DESARROLLO: La mujer rural, principal víctima del hambre

La mujer rural, en quien recae la responsabilidad directa de proveer de alimentos al hogar en los países en desarrollo, también es la que sufre en mayor medida el hambre y la desnutrición, se señaló hoy en una reunión organizada por FAO.

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) convocó al acto en Roma, con el título "La mujer, protagonista de la seguridad alimentaria mundial", en el marco de debates previos y posteriores al Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de este mes.

El director general de FAO, Jacques Diouf, sostuvo que es preciso reconocer, y por tanto valorar, la participación esencial de la mujer en la producción alimentaria, sobre todo en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos.

Diouf destacó que el Plan de Acción aprobado por la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, realizada en Roma en noviembre, subraya que "la mujer debe recibir la ayuda financiera y técnica que merece y beneficiarse de un marco jurídico, administrativo y social favorable".

También señaló la meta universal de lograr la igualdad de oportunidades entre ambos géneros en materia de empleo, alimentación y en el área de la cultura.

En la ceremonia tomaron parte la titular de la Dirección de la Mujer y la Población de FAO, M.L. Kirvavainen, la senadora y ex ministra de Relaciones Exteriores de Italia, Susana Agnelli, la premio Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini, y la presidenta de la Fundación Juntos para la Paz, Mariapia Fanfani.

Según FAO, las mujeres producen más de 50 por ciento de los alimentos cultivados en todo el mundo, una proporción que en Africa subsahariana aumenta a 60 por ciento y en el Caribe a 80 por ciento. Mientras, las mujeres realizan en Asia más de 50 por ciento del trabajo en el cultivo de arroz.

Los huertos domésticos de Asia sudoriental, el Pacífico y América Latina son algunos de los sistemas agrícolas más complejos conocidos, y las mujeres que los cultivan son herederas de conocimientos tradicionales sobre sistemas alimentarios.

La mujer rural del mundo en desarrollo emplea hasta 16 horas al día produciendo, elaborando, vendiendo y preparando alimentos, recogiendo combustible y agua y realizando otras faenas en el hogar.

Sin embargo, la mayoría de las mujeres no son remuneradas directamente en función del trabajo que realizan.

Más de 70 por ciento de los 1.300 millones de personas que viven en pobreza absoluta son mujeres, de acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo).

La crisis económica de los años 80 en los países del Sur, los programas de reajuste estructural, las luchas armadas y la sequía, afectaron más gravemente a la mujer que al hombre y dieron lugar a "feminización de la pobreza", según la Organización de Naciones Unidas.

Muchas mujeres del campo no tienen tierras o carecen de títulos de propiedad. Los títulos pertenecen al esposo, padres o hermanos, y las mujeres no pueden entonces lograr créditos en fuentes oficiales ni privadas ni formar parte de asociaciones de agricultores.

El hambre y la desnutrición afectan a más de 780 millones de personas del mundo en desarrollo. La mayoría de los necesitados son niños menores de cinco años, mujeres en edad reproductiva, especialmente las embarazadas o aquellas que amamantan a bebés, y los miembros de hogares de bajos ingresos encabezados por mujeres.

La proporción de hogares a cargo de mujeres en las áreas rurales de América Latina y el Caribe es cada vez más significativa, debido a emigración masculina, a conflictos armados y el creciente número de madres solteras.

Mientras que las estadísticas oficiales de los gobiernos colocan el porcentaje de los hogares encabezados por mujer en un 17 por ciento en toda la región,

El Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA) corrigió al alza la cantidad de hogares encabezados por mujeres en el medio rural de América Latina y el Caribe que habían identificado las estadísticas oficiales.

Esas unidades familiares representan 34 por ciento de los hogares rurales de Costa Rica, 48 por ciento en El Salvador, 29 por ciento en Honduras y Colombia, 31 por ciento en Nicaragua, 37 por ciento en Ecuador, 43 por ciento en Perú y 55 por ciento en Venezuela, según el estudio realizado en 1994 por el IICA. (FIN/IPS/jp/ff/dv/97

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