/CIUDADES DEL MERCOSUR/ ARGENTINA: Décimo derrame de petróleo en el mismo río

Vecinos de una localidad del sur de Argentina manifestaron el martes indignación ante el décimo y más grave derrame de petróleo en seis meses en el río Colorado, que deja a la población sin agua potable y afecta los cultivos.

Pobladores de Rincón de los Sauces, una localidad de 11.000 habitantes en la sureña provincia de Neuquén, cortaron una ruta, suspendieron los cursos en las escuelas y se mantienen a la espera de solución al desastre ambiental provocado por cuatro empresas petroleras.

Los gobernadores de las provincias de Neuquén, Rio Negro, La Pampa, Mendoza y Buenos Aires se reunieron este lunes con autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente para alcanzar un acuerdo que obligue a las petroleras a pagar indemnizaciones. Pero las empresas no suscribieron el convenio.

Las firmas responsables de la contaminación del río Colorado son YPF, la de mayor facturación en Argentina, Pérez Companc, San Jorge y Mexpetrol.

Entre todas reparten la exigua cantidad de 5.000 litros de agua mineral por día a los pobladores de las zonas afectadas, para compensarlos por la contaminación, pero ese volumen no alcanza para las necesidades diarias de la localidad.

El primer episodio se produjo en octubre de 1996, cuando las lluvias rompieron tramos de un oleoducto. Desde entonces, cada vez que se produce una fuerte precipitación sobreviene un nuevo derrame por rotura de cañerías, que contamina el río y afecta el riego de las numerosas fincas agrícolas linderas.

Un nuevo vertido, el peor de todos, se produjo el lunes, cuando los gobernadores de las cinco provincias estaban reunidos en busca de una solución.

Según el intendente de Rincón de los Sauces, Carlos Macchi, se trata del mayor derrame del "que se tenga registro" en la región. Su volumen es tres veces mayor al conjunto de los nueve vertidos anteriores, agregó.

Cálculos extraoficiales sitúan en 300.000 litros el petróleo derramado desde octubre en el río Colorado, aunque las empresas reconocen cifras muy inferiores.

Las petroleras sostienen que, en promedio, cada vertido fue de 10.000 litros, y hasta ahora no ha podido determinarse la cantidad de crudo realmente volcada al río.

Las empresas se defienden argumentando que las lluvias son anormales en la región y que no pudieron ser previstas ni siquiera por la empresa consultora que realizó los estudios de impacto ambiental para los proyectos de inversión.

Pero los pobladores afectados rechazan esa explicación. "No puede ser excepcional algo que ocurre varias veces en el mismo mes", señaló un dirigente local.

Expertos en suelos, por su parte, sostienen que los derrames se producen por falta de un estudio de erosión del terreno.

Las lluvias desgastan el suelo y muchas cañerías quedan suspendidos en el aire, expuestas a golpes de piedras. Eso se puede evitar forestando la cabecera del río y haciendo terrazas para cortar las pendientes.

Como compensación por el desastre, las petroleras reparten un litro diario de agua mineral a cada habitante de las áreas perjudicadas, pero éstos consideran la oferta un paliativo que no soluciona el problema de fondo.

Reclaman la instalación de una planta potabilizadora del agua, otra para el tratamiento de afluentes cloacales, y el saneamiento del río.

También piden que se multe a las empresas y se otorgue a las provincias y a los municipios el poder de sancionar a los que contaminen. Una ley ya votada permite transferir a los gobiernos locales facultades de policía ambiental, pero aún no fue reglamentada.

Entretanto, los pobladores de Rincón de los Sauces sufren cotidianamente las consecuencias de los sucesivos vertidos contaminantes, y ya comienzan a manifestarse síntomas de enfermedades estomacales y afecciones dermatológicas y oculares.

"El agua está espesa y grasosa. Se nota cuando se llena un balde de agua y queda una capa en la superficie. Lo mismo cuando se lavan las verduras, que quedan engrasadas", dijo una vecina de Rincón de los Sauces.

Otra mujer informó que su hija de dos años fue internada con diarrea y hemorragia intestinal, y según presumen los médicos del hospital de la localidad, su enfermedad podría ser producto de agua ingerida durante el baño.

Una maestra del pueblo, Claudia Tala, advirtió que hay muchos casos de niños con manchas y ampollas en la piel sólo por bañarse con agua de su casa, y que también aumenta en el hospital zonal la atención a niños intoxicados.

"Ya no podemos ni lavarnos la cara porque nos arden los ojos, y menos nos atrevemos a lavarnos los dientes con esa agua. El litro de agua mineral que nos entregan es insuficiente y muchas familias no tienen dinero para comprar más cantidad todos los días", dijo Tala. (FIN/IPS/mv/ff/en/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe