Los malos tratos soportados por un militante de la organización armada ETA detenido por asesinato provocaron hoy la destitución de dos altos funcionarios de seguridad en la ciudad vasca de San Sebastián, en el noreste de España.
El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quien nació, estudió y desarrolló toda su actividad política en San Sebastián, destituyó al delegado de su ministerio en esa ciudad, Angel Goya, y al comisario provincial Emilio Monge.
Goya fue relevado por su responsabilidad política y Monge por ser el responsable directo del ocultamiento de las lesiones sufridas por el etarra Fernando Elejalde a manos de la policía y por ordenar que se le siguiera interrogando en esas condiciones.
Ejalde, acompañado por otros dos etarras que lograron huir, mató el día 11 a balazos a Javier Gómez Elósegui, psicólogo de la cárcel de Martutene, cuando transitaba por una calle de San Sebatián. El detenido confesó el hecho ante el juez.
Gómez Elósegui era miembro del sindicato LAB, nacionalista moderado y partidario de trasladar a los presos vascos a prisiones cercanas al País Vasco, una demanda persistente de los grupos que pretenden la independendencia de esa región.
Dos policías de civil, que tomaban un café en un bar cercano al lugar de los hechos, se lanzaron en persecución de los atacantes y, tras un forcejeo e intercambio de golpes, lograron reducir y detener a Ejalde.
El caso lo lleva el juez Javier Gómez de Liaño, célebre por haber procesado a altos responsables de la "guerra sucia" contra los independentistas vascos organizada desde el Ministerio del Interior entre 1983 y 1986, cuando gobernaba el socialista Felipe González.
Gómez de Liaño aclaró este lunes que Ejalde no fue torturado ni golpeado mientras estuvo detenido en la comisaría de San Sebastián, de acuerdo con tres informes médicos coincidentes. El primero fue realizado dos horas después de la detención, el segundo, el jueves, y el tercero, el viernes, cuando el acusado fue conducido a Madrid.
Las lesiones se le produjeron en su huída, cuando fue atropellado por un automóvil, y durante el forcejeo e intercambio de golpes con los dos policías que lo detuvieron. Testigos citados por el matutino El País aseguraron que los dos agentes "redujeron a Ejalde con puñetazos y alguna patada, hasta conseguir inmovilizarlo".
No obstante, lo que ahora se discute es qué ocurrió después. Pedro. J. Ramírez, director del matutino El Mundo y amigo personal del presidente del gobierno, José María Aznar, advirtió que "someter a duros interrogatorios por más de 50 horas en comisaría a un individuo con el cuadro de lesiones diagnosticado… es un delito de malos tratos".
Monge, considerado un "policía duro", fue informado por una agente del diagnóstico del preso en la mañana del martes, pero de todos modos ordenó que fuera conducido a la comisaria, en vez de ingresarlo en un hospital.
Además, no transmitió al ministerio de esas circunstancias e incluso después rechazó las críticas y pidió "que Dios ampare a estos políticos de Interior si comienzan a mover las piezas antiterroristas".
Mayor Oreja decidió mover las piezas, empezando por la destitución de Monge, convencido de que toda la acción contra la violencia de ETA y organizaciones afines debe ser tratada dentro de un escrupuloso respeto de la ley y de los derechos humanos.
Mayor Oreja es el ministro mejor calificado por la opinión pública, incluso en el País Vasco. Su gestión fue calificada de muy buena por 11,7 por ciento de las personas encuestadas en esa región del norte por la empresa privada Sigma-Dos después de la detención de Ejalde.
Para 24,7 por ciento de los consultados es "buena", 29,1 por ciento la consideran regular, 10,3 por ciento creen que es mala y 5,7 por ciento la calificaron de muy mala. (FIN/IPS/td/ff/hd/97