ARGENTINA: Créditos a largo plazo y tasa fija no son una utopía

En los años 80, cuando Argentina vivía en un caos inflacionario con devaluaciones cotidianas, era una utopía. Pero hoy, las perspectivas de estabilidad a largo plazo animaron a los bancos a ofrecer créditos hipotecarios en moneda local, con tasa fija y a 10 años de plazo.

Aunque el tomador del préstamo paga todavía tasas muy altas en relación a la inflación anual, al menos ahora sabe que la cuota del crédito no variará hasta el 2.007, un fenómeno que a los argentinos les sigue resultando tan raro que buscan denodadamente la cláusula leonina que los despertará de ese sueño.

En octubre de 1996, el Banco Hipotecario Nacional, la entidad oficial que ofrece préstamos para la vivienda y controla 30 por ciento del mercado, comenzó a ofrecer créditos a tasa fija, pero ningún banco privado lo siguió hasta este mes.

Con fanfarrias, dos bancos particulares se sumaron al negocio y un tercero ya anunció que tiene un proyecto en las gateras.

María Alicia Echezarreta, jefa del área de créditos hipotecarios del Banco Río de Argentina, dijo a IPS que el lanzamiento de préstamos en pesos, a largo plazo y con tasas de interés fijas, "refleja el cambio económico que se dio en este país en los últimos años".

No obstante, todavía la tasa de interés es alta. Los dos bancos que se lanzaron a prestar en pesos a 10 años fijaron una tasa anual de 15,5 y de 16,9 por ciento, un retorno que está muy por encima de la inflación anual de Argentina, que hoy no llega a uno por ciento.

La inflación había dado mala fama a Argentina en los años 80 y hoy, pese a la estabilidad, la tasa de riesgo país sigue siendo muy alta, según informan las empresas calificadoras. De ahí que el propio Estado no consiga endeudarse a menos de 10 por ciento de interés.

En 1989 la tasa anual llegó a los cuatro digitos. Desde entonces, el peso está equiparado con el dólar estadounidense (uno a uno), y lejos quedaron las devaluaciones cotidianas y los cambios constantes de precios.

Las tasas bancarias, por tanto, se calmaron también pero al nivel de las nubes.

Desde 1991, cuando comenzó el Plan de Libre Convertibilidad del Peso, que logró controlar la inflación, la estabilidad de precios decidió a muchos argentinos a tomar créditos para adquirir o refaccionar vivienda, aún cuando las tasas no son tentadoras y el tomador termina pagando el doble de lo que pide.

Las perspectivas de estabilidad sostenida en el futuro -al menos de la macroeconomía- desataron un verdadero auge de los préstamos hipotecarios en los últimos meses y para los bancos el negocio es interesante pues consideran que las hipotecas son los créditos con menos riesgo.

Un ejemplo de esta evolución del negocio se refleja en la actividad del Banco Galicia, una de las primeras entidades privadas de Argentina junto con el Banco Ro.

En 1995, el Galicia realizaba 80 operaciones mensuales de créditos hipotecarios. Entonces, las tasas eran variables pero en promedio llegaban a 20 por ciento anual en pesos, y con plazos de devolución no mayores a cinco años, a pesar de la baja inflación.

En 1996, el mismo banco concretaba 400 operaciones al mes con una tasa de 16 por ciento y en lo que va de este año, el promedio trepó a 700 operaciones mensuales con 15 por ciento de interés. Este incremento de la demanda decidió a los bancos a ofrecer una nueva alternativa.

Hasta ahora, el negocio crecía con préstamos a tasas altas y además variables, o con créditos en dólares, que si bien ostentaban una tasa de dos o tres puntos más baja que la de los préstamos en pesos, no ofrecía garantías contra eventuales devaluaciones.

Ahora llegaron los créditos en pesos y con tasa fija. Algunos observadores creen que los bancos prevén una tendencia declinante de las tasas de interés y por eso se apuran a tentar al potencial consumidor con las tasas altas todavía vigentes.

Los banqueros admiten que es muy probable que ese pronóstico se cumpla, pero también destacan la necesidad de aprovechar la coyuntura: las propiedades inmuebles bajaron de valor y con la estabilidad, la demanda de créditos aumenta.

El banco hace un negocio relativamente seguro: si el cliente no paga, debe entregar su casa.

Por el momento, sólo dos bancos privados se lanzaron esta semana a los nuevos créditos de largo plazo, pero los analistas pronostican que las ofertas seguirán a plazos aún más prolongados y con tasas más bajas, un sueño imposible hace apenas siete años.

El Banco Hipotecario, que suele ser vanguardia en este sentido, ya preparó una jugada: créditos con tasa fija, a 15 años. (FIN/IPS/mv/ag/if/97

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