/AMBIENTE/ EE.UU.: Aumenta producción de algodón ecológico

Los productores agrícolas orgánicos en Estados Unidos compiten contra las multinacionales farmacéuticas y agrícolas para acceder a los nuevos mercados con demanda de algodón producido sin utilizar pesticidas ni agredir al ambiente.

Casi la mitad de todos los pesticidas tóxicos que se vierten sobre los cultivos de los países del Sur en desarrollo son para eliminar las plagas del algodón y casi la mitad del consumo mundial de pesticidas está destinado al algodón, lo que lo hace uno de los cultivos más dañinos para el ambiente.

Compañías multinacionales de vestimenta como The Gap, Levi- Strauss, Nike y Patagonia tienen interés en adquirir algodón libre de pesticidas.

La demanda del algodón orgánico condujo al aumento gradual de su producción y venta desde que se introdujo a Estados Unidos por primera vez hace 10 años.

En 1996, los productores estadounidenses plantaron más de 728.000 hectáreas de Bollgard, una planta de algodón diseñada mediante ingeniería genética por el laboratorio Monsanto, que supuestamente disminuye la necesidad de pesticidas.

Pero la demanda de algodón orgánico declinó en 1996 y productores estadounidenses que utilizaron el Bollgard tuvieron que recurrir a los métodos de aspersión convencionales cuando sus cultivos fueron afectados por una invasión de gorgojos.

Para enfrentar a los parásitos, los productores rociaron productos químicos desde el aire, lo que implica un riesgo para la salud de humanos y animales. El costo de los productos puede llegar hasta 250 dólares por hectárea.

Los pesticidas incluyen las marcas Roundup o Rodeo, un producto de Monsanto a base de glifosfato, que causa irritación a la piel y los ojos, depresión cardíaca, dolores gastrointestinales, vómitos y acumulación de líquidos en los pulmones.

Los productores orgánicos sustituyen los fertilizantes químicos que atraen a los insectos con biofertilizantes como abono y fertilizantes líquidos. Sin embargo, su uso aumenta la población de plagas naturales.

Los productores orgánicos redujeron la población de parásitos mediante pesticidas botánicos, repelentes y mediante el uso de feromonas sexuales.

La producción mundial de algodón orgánico -en países como India, Perú y Uganda- creció de 6.000 toneladas en 1993 a casi 10.000 toneladas en 1995, aunque la cantidad disminuyó en 1996.

La "tecnología verde" también resultó en menores costos. Los productores indios informaron de una reducción de 42 por ciento en costos de pesticidas, aunque la producción se redujo. No obstante, su ingreso aumentó seis por ciento en comparación con los granjeros modernos.

Otros proyectos como el proyecto orgánico Lango en Uganda y el Pakuchko Pax en Perú recibieron respaldo financiero y técnico de organismos de ayuda como la Agencia Internacional de Cooperación para el Desarrollo, de Suecia, y la Consultora Agro-Eco de Holanda.

Bollgard es uno de los últimos cultivos genéticos cuya venta fue impulsada en Estados Unidos por compañías agrícolas y farmacéuticas multinacionales.

La tendencia comenzó hace dos años con el tomate Calgene Flavr- Savr. Desde entonces, se introdujeron nuevas variedades diseñadas en el laboratorio de soja, maíz y patatas. El trigo sigue en elaboración.

El algodón Monsanto, comercializado por la compañía multinacional Delta y Pine Land, produce su propio pesticida "natural" en cada fibra de la planta. El pesticida no se elimina por la lluvia como los agroquímicos convencionales que se aplican externamente.

La provincia china de Hebei anunció que prevé plantar 202.000 hectáreas de Bollgard a principios de 1998. El anuncio surge de un acuerdo con Delta y Pine Land para formar una compañía asociada en la tecnología de semillas de algodón.

Varios productores de algodón estadounidenses demandaron a Monsanto y Delta Pine porque, supuestamente, las compañías exageraron el éxito de la cosecha del verano boreal.

Sostienen que en algunos lugares, la planta de algodón creció hasta casi tres metros sin dar frutos.

Grupos ecologistas piensan que los cultivos obtenidos mediante ingeniería genética pueden implicar nuevos riesgos para el medio ambiente.

Jane Rissler, de la Asociación de Científicos Comprometidos, afirma que las plagas podrían tornarse resistentes a la planta modificada. Los nuevos genes también podrían tener consecuencias inesperadas o provocar alergias en los seres humanos.

La organización de Rissler espera revelar el fracaso de Bollgard en una próxima audiencia de la Agencia de Protección Ambiental (EPA).

Otra crítica contra el nuevo "algodón verde" es que la disminución de pesticidas aún no resolvió otros problemas ambientales provocados por la producción de algodón moderno.

Las plantaciones de algodón consumen mucha agua. En Europa, Estados Unidos y Africa, las plantaciones provocaron la reducción de las reservas de agua.

"El algodón orgánico también implica prácticas que contaminan: se consume gasolina y colorantes tóxicos", sostiene una publicación de la compañía de vestimentas Patagonia en California. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/aq-jc/en/97

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