Los militares del Caribe se encontrarán en breve desempeñando un papel más activo en la lucha contra el narcotráfico, lo cual será concertado entre los comandantes de los distintos países de la región.
Alrededor de 154 toneladas de cocaína se dirigen cada año a Estados Unidos a través del Caribe, mientras otras 180 toneladas pasan por la región rumbo a Europa, según distintos informes.
Al tráfico de cocaína se sumó el de heroína, así como el "lavado" de cientos de millones de dólares.
Las fuerzas de seguridad del Caribe ya tienen experiencia en operaciones conjuntas, pero el jefe de Estado Mayor de Trinidad y Tobago, brigadier Carl Alfonso, afirmó que ahora se requiere mejorar la eficiencia para abordar en conjunto la lucha contra el tráfico de drogas.
"Las respuestas operativas contra los narcotraficantes fueron poco formales. Hemos puesto hasta ahora el énfasis en compartir la información, pero existe espacio para una mayor eficacia", dijo Alfonso.
Altos funcionarios militares de la región y de Estados Unidos mantuvieron la semana pasada conversaciones sobre el asunto en una reunión de la Conferencia sobre Seguridad en las Islas del Caribe (CINSEC) en Puerto España.
La instancia tuvo entre sus objetivos el desarrollo de mecanismos que permitan la participación de militares en operaciones contra el narcotráfico en colaboración con las agencias especializadas.
La CINSEC fue fundada en 1983, tras la invasión de Estados Unidos a Granada que precedió un sangriento golpe de estado que derrocó al régimen izquierdista de Maurice Bishop.
Los militares de la mayoría de los países del Caribe tuvieron un papel importante en operaciones de paz como la desplegada en Haití en 1994 y otras de asistencia a países asolados por desastres naturales.
"Los gobiernos de la región han procurado, en forma individual, emplear con más eficacia las fuerzas de seguridad en salvaguarda del ambiente y para que haya más estabilidad en el sector social", explicó Alfonso.
El funcionario de Trinidad y Tobago propuso que se preste más atención a mejorar la eficiencia de los servicios que ofrecen los militares. "Las lecciones del pasado y la persistencia de amenazas que obstaculizan a nuestras instituciones económicas y sociales así nos obligan", dijo.
Su posición cuenta con el respaldo del primer ministro de Trinidad y Tobago, Basdeo Panday, quien cree que el problema de las drogas merece un análisis más exhaustivo que el que tiene en la actualidad.
Panday se refirió a un controvertido acuerdo con Washington que permite a funcionarios estadounidenses el abordaje de embarcaciones sospechosas de transportar drogas en aguas caribeñas, y argumentó que "el narcotráfico no puede ser derrotado por planes nacionalistas".
"Los desafío a unir fuerzas y tratar este problema de forma agresiva, y teniendo en cuenta de que la lucha no será exitosa si nuestros objetivos para la seguridad del Caribe no son concertados", dijo Panday a los militares.
Los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) no se han puesto de acuerdo sobre la firma de un pacto que permitirá a funcionarios de Washington realizar operativos en la región.
El primer ministro de Barbados, Owen Arthur, manifestó que la propuesta de Bill Clinton viola las soberanías nacionales.
El comandante de la Marina de Estados Unidos en el Atlántico, general John Sheehan, y el del Comando Sur, general Wesley Clarke, estuvieron presentes en la reunión de la CINSEC.
Sheehan afirmó que las "insurgencias marxista-leninistas" han dejado de ser una amenaza para la seguridad en el hemisferio occidental, y que los nuevos flagelos a enfrentar se vinculan "al desarrollo económico y la inequidad social".
"Estos problemas, a su vez, generan las condiciones que dan base al tráfico ilegal de armas y de drogas", afirmó el militar.
Sheehan afirmó que la fuerza militar es importante, pero no podrá derrotar al narcotráfico por sí sola. Tampoco lo podrán hacer las naciones o los territorios que pretendan actuar de forma individual, agregó.
"La región, que incluye a Estados Unidos, debe unirse para lidiar eficazmente con estos problemas", sostuvo.
Por su parte, Clarke dijo que los desafíos son "regionales por su propia naturaleza" y que, por lo tanto, requieren "una gestión coligada que opere en base a una estrategia regional compartida".
"El éxito depende de una estrecha cooperación entre todos los estados del Caribe", declaró.
El primer ministro de Granada, Keith Mitchell, sostuvo en Puerto España que, mientras la "soberanía" de los países se mantuviera en el centro del debate del acuerdo regional con Estados Unidos, "gobernarán los señores de la droga".
"Los narcotraficantes no respetan las fronteras nacionales ni las soberanías. Lo que pretenden es hacer dinero, y destruirán cualquier institución, cualquier democracia y cualquier pueblo que se entrometa en su camino", manifestó Clarke.
Muchos líderes están de acuerdo en que los militares asuman un papel activo en la persecución de los narcotraficantes para que comparezcan ante la justicia.
Pero todos coinciden en que las pequeñas operaciones militares que se desarrollan en el marco de la Caricom no son suficientes para combatir el comercio ilegal de drogas.
"El enemigo es internacional en su naturaleza, mientras nuestros recursos como naciones individuales son inadecuados para ese propósito", dijo Panday. (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/mj/ip/97