El presidente de Francia, Jacques Chirac, inició hoy en Brasil una gira por el Mercosur buscando recuperar la presencia y el tiempo perdidos por su país en mercados donde el rezago industrial presentan ventajas actualmente muy atractivas.
El retraso del desarrollo en este caso significa un mercado en expansión y grandes negocios potenciales, en contraste con la saturación, el estancamento y el elevado desempleo europeo.
La empresa automotriz Renault, un símbolo francés, acaba de provocar un terremoto en la Unión Europea al anunciar el cierre de una fábrica en Bélgica con el despido de 3.100 trabajadores, pero construye en Curitiba, en el sur de Brasil, una planta de 760 millones de dólares que ocupará a 4.000 personas.
La montadora amenaza cerrar otra unidad en Francia, mientras el sector automotor brasileño espera recibir casi 20.000 millones de dólares en inversiones en los próximos cuatro años y elevar su producción en 40 por ciento, alcanzando 2,5 millones de vehículos.
Chirac, acompañado de cuatro ministros y presidentes de grandes empresas francesas, además de unos 70 pequenos empresarios, visitará también Uruguay, Argentina, Paraguay y Bolivia.
Pero su gira indica la importancia estratégica concedida a Brasil, donde permanecerá de la noche del martes a la tarde del jueves, quedándose un solo día en cada uno de los otros países.
Cuatro acuerdos serán firmados este miércoles en Brasilia, comprendiendo cooperación en turismo, en seguridad pública, especialmente en el combate al narcotráfico, ayuda a la Policía Federal brasileña y creación de un curso dedicado al intelectual francés Levy-Strauss en la Universidad de Sao Paulo.
Asuntos comerciales están entre los temas económicos de la visita. El intercambio bilateral es muy inferior al tamaño de ambas economías: alcanzó 2.250 millones de dólares el año pasado, según la embajada francesa en Brasilia, con un déficit brasileño de 428 millones.
Pero Brasil es sólo el importador número 28 de Francia y el vigésimo exportador. Los productos industriales franceses y los agrícolas brasileños dominan el intercambio.
Pero lo más importante son las posibilidades de inversiones en Brasil.
No sólo montadoras como Renault y Peugeot son atraídas por un mercado en expansión. El Banco Paribas, francés, estimó en 6.000 millones de dólares la necesidad brasileña de inversiones anuales en generación de energía, para acompañar el crecimiento de la demanda. La mitad tendrá que venir del exterior.
El rezago brasileño en el proceso de privatización ofrece grandes perspectivas al capital extranjero. El gobierno pretende intensificar la transferencia del sector eléctrico al sector privado éste y el próximo año, y espera obtener con eso 20.000 millones de dólares.
Las telecomunicaciones van en el mismo camino. Los franceses son competitivos en ese sector y ya están presentes en América Latina.
La instalación de Renault en Brasil, mientras cierra una planta en Bélgica, no representa una simple transferencia de la producción a un país, buscando salarios más bajos, opinó el economista Joao Paulo Almeida Magalhaes, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
La unidad brasileña no sustituirá a la belga en las ventas al mercado europeo, sino que estará destinada al brasileño y al Mercosur, con exportación de excedentes si hubiera, señaló.
El problema de Europa se debe a la globalización y al neoliberalismo que estimulan "tecnologías salvajes" que dispensan mano de obra. En el caso de la Renault en Bélgica, los trabajadores recibirán el seguro-desempleo, "la empresa transfiere los costos a la sociedad", observó el economista.
Con la industria haciendo despidos masivos, Francia tiene un índice de desempleo abierto superior a 12 por ciento, mientras Brasil lo mantiene en cerca de cinco por ciento, gracias sobre todo al sector informal y al que los economistas llaman de "precarización" o mala calidad del empleo.
El nivel de consumo es bajo en Brasil, en comparación incluso con países latinoamericanos como Argentina y México, que tienen casi el doble de automóviles en relación al número de habitantes. El mercado presenta, por tanto, un gran potencial de crecimiento.
Eso y la escasa infraestructura de transportes, telecomunicaciones, saneamiento basico y energía convertieron al país en nueva frontera de la industrialización, especialmente después de estabilizar su moneda y abrir su mercado.
El Mercosur amplió más aún esas perspectivas.
Con la visita de su presidente y sus empresarios, Francia trata de fortalecerse en la disputa por el mercado que Chirac reconoció como uno de los que más crece en el mundo, superado sólo por algunos países de Asia. (FIN/IPS/mo/ag/ip-if/97