EE.UU: Certificación de México resta posibilidades a Chile en TLC

El Congreso de Estados Unidos, furioso porque el presidente Bill Clinton "certificó" a México como aliado en la lucha contra la droga, toma medidas que, con seguridad, dañarán la relación entre ambos países y la estrategia comercial hemisférica de Washington.

El Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes aprobó este jueves, por 27 votos contra cinco, la revocación de la certificación resuelta por Clinton. Una propuesta similar introducida en el Senado será votada la semana próxima.

Al mismo tiempo, 46 diputados de los dos principales partidos, el Demócrata en el gobierno y el opositor Republicano, propusieron una ley denominada "de Responsabilidad en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC)", que, de aprobarse, obligaría a Washington a renegociar el acuerdo.

Según el proyecto, Washington debería renegociar el TLC o retirarse de la alianza si el acuerdo no alcanza "resultados claros y medibles" en materia laboral y ambiental, o si el déficit comercial estadounidense con Canadá y México, los restantes socios del bloque, es "excesivo".

El déficit de Estados Unidos respecto de México alcanzó el año pasado una cifra sin precedentes de 16.200 millones de dólares.

Los impulsores del proyecto consideran que su aprobación será difícil, pero la controversia sobre la certificación de la lucha antidrogas y el debate sobre el TLC mellará las posibilidades de que el Congreso conceda a Clinton la "vía rápida" para ampliar el bloque a Chile y otros países latinoamericanos.

Clinton reveló el 28 de febrero la evaluación anual de su gobierno sobre los esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico de 31 países considerados clave en esa actividad delictiva.

La evaluación requiere del presidente de Estados Unidos la decisión de "certificar" a aquellos países que colaboran con la estrategia antidrogas de Washington y "descertificar" a aquéllos que no lo hacen, que pueden ser sancionados con la pérdida de beneficios económicos o comerciales.

En cuanto a la "vía rápida" ("fast-track"), se trata de la concesión al gobierno por parte del Congreso de la posibilidad de negociar acuerdos comerciales con otros países sin que se requiera la evaluación posterior de sus resultados por parte de los legisladores.

"Drogas y el TLC están relacionados en la mente de la ciudadanía. Considerados juntos, estos dos asuntos podrían abortar la expansión del bloque comercial", dijo John Cavanagh, especialista en comercio del Instituto de Estudios Estratégicos, centro académico crítico del acuerdo norteamericano.

Los problemas comenzaron para Clinton el mes pasado, cuando se supo que Jesús Gutiérrez, el máximo funcionario en la lucha contra las drogas de México, fue arrestado por su presunta colaboración con un cártel del narcotráfico.

En los días siguientes, el diario The New York Times acusó a dos poderosos gobernadores estaduales pertenecientes al gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) de complicidad con narcotraficantes.

A pesar de esos informes, Clinton certificó a México como pleno colaborador en la lucha contra la droga de Estados Unidos.

Los países descertificados corren riesgo de sufrir la cancelación de toda ayuda estadounidense y préstamos propuestos en el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales, donde el voto de Washington es decisivo, y la abolición de beneficios comerciales.

El presidente de Estados Unidos también puede optar por restringir las sanciones por razones de "seguridad nacional".

En el caso de Colombia el año pasado, por ejemplo, Washington se limitó a detener cierta ayuda bilateral y cancelar la visa estadounidense del presidente Ernesto Samper.

El canciller de México, Angel Gurría, alertó que una eventual descertificación, aunque no suponga ningún tipo de sanción, "fracturaría" el vínculo entre los dos países.

El gobierno de Clinton se puso a la defensiva tras la certificación de México, especialmente cuando se supo que las autoridades carcelarias del país latinoamericano facilitaron la fuga del narcotraficante Humberto García Abrego pocos días antes de la decisión de Washington.

Al mismo tiempo, el gobierno de México negó que hubiera acordado con Estados Unidos la extradición de varios narcotraficantes, como informaron fuentes anónimas allegadas a Clinton a los medios de comunicación.

Clinton, que esperaba una visita oficial triunfante a México los días 11 y 12 de abril, ahora afronta una crisis que empeora día a día.

Una señal del pánico de la Casa Blanca fue el repentino y pretendidamente secreto viaje a México este miércoles de una delegación de alto nivel liderada la asesora en materia de seguridad nacional de Clinton, Sandi Berger.

Junto a Berger, se entrevistaron con autoridades mexicanas el enviado especial del presidente para América, Thomas McLarty, y el jefe de la Oficina Nacional de Políticas contra las Drogas del gobierno, general Barry McCaffrey.

La resolución aprobada este jueves por el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes implicaría, de ratificarse, la descertificación de México, aunque sin sanciones.

La secretaria de Estado, Madeleine Albright, había advertido antes de la votación que ello provocaría "una creciente hostilidad de México" y una crisis en "la estabilidad y las relaciones".

En cuanto a las embestidas contra el TLC en el Congreso, no solo está en peligro el vínculo con México, sino también la armonía en el gobernante Partido Demócrata.

El líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Dick Gephardt, y su segundo, el diputado David Bonior, ya marcaron sus diferencias tajantes con el gobierno de Clinton.

Gephardt, considerado el principal rival del vicepresidente Al Gore en su carrera por la candidatura presidencial demócrata en el 2000, anunció que pugnará por fortalecer las normas del TLC en materia laboral y ambiental si Clinton reclama la "vía rápida" para negociar con Chile.

"Antes de ampliar el TLC, debemos arreglar lo que no funciona", alertó Bonior, quien se quejó por el déficit comercial de Estados Unidos, en especial en el sector automotriz, clave en Michigan, su estado de procedencia.

En su campaña a favor del acuerdo en 1993, el gobierno de Clinton pronosticó que el TLC generaría cientos de miles de puestos de trabajo a razón de 20.000 nuevos empleos por cada mil millones de dólares de superávit comercial con México.

Pero el colapso del peso mexicano en diciembre de 1994 provocó una profunda depresión económica de la cual el país latinoamericano apenas comienza a emerger.

En forma inversa a las previsiones de Washington, y de acuerdo con su propia fórmula, el déficit sin precedentes en el comercio con México se debió haber traducido en la pérdida de más de 300.000 puestos de trabajo, ironizó la diputada Marcy Kaptur.

Pero Ira Shapiro, de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, sostuvo que esa fórmula era "completamente falaciosa", y recordó que el desempleo es en la actualidad el más bajo en una década, poco más de cinco por ciento. (FIN/IPS/tra- en/jl/yjc/mj/ip if/97

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