CUBA: Secretos de la guerrilla venezolana contados por generales

Los militares cubanos que en la década del 60 se unieron a guerrilleros en Venezuela pasaron hambre, se encontraron solos más de una vez y fueron acosados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.

Las revelaciones aparecieron este mes en "Desclasificados: Secretos de Generales", una recopilación de 41 entrevistas a militares de alto rango realizadas por el periodista cubano Luis Báez.

El libro, que circula de forma restringida, arroja luz sobre la presencia militar cubana después del triunfo de la revolución de 1959 en Argelia, Argentina, Bolivia, Congo, Guinea Bissau, Nicaragua, Siria, Tanzania, Venezuela, Yemen y, por supuesto, en las guerras de Angola y Etiopía.

Considerado uno de los episodios más silenciados de la presencia cubana en los movimientos guerrilleros de América Latina, el caso de Venezuela tiene al fin reconocimiento oficial, a través del testimonio de dos de sus protagonistas.

"Fueron 14 meses muy tensos, de un contacto permanente" y "en condiciones muy, pero muy desventajosas" con el "contrincante", dijo el general de división Ulises Rosales del Toro, primer sustituto del ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro.

Rosales del Toro, héroe de la República de Cuba y uno de los militares más importantes de la isla, no lamenta la experiencia vivida en Venezuela, que le permitió comprender las razones que llevaron al fracaso y a la muerte a Ernesto Che Guevara en Bolivia.

Para el general de división Raúl Menéndez Tomassevish, uno de los primeros en regresar a Cuba de Venezuela, el final de la historia fue "una demostración más de que Fidel (Castro) no abandona a sus hombres".

La participación de la CIA en el asedio a los insurgentes venezolanos fue descubierta casi por casualidad, cuando tiempo después Tomassevish dirigió las fuerzas que enfrentaron y aniquilaron a grupos anticastristas que desembarcaron en el oriente de Cuba.

Uno de los detenidos, Amancio Mosqueda, conocido entre sus hombres como Yarey, confesó a los oficiales que lo interrogaban que la CIA lo envió a Venezuela junto con otros agentes para matar a los guerrilleros cubanos que operaban en las montañas de ese país.

Rosales del Toro y Tomassevich, seleccionados por el alto mando militar para ser entrevistados por Báez, llegaron a Venezuela alrededor de la dos de la madrugada del 8 de mayo de 1967 y cuatro horas más tarde alcanzaron las montañas.

El grupo estaba integrado por otros dos cubanos, Silvio García Planas y Harley Borges, y por los venezolanos Moisés Moleiro, Héctor Marcano y Eduardo Ortiz Bucaram, dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y por un campesino llamado Aurelio.

Los expedicionarios tomaron rumbo a las montañas del Bachiller, en el oriental estado de Anzoátegui, uno de los tres frentes guerrilleros existentes y que se encontraba en manos del MIR, escindido de Acción Democrática, el partido gobernante en ese momento.

La guerrilla venezolana, derrotada militarmente por las Fuerzas Armadas, actuó desde finales de 1961 hasta 1967 en los frentes de Lara (estado centro-occidental), Falcón (noroccidente) y Bachiller.

"En nuestras mochilas llevábamos dos libras y media (1,13 kilogramos) de comida. Fidel (Castro) nos manifestó que no podíamos llevar un peso mayor a 35 libras, incluyendo el fusil, que pesaba 10, y las balas", dijo Tomassevich.

Con dos libras y media por cabeza de pastillas de sopa, chorizos y jamón, el grupo se internó en las montañas venezolanas en busca de una guerrilla que demoró tres meses y 17 días en aparecer.

"Pasamos mucha hambre. Días enteros sin ingerir ningún alimento…Comíamos todo lo que pudiéramos agarrar. Desde mono y burro hasta serpiente venenosa", aseguró Tomassevich, que dejó Venezuela 10 meses después por culpa de una sopa de gallina descompuesta.

Tomassevich se enfermó gravemente. No podía mantenerse en pie, y fue convencido de marcharse. Salió del país con pasaporte falso, por el aeropuerto internacional de Maiquetía, y viajó a a París, donde lo esperaban personas con instrucciones de Castro.

"Nos habíamos preparado muy bien desde el punto de vista físico, técnico y militar. Sin embargo, los problemas más importantes que allí se desarrollaron para nosotros no fueron los combativos, sino los políticos, los conceptuales", puntualizó Rosales del Toro.

"Creo que para ese tipo de problemas no nos preparamos adecuadamente. Eso nos golpeó", dijo Rosales del Toro, jefe del estado mayor del ejército cubano, miembro del Buró Político del gobernante Partido Comunista y del Consejo de Estado, y diputado al parlamento.

Los cubanos tuvieron que "aceptar que lo más importante no era enfrentar al enemigo, sino convencer a los que dirigían el movimiento guerrillero, desde nuestra posición de simples combatientes, que había que combatir al adversario", agregó.

"Aunque hicimos varias acciones ofensivas muy exitosas en forma de emboscadas, la iniciativa casi siempre estuvo en manos del enemigo", afirmó el militar, en cuya opinión, los guerrilleros venezolanos subestimaban las recomendaciones y concepciones de guerra de los cubanos.

Finalmente, "comprendimos que la posición que adoptaban los guerrilleros venezolanos estaba dada por toda una línea política, de partido, muy interiorizada, que no íbamos a poder transformar", dijo Rosales del Toro.

Pero, ese hombre de origen campesino, que terminó la guerra en Cuba contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959) como soldado y que como soldado marchó a Venezuela, no lamenta su participación en la guerrilla de ese país.

Venezuela fue una escuela. "Me enseñó a comprender el proceso latinoamericano y a entender por qué murió el Che", señaló el general de división, en alusión a las incomprensiones y a la falta de apoyo del Partido Comunista boliviano que halló Guevara en Bolivia.

Rosales del Toro asegura que para los cubanos resultó determinante la presencia de los guerrilleros campesinos venezolanos que en "los momentos más difíciles, que no fueron pocos", los ayudaron a "sobrevivir y orientarse".

"No sólo resultaba sumamente difícil la supervivencia por las dificultades de alimentación, sino que en nuestro romanticismo, queriendo demostrar que se podían resistir los ataques enemigos, en varias oportunidades los cuatro cubanos nos quedamos solos", destacó el general de división.

La Organización de Estados Americanos dispuso en 1967 sanciones contra Cuba, que ya estaba excluida de ese foro, al acoger la denuncia del gobierno venezolano de participación de militares cubanos en la guerrilla que operaba en el país. (FIN/IPS/da/ff/ip/97

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