Nuevas y grandes posibilidades de intercambio quedaron planteadas entre Sudáfrica y los países de Asia sudoriental, tras la visita de 10 días que realizó a esta región el presidente sudafricano Nelson Mandela, acompañado por 50 empresarios.
Mandela recibió durante su viaje, que concluyó esta semana, numerosas propuestas de inversión de parte de las economías más pujantes de la región.
Mientras, el primer ministro de Singapur, Goh Chok Tong, junto con una delegación de 40 empresarios, visitó Sudáfrica, Namibia, Botswana y Zimbabwe. Sus viajes marcan el redescubrimiento mutuo entre Asia y Africa.
"Llegamos a sus costas con el deseo de reavivar viejas relaciones", dijo Mandela en Singapur la semana pasada.
Añadió que viajó para aprender "sobre una región de 500 millones de personas que brilla en el mundo como una zona de importante crecimiento económico", algo que había subrayado en visitas previas a Filipinas, Brunei y Malasia.
Por su parte, los países asiáticos vislumbraron el potencial económico en Africa que, para los diarios de Singapur, resultó ser "no tan oscura" después de todo.
"Los empresarios de Singapur vinieron a Africa sin muchas expectativas y vieron más oportunidades de las que esperaban", sostuvo Barry Desker, director de la Dirección de Desarrollo Comercial de Singapur.
Al final de su gira, Mandela propuso que Sudáfrica fuera el "ancla" de las nuevas relaciones entre Asia y América Latina.
Durante mucho tiempo, el pasado colonial de Asia y Africa fortaleció los vínculos con los países industrializados, pero ahora las autoridades quieren estimular las relaciones entre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la Comunidad de Desarrollo de Africa del Sur (SADC).
"ASEAN y SADC tienen el poder de darle un gran impulso al renacimiento de las relaciones entre Africa y Asia", dijo Mandela en Manila, su primera parada en la gira por Asia.
El interés renovado surge en un momento en que los países prósperos de Asia buscan oportunidades de inversión en los países del sur. El vicepresidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, habló del "renacimiento africano" para borrar la imagen de Africa como eterna pedigüeña.
Las compañías de Malasia y Singapur son las impulsoras del comercio y la inversión de Asia sudoriental con Africa. Mandela sostuvo que su visita añadiría "más ladrillos a la estructura de las relaciones económicas" entre los dos continentes.
El comercio y la inversión son pilares de su gobierno post- apartheid, agregó, porque el crecimiento económico es crucial para fortalecer la democracia.
Los empresarios de Singapur ven oportunidades de inversión en la minería de Sudáfrica y el turismo en las famosas cataratas de Victoria en Zimbabwe.
La inversión malaya en Africa es estimulada por la política de establecer vínculos sur-sur del gobierno. La mayor inversión extranjera en Sudáfrica después de la época del apartheid la realizó Malasia en la refinería de petróleo Engen en 1996.
El Banco Africano del Sur abrirá el mes que viene en Johannesburgo con inversión malaya y sudafricana.
La visita de Mandela a Malasia selló la compra por Kuala Lumpur de los modernos helicópteros de ataque Rooivalk sudafricanos.
La creciente inversión asiática en Africa fue criticada por los empresarios de Zimbabwe que se quejan de favoritismo por parte del gobierno hacia las compañías malayas.
La estatura moral de Mandela y el fin del apartheid en Sudáfrica impulsan su campaña en Asia.
El premio Nobel de la paz recibió un tratamiento excepcional en los cuatro países asiáticos que visitó. En Filipinas recibió un título de honor, y en Singapur se le dio su nombre a un nuevo híbrido de orquídea.
Pero una de las mayores impresiones que Mandela dejó en su visita trasciende lo comercial. Dijo que el mayor éxito de la democracia sudafricana radica en su capacidad de perdurar sin él.
El mensaje destacó en Asia sudoriental, donde muchos líderes y sus partidos están en el poder desde hace décadas. En Filipinas se debate la posibilidad de cambiar la Constitución para que el presidente Fidel Ramos pueda ser reelecto en 1998.
Mandela respondió a la preocupación sobre las políticas de Sudáfrica cuando él se retire en 1999: "Hay muchos dirigentes en el Congreso Nacional Africano mucho más jóvenes que yo, y más capacitados".
"Por eso nunca nos preocupó que el retiro de un hombre conduzca a menor rendimiento en lo que refiere a las necesidades de nuestro pueblo y las relaciones con el mundo", expresó. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/aq-jc/ip-if/97