COREA DEL NORTE: Deserción podría complicar negociaciones de paz

En cualquier otro país, la deserción de un ideólogo importante, el supuesto despido de un primer ministro enfermo, y las muertes repentinas del ministro de Defensa y su vice, habrían acabado con el orden político.

Pero no en la enigmática y estalinista Corea del Norte. Un mes después de que estos acontecimientos dramáticos tuvieron lugar en Pyongyang, el régimen de Kim Jong Il sigue en pie.

Los observadores afirman que los acontecimientos podrían anteceder a una purga en el régimen, y un cambio de poder hacia una generación más joven de dirigentes. Sin embargo, prever los acontecimientos en Corea del Norte es un desafío muy difícil.

Los acontecimientos podrían representar el comienzo de una lucha por el poder que aceleraría el derrumbe de un gobierno incapaz de superar la pobreza y la parálisis económica. Una generación nueva podría ser más abierta y pragmática, o más represora y conservadora.

La reunión realizada esta semana en Nueva York entre autoridades de Seúl, Pyongyang y Washington sugiere sin embargo que quizás la situación no sea tan mala.

Aunque no se informó de ningún acuerdo, el encuentro para discutir las negociaciones de paz entre las dos Coreas, Estados Unidos y China, fue el primero desde 1972 en que autoridades de las dos Coreas se encontraron para negociar la paz. Dos intentos anteriores fueron cancelados.

Un armisticio puso fin al conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur en 1953 pero no se firmó ningún tratado formal de paz, y la tensión entre las dos sigue en pie.

Corea del Norte sigue siendo una sociedad cerrada de manera que toda información o acontecimiento que provenga del régimen es digerido y analizado.

La deserción de Hwang Jang Yop, ubicado en el lugar 26 en la jerarquía partidaria de Corea del Norte, fue una conmoción no sólo para Seúl, donde el propagandista solicitó asilo, sino también para China, aliada política de Pyongyang, que brinda seguridad a Hwang en la embajada de Corea del Sur en Beijing.

"Por varias razones, la deserción de Hwang afectó el orgullo de Pyongyang", dice John Neuffer, del Instituto de Investigación Tokyo Mitsui. "Era impensable que alguien que disfrutaba de los mayores privilegios y honores dejara el país".

"Desde otra perspectiva, es una mina de oro en información", agregó.

El vocero de la cancillería de Japón, Hiroshi Hashimoto, dijo que no era probable que la información que brinde Hwang pueda modificar la posición del gobierno japonés hacia Pyongyang. Pero advirtió que "podremos reconsiderar nuestra política de ayuda".

Un funcionario de la embajada de Corea del Sur en Tokio dijo que la deserción de Hwang podría ser la primera en una ola de deserciones. "Corea del Norte reforzó la seguridad en la frontera y los viajes de las autoridades del gobierno serán reducidos", agregó.

"El derrumbe de Corea del Norte se acerca y sólo es una cuestión de tiempo", dijo Lee Wong Sul, comentarista político en el Instituto Coreano en Seúl. Dijo que el gobierno "fuerte y severo" de Kim Il Sung y su hijo, mantuvieron al país unido, pero la deserción de Hwang podría tener serias consecuencias.

Pero Bernard Krisher, que trabaja en el programa de ayuda de alimentos para la población de Corea del Norte, sostiene que las cosas no son como parecen en Pyongyang.

"El derrumbe del régimen de Corea del Norte no puede predecirse con tanta facilidad", dijo. "Desde el exterior las cosas parecen insólitas, pero en Pyongyang no cambia nada".

"La gente pasa hambre, no lee los diarios y no está enterada de lo que hace el gobierno. Lo único que sabe es que no tiene arroz para alimentar a sus hijos".

El presidente de Corea del Sur, Kim Young Sam, dice que la situación en Pyongyang es más seria de lo que se imagina y que nadie puede anunciar el futuro.

"Paso mucho tiempo pensando en Corea del Norte y cómo podemos minimizar el peligro", dijo Kim. "Los problemas de Pyongyang se convirtieron en problemas del sur y ya no pueden ignorarse".

Analistas del Instituto Nacional de Defensa en Japón sostienen que la información que pueda ofrecer Hwang podría socavar la perspectiva de la paz en la península coreana.

A otros les preocupa que será más difícil tratar con el régimen de Kim Jong Il y apoyan la política de integrar a Corea del Norte en lugar de aislarla. Una forma es continuar con la asistencia alimentaria y la inversión en sus zonas de libre comercio.

Los gobiernos de Estados Unidos, China, Japón y Corea del Sur están preparados para un posible derrumbe, pero tratan de evitarlo ya que seguramente provoque la inestabilidad regional.

Pero si las conversaciones de Nueva York son un indicio, parecería que los temores de un ataque norcoreano contra el sur podrían disiparse, por lo menos por ahora. (FIN/IPS/tra-en/mz/ral/aq-jc/ip/97

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