BURUNDI: Las minas antitanques vuelven a sacudir la capital

Tres personas murieron y alrededor de 10 resultaron heridas hoy, cuando dos minas antitanques explotaron en la capital de Burundi, apenas dos semanas después de que atentados similares cobraron siete vidas.

Las minas volaron un ómnibus que transitaba por el centro de Bujumbura y una camioneta que se dirigía al aeropuerto de la ciudad.

Ningún grupo se atribuyó la autoría de estos atentados ni de los ocurridos el día 12, de los que un vocero del ejército acusó a "extremistas del Partido por el Sustento Nacional (Parena)" que lidera el ex presidente Jean Baptiste Bagaza, muchos de cuyos miembros fueron arrestados.

El Parena tiene cuentas pendientes con el actual mandatario, Pierre Buyoya, quien derrocó a Bagaza en 1987. De todos modos, el grupo político negó cualquier vínculo con los atentados y reclamó una investigación.

Las explosiones del martes conmocionaron a los residentes de Bujumbura. "Los que hicieron esto están locos. Nos dijeron que los autores del primer atentado fueron arrestados. Entonces, ¿quién hizo esto?", dijo un obrero frente al cráter que quedó en el centro de la capital.

Un vocero del ejército dijo el martes que los responsables fueron "los mismos de la otra vez".

Los atentados pusieron en duda la capacidad del régimen de Buyoya para garantizar la seguridad en Bujumbura.

En los últimos meses, el ejército ha combatido a los rebeldes de la etnia hutu en el interior del país. Ahora, la siembra de minas antitanque en las calles de la capital cambió de escenario la violencia, cuando el país, hace apenas tres años, parecía encaminarse hacia la paz.

En 1993, tras periódicas rachas de violencia y sucesivas dictaduras, Burundi sorprendió al mundo al embarcarse en una transición a la democracia.

Derrotado en las primeras elecciones democráticas celebradas en el país, Buyoya, quien pertenece a la etnia tutsi, cedió el poder a Melchior Ndadaye, el primer jefe de estado hutu, grupo que constituye 85 por cient de los seis millones de habitantes del país.

De todos modos, Ndadaye fue asesinado tres meses después de asumir el poder, lo que produjo una ola de violencia étnica entre hutus y tutsis que provocó decenas de miles de muertes.

Un gobierno de coalición formado a fines de 1994 unió al entonces presidente Sylvestere Ntibantunganya, del mayoritariamente hutu Frente para la Democracia de Burundi (Frodebu), con los partidos opositores de la Unión para el Progreso Nacional (Uprona), de predominio tutsi.

Pero hutus radicales liderados por Leonard Nyangoma afirmaron que el Frodebu no tenía necesidad de compartir el poder con sus adversarios y formaron el rebelde Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD).

La coalición en el gobierno no pudo pacificar el país. Mientras tanto, el ala armada del CNDD, denominada Fuerzas para la Defensa de la Democracia (FDD), efectuó emboscadas en carreteras, sabotearon instalaciones eléctricas y paralizaron parcialmente la economía nacional.

A medida que los ataques se intensificaron, la oposición tutsi acusó a Ntibantunganya de colaborar con los rebeldes y después de la matanza de más de 300 tutsis en junio de 1996 en el distrito de Gitega, el Uprona se retiró de la coalición.

Buyoya se hizo cargo del poder el 25 de julio de 1996, y aseguró que su operación no era "un clásico golpe de estado sino una acción destinada a salvar al pueblo".

Su gobierno comenzó a dominar a los rebeldes cuando las bases del FDD en el este de Zaire fueron desmanteladas a fines del año pasado por la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL).

Pero los ataques en Bujumbura dejaron al gobierno de Buyoya en una situación delicada, que se suma al embargo comercial y de transporte dispuesta por los países del este y centro de Africa en reacción a su golpe el 31 de julio pasado. (FIN/IPS/tra- en/ak/kb/mj/ip/97

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