la Unión Soviética.

Paradójicamente, Lake asumió el papel de "duro" durante la primera presidencia de Clinton, cuando alentó la intervención de Estados Unidos en Bosnia-Herzegovina, la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y, supuestamente, el uso reiterado de acciones encubiertas.

El último director de la CIA, John Deutch, apercibió a varios funcionarios del DO por delitos cometidos en Guatemala, lo que provocó una "virtual sublevación" dentro de la organización, según fuentes de la agencia.

El más notorio de los últimos escándalos en la CIA fue protagonizado por Aldrich Ames, espía de contrainteligencia que suministró a Moscú durante casi una década los nombres de agentes clave que operaban en el hoy disuelto bloque soviético, muchos de los cuales fueron asesinados.

También se reveló el pago de grandes sumas de dinero a militares y otros funcionarios extranjeros involucrados en violaciones de derechos humanos, como torturas y asesinatos, en América Central y Haití.

En enero, también salió a luz un manual publicado por la CIA en 1983 con instrucciones sobre tortura sicológica y física para extraer información a detenidos. Esta guía habría sido aplicada por al menos cinco países latinoamericanos.

La CIA también perdió posiciones con una serie de expulsiones de agentes en el extranjero, como las sufridas por varios que operaban en Francia, entre ellos uno dedicado a develar los secretos de los negociadores comerciales del país europeo.

Otros agentes fueron expulsados de India e Italia por sus polémicos métodos de reclutamiento, y este mes el gobierno de Alemania frenó una operación contra Irán de la que no se le había informado, según varias versiones.

Los países de Europa oriental también reclaman la reducción de la presencia de la CIA en sus territorios, abultada aun tras el fin de la guerra fría, informó el diario Los Angeles Times. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/mj/ip/97

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