CAMBOYA: La prostitución forzada está en auge tras la guerra

La prostitución y la explotación sexual de niñas en Camboya se vieron impulsadas en los últimos años, pero el gobierno de este país destruido por la guerra aún no ha tomado medidas para desactivar esta bomba social.

De todos modos, los activistas afirman que la industria sexual del país asiático, cuyo auge fue paralelo a la transición hacia una democracia y una economía de mercado, está aún en sus etapas iniciales.

Esto le ofrece al gobierno de Camboya, afirman, la posibilidad de actuar con rapidez para evitar que el país merezca la imagen de lugar "donde cualquiera puede tener un acceso fácil y barato a prostitutas y niñas prostituidas" o que se afiance como lugar de paso del tráfico de mujeres.

Del total de trabajadoras sexuales, 84 por ciento desea abandonar esa actividad, según una encuesta, según la filial de la no gubernamental Human Rights Task Force en el país.

Esta organización internacional de defensa de los derechos humanos sostuvo que, a pesar de que existe sobrada evidencia respecto del crecimiento de la prostitución y el tráfico de mujeres, el gobierno todavía no ha fijado "una política clara y programas" al respecto.

La policía no he hecho más que redadas. No se ha perseguido a dueños de burdeles, agentes de las redes de prostitución, proxenetas ni clientes, según el último informe del grupo.

"En cambio, la mayoría de las intervenciones tuvieron como única finalidad el hostigamiento de las trabajadoras sexuales, lo que fortalece la idea de que son culpables y no víctimas", agregó.

Se han implementado pocas medidas dirigidas a detectar las necesidades de niñas y mujeres atrapadas en la industria sexual, entre las que no figuran programas de salud y empleo, y la mayor parte es desarrollada por organizaciones privadas.

La evidencia de que Camboya emerge como punto clave en el tráfico de mujeres en Indochina es inequívoca, según Human Rights Task Force.

"Aunque el problema está aún en su primera etapa y apareció de forma más organizada en los últimos dos o tres años, el tráfico y la prostitución crecen con rapidez", señala el informe.

"Mujeres de Vietnam, Tailandia y China son trasladadas hacia y desde Camboya", agrega.

Un informe difundido en noviembre de 1995 por otra organización no gubernamental, Vigilancia de Derechos Humanos, demostró que existían más de 6.100 trabajadoras sexuales en 1.200 establecimientos en Phnom Penh y 11 provincias. Otros estiman que el número quizás sea mayor.

Según este informe, 30,74 por ciento de las mujeres detectadas en las redes del proxenetismo eran niñas de entre 12 y 17 años.

La prostitución existió durante décadas, incluso durante los dos decenios de guerra civil. El sangriento régimen del Jemer Rojo prohibió la actividad, pero resurgió poco después.

Pero el gran mercado del comercio sexual se formó tras la llegada en 1992 de unos 20.000 funcionarios, en su mayoría militares varones, que integraban la misión de paz de Naciones Unidas que supervisó las elecciones de 1993.

A fines de 1992, la cantidad de prostitutas solo en Phnom Penh superó las 20.000. Después del retiro de las tropas extranjeras, esa cifra cayó, pero la prostitución había llegado para quedarse. Y también descendió entonces la edad de las mujeres explotadas por la industria sexual.

Human Rights Task Force asegura que gran cantidad de las trabajadoras sexuales son engañadas o secuestradas.

Estudios de 1993 y 1994 revelaron que la mitad de las prostitutas o niñas explotadas fueron vendidas a los burdeles, 86 por ciento de ellas por sus padres, familiares, vecinos o amigos en quienes las víctimas confiaron.

Hoy, 55 por ciento de las mujeres obligadas a ingresar a las redes de prostitución fueron obligadas a hacerlo por personas que eran de su confianza y 45 por ciento fueron secuestradas o engañadas por proxenetas.

La entrada de traficantes internacionales se ha visto facilitada por las extensas y poco vigiladas fronteras de Camboya con Tailandia y Vietnam. Se ha detectado mujeres vietnamitas o chinas en los burdeles de Camboya.

Desde 1993, el país se ha visto dominado por las disputas entre los dos partidos que comparten el poder en la coalición de gobierno, el realista Funcinpec y el Partido del Pueblo de Camboya.

El país se prepara ahora para las elecciones del año próximo, pero los activistas consideran que el gobierno debería abordar ya los problemas sociales, que recibieron "respuestas débiles y con escasa coordinación", según Human Rights Task Force.

La denominada "naturaleza de transición" de la sociedad camboyana es un factor clave en estas cuestiones, pues influye en la debilidad económica, la carencia de recursos y la anomia en algunas regiones.

Pero el informe alerta que el país debe adoptar una estrategia "multidisciplinaria y coordinada" para abatir el comercio sexual, a través del combate a la pobreza, la debilidad de la ley y la fragmentación de las familias que generó la guerra civil. (FIN/IPS/tra-en/js/mj/pr/97

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