La crisis que originó la defección del ideólogo de Corea del Norte Hwang Jang Yop puso en entredicho el supuesto pragmatismo de Kim Jong Il y sembró dudas en torno a su liderazgo sobre una de las últimas reliquias del campo comunista.
Hwang abandonó este martes el consulado de Corea del Sur en Beijing, donde había pedido asilo político el 12 de febrero, para emprender el viaje a Seúl, previa escala en Filipinas.
La complicada ruta del ex funcionario de 73 años a través de un tercer país fue la solución negociada entre China, Corea del Sur y Corea del Norte para sortear el callejón sin salida en el que quedaron atrapados los tres gobiernos cuando se produjo la solicitud de asilo.
Ubicado en el lugar 26 en la jerarquía del partido de gobierno, Hwang es el más alto funcionario norcoreano que puso proa al Sur.
Este propagandista de 73 años tuvo una relación de amistad con el fundador del régimen, Kim Il Sung, fallecido en 1994, quien le encomendó la enseñanza de los principios del marxismo-leninismo a su hijo Kim Jong Il, que asumirá la presidencia del Partido de los Trabajadores Coreanos en julio.
La desilusión de Hwang podría estar extendida entre muchos otros funcionarios del gobierno, sobre el cual mantenía una notoria influencia pues fue el principal autor de la doctrina conocida como "juche" (autoabastacimiento), una de las bases ideológicas del régimen.
La fuga generó intensas especulaciones respecto del liderazgo de Kim Jong Il, sobre cuyo papel los expertos no se ponen de acuerdo.
Algunos afirman que el líder supremo norcoreano encabeza una camada de dirigentes pragmáticos que conducen una apertura hacia el exterior, pero otros aseguran que procura mantener a el aislamiento y la fidelidad al pasado estalinista.
La defección de Hwang puso a Beijing en una incómoda posición entre Pyongyang, viejo aliado político e ideológico, y Seúl, su pujante socio comercial con el que mantiene relaciones diplomáticas desde 1992.
Corea del Sur figura hoy cuarta en la lista de países que invierten en China. El comercio entre los dos países alcanzó 19.900 millones de dólares en 1996, mientras el que se registró entre Beijing y Pyongyang fue de apenas 566 millones.
El viaje de Hwang hacia Corea del Sur a través de un tercer país permite a Beijing aparentar frente a Corea del Norte que no entregó al ex funcionario directamente a Seúl.
Beijing actuó "en salvaguarda de la paz y la estabilidad en la península de Corea, de acuerdo con los deseos del propio Hwang y considerando las posiciones de las partes involucradas", según la agencia oficial de noticias de China, Xinhua.
Por lo tanto, "se envío al ex funcionario a un tercer país, de acuerdo con las leyes y la práctica internacionales", agregó el despacho.
La fuga de Hwang fue un golpe tremendo para Pyongyang, a tal punto que sus agentes intentaron ingresar al consulado de Corea del Sur en Beijing cuando estuvo refugiado allí. Las autoridades de China mantuvieron su paradero en secreto pues temían que intentaran secuestrarlo para obligarle a regresar.
Un avión arrendado de la compañía Air China desde Xiamen aterrizó este martes con Hwang a bordo en la antigua base aérea estadounidense Clark al norte de Manila, hoy convertida en una zona económica especial.
Luego de reunirse con funcionarios surcoreanos y filipinos, Hwang voló supuestamente a Baguío, un centro turístico en el norte de Filipinas. Un funcionario surcoreano dijo en Seúl que Hwang estaba en "un lugar seguro" y "bajo control".
Las últimas semanas fueron difíciles para Corea del Norte en materia política. Dos de los principales funcionarios de defensa del país murieron en forma misteriosa y casi simultánea poco antes de la defección de Hwang, lo que generó especulaciones en torno a una posible purga en filas militares.
A pesar de la fuga de Hwang, representantes de Pyongyang se reunieron el día 5 en Nueva York con funcionarios de Seúl y Washington para debatir la firma definitiva de la paz entre las dos Coreas tras la guerra en la península (1950-1953).
Según los expertos, Corea del Norte se vio obligada a asistir por preocupaciones económicas como la escasez de alimentos. De todos modos, no se preveía que las primeras conversaciones directas entre diplomáticos de las dos Coreas en casi tres años arrojaran resultados importantes.
Pero Pyongyang sabe que tiene que acceder a las negociaciones de paz con Seúl y mantener contacto con otros países si pretende resolver sus problemas económicos y acabar con el hambre en el país.
La defección de Hwang ocurrió mientras Corea del Norte sufre intensas hambrunas, confirmadas este mes por una misión de funcionarios del Programa Mundial de Alimentos (WFP), una agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Pyongyang apenas puede producir la mitad de su demanda de alimentos y debió aceptar ayuda aun de países ubicados en sus antípodas ideológicas. Las inundaciones inutilizaron 400.000 hectáreas de tierras de cultivo y el estado carece de dinero para comprar comida en el exterior.
"Si esto continúa, y parece que será aun peor, seremos testigos de hambrunas e inanición en Corea del Norte", dijo la directora ejecutiva de WPF, Catherine Bertini. Apenas Estados Unidos, Corea del Sur y Australia apoyan al WFP en su campaña para recolectar 41,6 millones de dólares en ayuda alimentaria.
La escasez obligó al régimen de Kim a pedir a los inversores extranjeros que paguen las tierras que ocupan con comida, según fuentes de la ONU. Pyongyang designó a mediados de marzo un nuevo ministro de Agricultura, Han Ik Hyon, en reemplazo de Kim Won Jin, a quien se atribuyó la merma de las cosechas.
Los analistas consideran que la donación de 10 millones de dólares en ayuda alimentaria de Estados Unidos y la promesa de Seúl de enviar seis millones de dólares persiguen, en realidad, el objetivo de aplacar a Corea del Norte luego de la defección de Hwang. (FIN/IPS/tra-en/js/kd/mj/ip/97