Un seminario de expertos acordó crear una red internacional de científicos, personas e instituciones interesadas, para examinar el cambio climático desde un punto de vista del Sur y luego negociar con el Norte.
El seminario, realizado en el marco del foro Río más Cinco, propuso así un nuevo enfoque de la cooperación, basado en la fórmula Sur-Sur-Norte, como forma de enfrentar el efecto invernadero, el mayor problema ambiental global, destacó Luis Pinguelli Rosa, un físico brasileño que presidió el encuentro.
"No hubo ningún avance, sino que se agravó la emisión de gases invernadero desde la Cumbre de la Tierra de 1992. Los países industrializados no cumplieron el acuerdo de reducirlas, (sin que) la mayoria aumentó sus emisiones y pocos las estabilizaron", afirmó Pinguelli.
La necesidad de una concertación sureña para dialogar con el Norte tiene como causa inmediata las llamadas Actividades de Ejecución Conjunta (AIJ, en inglés), un concepto impulsado por las dificultades del Norte para cumplir las cláusulas de la Convención de Cambio Climático, firmada en 1992.
Reducir las emisiones es muy caro en los países ricos, exige elevadas inversiones para la reconversión de grandes estructuras, como centrales eléctricas a carbón, con inversiones y mano de obra costosas, explicó a IPS Cristiano Richers, consultor en energía de una empresa suiza.
Por eso, los países ricos buscan hacer su parte contribuyendo a la reducción de los gases emitidos en países en desarrollo, en un "canje de CO2" (dióxido de carbono) o "compra de crédito ambiental", como se conoce esa propuesta.
Brasil y otros países sureños rechazan esa salida, por considerarla una transferencia de compromisos, aunque el Norte asuma el costo de la operación.
La posición brasileña "es buena externamente, pero en lo interno es negativa", puntualizó Pinguelli.
El gobierno de Brasil "está desmantelando el Programa del Alcohol (que sustituye la gasolina) y privatiza el sector eléctrico", señaló.
El capital privado prefiere las centrales termoeléctricas, más contaminantes que otras fuentes de energía, pues son menos costosas que las hidroeléctricas, explicó el físico.
Las AIJ abren también la posibilidad de una triangulación, para que un país rico financie operaciones entre dos naciones en desarrollo para reducir las emisiones contaminantes en alguno de ellos.
Un ejemplo es la posible cooperación entre Brasil e India, con tecnología y alcohol del primero para reducir la emisión de gases de automóviles en India, cuyo parque automotor aumenta explosivamente, observó Richers, que busca impulsar esa negociación.
Suecia y Suiza tienen interés en apoyar financieramente esa operación, ventajosa para los países del Sur y para el ambiente mundial, informó el experto.
La iniciativa de los 30 científicos reunidos desde el jueves en el seminario sobre gases invernadero busca responder a esas nuevas cuestiones, surgidas de la puesta en marcha de la Convención de Cambio Climático y de las propuestas del Norte.
Esta fue la quinta reunión de expertos promovida por la Coordinación de Programas de Postgrado en Ingeniería (COPPE) de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, dirigida por Pinguelli.
Participaron científicos de Argentina, Brasil, Chile, México y Perú, y de Africa, Asia, Estados Unidos y Suiza, además de un grupo de empresarios brasileños de la industria de alcohol, interesados en convertir su producto en alternativa internacional ante la gasolina, una gran fuente de CO2.
El CO2 es el principal entre los gases invernadero, llamados así por atrapar en la atmósfera las radiaciones solares. La consecuencia es el aumento de la temperatura de la Tierra que, a su vez, puede provocar el derretimiento de los hielos polares y el crecimiento del nivel de los océanos.
El efecto invernadero es una amenaza directa a las islas y las zonas litoraleñas bajas, que podrían ser sumergidas por las aguas. (FIN/IPS/mo/ff/en/97