CHILE: Frei llega a la mitad de su mandato con la tarea a medias

El presidente de Chile Eduardo Frei celebrará este martes el tercer aniversario del inicio de su mandato de seis años con un balance de importantes logros, pero también con déficit en algunas áreas.

Frei, un democristiano que gobernará hasta marzo del 2000, recibió el 11 de marzo de 1994 de parte de su correligionario Patricio Aylwin la jefatura del segundo gobierno democrático tras la prolongada dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

A siete años del fin del régimen militar, uno de los logros que puede exhibir Frei es haber minado la virtual unanimidad de las Fuerzas Armadas detrás de Pinochet, quien dejará el mando del ejército exactamente dentro de 12 meses.

La señal más clara de este fenómeno la dieron el viernes último en el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) el general Fernando Rojas, comandante de la fuerza aérea, y el general Fernando Cordero, jefe de la policía de Carabineros.

Rojas y Cordero se abstuvieron de apoyar la proposición de Pinochet sobre los dos jueces que el CSN debía designar para el Tribunal Constitucional y el jefe de la policía respaldó, en cambio, la propuesta de Frei.

"Los uniformados abandonan la uniformidad", fue la frase con que el diario El Mercurio comentó este episodio, que abrió en vísperas del tercer aniversario del gobierno un campo promisorio para reformas que Frei busca impulsar.

En el marco de la renovación del Tribunal Constitucional, un organismo de vigilancia institucional heredado de la dictadura, la gobernante coalición de centroizquierda logró también acuerdos con sectores de la oposición derechista.

Los analistas de prensa coincidieron en que ahora se abre un ambiente propicio para eliminar los senadores designados, otro legado dictatorial, empeño en que han fracasado tanto Aylwin como Frei hasta el momento.

Los ocho senadores designados en las postrimerías de la dictadura cumplirán su período también el 11 de marzo de 1998, el mismo día en que finalizará la sempiterna comandancia de Pinochet en el ejército, para que el ex dictador de 81 años se acoja a retiro.

Forzada por los plazos, la derecha parece ahora más dispuesta a negociar reformas como el fin de los senadores designados y el restablecimiento de la facultad presidencial de nombrar y remover a los altos manos militares.

En la carpeta de enmiendas están igualmente los cambios a la composición del propio Tribunal Constitucional y el regreso al sistema electoral proporcional que existía hasta 1973 para los comicios legislativos y que la dictadura reemplazó por un régimen binominal, que excluye a los partidos más pequeños.

A mitad de su mandato, Frei ve abrirse un espacio de renegociación de las relaciones cívico-militares en un ambiente proclive al consenso no sólo con los sectores aperturistas de la derecha, sino con las mismas Fuerzas Armadas.

Para construir este escenario, el presidente y su ministro de Defensa, Edmundo Pérez, desarrollaron una política de pragmática aproximación a Pinochet, cuyos vínculos con Aylwin estuvieron permanentemente signados por el conflicto.

Los organismos de derechos humanos y particularmente los familiares de unas 2.500 víctimas de asesinatos y desapariciones durante la dictadura, acusan a Frei de desentenderse de esta otra herencia en pro de la "normalización" de las relaciones cívico- militares.

Los signos de impunidad para las violaciones de los derechos humanos están así entre los aspectos cuestionables de la gestión de Frei y la gobernante Concertación de Partidos Por la Democracia.

La coalición formada por los partidos Demócrata Cristiano (PDC), Por la Democracia (PPD), Socialista (PS) y Radical Socialdemócrata, arriba a su vez a este aniversario del gobierno con algunos interrogantes acerca de su futuro.

El PDC está embarcado en una crucial campaña interna para sus elecciones internas del 6 de abril. Dos de las tres listas en contienda levantan como bandera la defensa de la hegemonía democristiana dentro de la Concertación.

Estos sectores buscan imponer desde ya que el candidato "concertacionista" para suceder a Frei en las elecciones nacionales de diciembre de 1999 sea un democristiano, para bloquear desde ya la ascendente figura de Ricardo Lagos, líder del bloque PS-PPD, que es favorito en todas las encuestas.

Frei aparece al margen de la pugna interna de su partido y sus posibles repercusiones en la coalición oficialista, interesado sobre todo en las tareas estratégicas planteadas para la segunda mitad de su mandato.

En la perspectiva histórica, el presidente quiere poner en marcha desde este año una ambiciosa reforma de la educación, como eje de la creación de oportunidades para que unos cuatro millones de pobres (de un total de 14 millones de chilenos) superen esa condición.

La reforma de la educación tiene como propuesta central la jornada doble en todos los centros estatales y municipalizados, para elevar la calidad de la enseñanza y atender mejor el desarrollo de los niños y adolescentes.

El otro frente de proyección estratégica de la segunda fase del gobierno está en la economía y particularmente en fortalecer el modelo aperturista con el crecimiento constante de las exportaciones y el ingreso también permanente de inversiones externas.

En sus tres años de gestión, Frei continuó en el frente económico la obra de Aylwin, manteniendo a Chile en los primeros lugares de crecimiento del producto en América Latina y con progresiva baja de la inflación.

El país aumentó sus vínculos de integración económica y comercial mediante acuerdos de asociación con el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y la Unión Europea, y sobre todo, con el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Sin embargo, se ve aún lejana la materialización de una segunda fase del modelo exportador, planteada por el gobierno, que consistiría en aumentar la oferta de bienes con valor agregado y disminuir la venta de productos primarios.

El modelo exportador basado en la explotación de recursos naturales, así como el apoyo de Frei a un desarrollo energético basado en grandes centrales hidroeléctricas es fuertemente criticado por los grupos ecologistas.

Los reparos a una política económica que tiende a alinearse con los empresarios en desmedro de las demandas de las comunidades y de las reivindicaciones ambientalistas es otro de los saldos en contra del balance gubernamental a mitad de camino. (FIN/IPS/ggr/ff/ip/97

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