CUBA: Dudas sobre resultados del turismo ante silencio oficial

El manto de silencio que cubre desde hace semanas todo lo que tiene relación con la industria turística, una de las principales fuentes de ingreso de Cuba, ha generado sospechas de que las realidades no se correspondan con los pronósticos oficiales para el año.

Acostumbrados a la rapidez con que son divulgadas las buenas noticias, observadores locales miran con ojeriza la ausencia de información sobre la cantidad de visitantes, cuando está por terminar la temporada alta del turismo en este país caribeño.

La prensa oficial habla de inversiones con empresas extranjeras, de la inauguración de nuevos hoteles y de los excelentes resultados del año anterior, pero nada se dice del desempeño de la industria este año.

El pasado año superó el millón de visitantes y 1.300 millones de dólares de ingresos brutos.

"Aquí nunca se sabe. El silencio puede ser exactamente por la razón contraria. Puede ser que todo marche bien y, sencillamente, no se quiere despertar grandes expectactivas tan temprano", opinó un funcionario del sector.

Los pronósticos del ministerio cubano del Turismo para la actual temporada alta, que se extiende desde diciembre hasta este mes, son alcanzar la cifra de 450.000 turistas. Para finales de año se prevé llegar a los 1,2 millones.

Sin embargo, expertos locales consideran que la aspiración de mantener un crecimiento medio de 15 por ciento cada año es un deseo demasiado optimista que podría estar alejado de las condiciones reales del sector.

"El crecimiento acelerado del turismo en Cuba partió casi de cero. En la actualidad hay que ser más realistas y conformarse como otros países del área con crecimientos más discretos", según un especialista consultado por IPS.

Entre los puntos flacos del desarrollo del turismo, los especialistas destacan las deficiencias en la esfera de los servicios, que le restan competitividad y mantienen bajos los porcentajes de turistas que deciden regresar a la isla luego de haber transcurrido en ella un período de vacaciones.

Al mismo tiempo, las autoridades han criticado las demoras o falta de calidad en la culminación de obras constructivas que forman parte del proceso inversionista necesario para garantizar el desarrollo intensivo del turismo.

Cuba pretende llegar a finales de este siglo con 49.556 habitaciones, de un potencial estimado de 150.000, para lo cual será necesario duplicar la cifra actual y un desembolso superior a los 2.000 millones de pesos (igual en dólares al cambio oficial).

En busca de financiamiento para el programa de desarrollo, el Ministerio de Turismo mantiene negociaciones con empresarios extranjeros y da luz verde a su política de búsqueda de socios para la formación de asociaciones de diverso tipo con capital extranjero.

Fuentes del Centro de Estudios de la Economía Cubana aseguran que las perspectivas del desarrollo turístico se basan en 67 polos, con un potencial de 200.000 habitaciones, 10 millones de turistas y entre 10 y 15.000 millones de dólares de ingreso anuales.

Al mismo tiempo, economistas reunidos en La Habana a inicios de 1995 alertaron sobre la "inseguridad" de un sector que puede depender de coyunturas políticas o económicas, totalmente ajenas a su desempeño.

La "crisis de los balseros" del verano de 1994, durante la cual se produjo un éxodo masivo de miles de cubanos, provocó un descenso en el número de turistas que arribaron a la isla que no empezó a recuperarse hasta agosto del año siguiente.

Contra todos los pronósticos, fuentes del sector aseguran que el derribo de dos avionetas civiles por fuerzas aéreas cubanas, en febrero del pasado año, no tuvo una incidencia directa en la industria del ocio.

Sin embargo, expertos locales manejan la posibilidad de que la "crisis de las avionetas" que terminó con la promulgación de la ley estadounidense Helms-Burton, esté empezando a tener de manera indirecta sus efectos sobre Cuba como destino turístico.

Por su parte, el vicepresidente cubano Carlos Lage dijo este mes que "la economía se comporta como se previó" y catalogó de "bueno" el desempeño de sectores claves como la producción de níquel y tabaco y del turismo.

La crisis que vive Cuba desde 1990 afectó todos los sectores de la economía de la isla y produjo una caída de su producto interno bruto (PIB) de 34,3 por ciento entre 1989 y 1993.

El PIB comenzó a reportar una ligera recuperación en 1994 con un crecimiento de 0,7 por ciento, se elevó 2,5 por ciento en 1995, 7,8 el pasado año y para este se pronostica un crecimiento de cinco por ciento.

Las autoridades apostaron por el turismo como una vía para salir de la crisis económica de esta década y, según estimados, ya en 1994 el sector se convirtió en una fuerte competencia en niveles de ingresos para el primer rubro de exportación cubano, el azúcar.

Según Lage, "el turismo se va consolidando como la industria del futuro, la que brindará el aporte fundamental del desarrollo del país, no sólo por los ingresos, sino porque promueve inversiones en el resto de la economía y crea empleos en él y en otras ramas".

De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), el país caribeño ostenta uno de los crecimientos más dinámicos del sector, con un promedio anual de 17 por ciento, mientras que por regiones se reportan aumentos de 6,8 en el Caribe, 8,8 en América del Sur y 3,9 en América Central.

El único segmento de la industria del ocio que escapó al silencio oficial fue el de turismo de congresos y reuniones, sobre el cual se dijo a finales de febrero que podría atraer en 1997 a unas 65.000 personas.

Según las fuentes oficiales, estos cálculos son considerados "bastante conservadores" y parten de la planificación de 470 iniciativas de este tipo, entre ellas congresos, ferias, conferencias, que aportarían al país unos 12 millones de dólares.

Estadísticas de la OMT refieren que en 1995, más de la tercera parte de las personas que movió la industria turística fueron captados por la modalidad del turismo de congresos y grandes reuniones.

Esa misma organización afirma que Brasil, Argentina, Chile y Cuba lideran este segmento en la región, donde sólo se obtuvo cinco por ciento de los ingresos a nivel mundial.

Pero aunque Cuba intenta diversificar las modalidades turísticas, si quiere impulsar el turismo tendrá que considerar las valoraciones hechas por la OMT sobre las preferencias de los viajeros, aseguran los expertos.

"Los datos recogidos apuntan que la variedad preferida de turismo es aquella que combina sol y playa con actividades culturales y deportivas", dijo en febrero Francesco Frangialli, secretario general de la OMT.

Según Frangialli, el Caribe reportó un estancamiento en el pasado año, mientras que Puerto Rico y República Dominicana se mantienen como los destinos principales de la subregión, a los que se han unido también Cuba y las Bahamas. (FIN/IPS/da/jc/if/97

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