El gobierno de Chile reiteró hoy su meta de una inflación de 5,5 por ciento para este año, pese al aumento de 0,8 por ciento de los precios al consumidor en febrero, la más alta tasa de los últimos nueve meses.
Según el informe entregado este martes por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la inflación acumulada en los dos primeros meses del año llegó a 1,3 por ciento, en tanto la tasa anualizada se situó en 7,2 por ciento.
El ministro de Economía, Alvaro García, calificó las alzas de precios de "transitorias" y dijo que el gobierno del presidente Eduardo Frei confía en que logrará rebajar este año a 5,5 por ciento la inflación, que fue de 6,6 por ciento en 1996.
El director del INE, Alexis Guardia, señaló que 62 por ciento de alza del índice de precios al consumidor (IPC) en febrero es atribuible a cuatro productos agrícolas: limones, cebollas, zapallos y papas.
Estos alimentos tienden cíclicamente a aumentar sus precios en el primer trimestre del año, pero ahora su incidencia inflacionaria fue mayor como consecuencia de la prolongada sequía que sufre Chile desde 1995.
Los incrementos en las tarifas del Ferrocarril Metropolitano (Metro) y de los servicios públicos de Salud, así como en los alquileres de viviendas tuvieron a su vez un impacto del orden de 12 por ciento en el IPC de febrero, según el INE.
García sostuvo que el bajo número de productos que empujó la inflación en el último mes, así como los factores cíclicos que están influyendo en los precios de los alimentos, hacen confiar en un control del IPC en los próximos meses.
La economía chilena no tenía una tasa mensual de inflación de 0,8 por ciento desde mayo de 1996, ocasión en que el IPC tuvo su más alto registro del último año.
La inquietud del gobierno por la sequía quedó en evidencia con la decisión, anunciada este martes, de retrasar en tres semanas la implantación del horario de invierno, que originalmente debía regir desde el día 8.
Con esta medida, que posterga el retraso de los relojes en una hora, se busca aprovechar más la luz natural y posibilitar un ahorro del consumo de energía eléctrica del orden de dos por ciento.
La sequía ha influído hasta ahora en los precios agrícolas, pero se teme un futuro impacto en las tarifas eléctricas a raiz de la disminución de los volúmenes de agua en las represas de las centrales hidroeléctricas.
La Comisión Nacional de Energía puso en funcionamiento las plantas termoeléctricas y no descarta la implantación de formas de racionamiento del servicio desde junio próximo si persiste la escasez de lluvias. (FIN/IPS/ggr/dg/if/97
