ARGENTINA: El campo, más concentrado y rentable

Los grandes propietarios de tierras agrícolas de Argentina aumentaron en esta década sus dominios y también su rentabilidad, a través de una disminución sustantiva de costos. Entre tanto, los pequeños y medianos productores rurales están siendo expulsados del negocio.

El economista Eduardo Basualdo, autor del libro "El nuevo poder terrateniente", explicó en diálogo con IPS el secreto proceso en curso en el campo argentino, negado en estudios anteriores.

"Cuanto mayor es el tamaño de la propiedad, menores son los costos, porque se obtienen mejores precios para el transporte, el combustible y los demás insumos", dijo Basualdo, que se desempeña en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

La investigación de Basualdo demuestra que en los últimos años aumentó la concentración de la tierra. Su informe niega las aseveraciones de otros economistas, que no habían incorporado las nuevas asociaciones, y concluían que la tierra se estaba "desconcentrando" en pequeños y medianos lotes.

Para Basualdo, la estructura de grandes propiedades, lejos de desaparecer se consolidó a través del surgimiento de grupos de sociedades que se constituyen en nuevas unidades económicas.

Hay grupos económicos originarios de otros sectores de la economía con inversiones en tierras, sociedades agropecuarias, condominios -varios propietarios-, y propiedades individuales.

En la provincia de Buenos Aires, donde se concentran las tierras más ricas del país, entre sólo 53 propietarios se cuentan 2,4 millones hectáreas.

Ese total se divide entre cinco grupos económicos, 35 sociedades agropecuarias y 13 entre propietarios individuales, condominios y agrupamientos de sociedades de menos de cuatro entidades.

La apertura económica de los años 90, la eliminación de regulaciones y el aumento de precios internacionales de los granos, sumados a la alta tecnología incorporada al campo, permitieron mejorar la rentabilidad agrícola, explicó Basualdo.

Pero el factor determinante, que provoca el incremento de la renta y lo mantendrá en los próximos años, es la formación de economías de escala.

El economista Adolfo Buscaglia coincidió con Basualdo en que esas unidades de capital y tecnología intensivos constituirán la "empresa agropecuaria del siglo XXI".

Basualdo observó el enorme potencial de crecimiento de la presencia en el campo, aún incipiente, de los fondos de inversión, que promueven economías de escala.

Se trata de grupos de ahorristas, incluso pequeños, cuyos fondos son administrados en una canasta común por empresas de inversiones. Por el momento no se cuentan más de cuatro fondos de inversión con intereses en la agricultura, pero se cree que muchos más se sumarán en los próximos años.

"Los fondos de inversión buscan explotaciones de entre 40.000 y 60.000 hectáres, porque ese es el tamaño que asegura una mayor rentabilidad", informó Basualdo.

Miles de pequeñas y medianas explotaciones sucumben ante la competencia de los más fuertes.

No hay tecnología capaz de dar batalla frente a la demanda de los grandes terratenientes. Los pequeños propietarios venden o arriendan sus campos, y si logran pagar sus deudas, emigran a la ciudad en busca de nuevos horizontes.

Grupos económicos como Bunge y Born, la multinacional cerealera argentina, que acumula más de 200.000 hectáreas entre la provincia de Buenos Aires y otras zonas del país, compran el combustible directamente a la petrolera YPF en tres pagos anuales y con un descuento de 40 por ciento.

Lo mismo ocurre con los fertilizantes, las semillas, las herramientas para el campo o el transporte, que resulta más barato por unidad a medida que aumenta la carga.

La tierra argentina, sobre todo en la Pampa, la amplia región central y oriental del país, es naturalmente apta para el cultivo de cereales y oleaginosas.

Los propietarios tradicionales predominan en la Pampa, donde la presencia de extranjeros es muy reducida. Los grandes cambios en esa región se refieren a la forma de organización de la propiedad, concentrada ahora en condominios o grupos de sociedades, destacó Basualdo.

Mientras, los mayores propietarios en la sureña Patagonia son el húngaro George Soros y el italiano Luciano Benetton.

La creciente rentabilidad de las regiones agrícolas más ricas determinó en 1996 un incremento del valor de la propiedad rural entre 30 y 35 por ciento. (FIN/IPS/mv/ff/if/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe