/AMBIENTE/ BRASIL: Razón económica aún impide soluciones energéticas

El cambio de fuentes de energía es indispensable para solucionar graves amenazas a la vida en la Tierra, pero ese consenso no logra imponerse a la lógica económica que gobierna el mundo.

El debate en el gobierno de Brasil sobre el destino del programa de sustitución parcial de la gasolina por alcohol de caña de azúcar es un ejemplo de esa batalla entre las razones ambientales y económicas.

Suprimir el programa de alcohol carburante sería "un crimen ambiental", reaccionó la viceministra de Medio Ambiente, Aspasia Camargo, ante presiones del área económica por eliminar los subsidios necesarios a la competitividad del combustible alternativo.

Creado en 1975 para hacer frente a la crisis del petróleo de aquella década, el programa produjo 4,5 millones de automóviles impulsados a alcohol, 30 por ciento del total de unidades en circulación. Pero puede morir, pues las fábricas ya no producen esos vehículos.

La caída y estabilización del precio del petróleo y el aumento de la producción de crudo en el país eliminaron la justificación estratégica y económica del programa. No obstante, es mayor ahora la necesidad social del combustible alternativo, ya que su producción emplea a un millón de trabajadores, arguyen Camargo y los ambientalistas.

El inadecuado tratamiento de la cuestión energética es la gran laguna del debate ecológico desde la Cumbre de la Tierra, de 1992, advirtió el ex ministro brasileño de Medio Ambiente José Goldemberg.

Los combustibles fósiles, especialmente el petróleo y el carbón, no son renovables y son la principal fuente de los gases que producen el efecto invernadero y el consecuente recalentamiento de la Tierra, observó el físico Goldemberg, un experto en energía.

Esos combustibles constituyen 76 por ciento de la energía primaria consumida en el mundo y dan origen a 75 por ciento de la emisión de dióxido de carbono provocada por la actividad humana, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.

El dióxido de carbono es el principal entre los gases invernadero, que atrapan las radiaciones del sol dentro de la atmósfera terrestre.

La voraz demanda de energía también ha dado lugar a la construcción de centrales nucleares, otra amenaza mortal a la vida planetaria.

Es preciso desarrollar alternativas, como la energía eólica, que en Dinamarca representa 10 por ciento del consumo, la solar y, especialmente la generada por la biomasa, "el petróleo de los paises pobres", afirmó Goldemberg.

En la última categoría mencionada por el ex ministro se destaca el alcohol producido de la caña de azúcar, de eficiencia superior al etanol de otras fuentes, como el maiz y la remolacha, por el bajo costo y menor emisión de gases, dijo el ingeniero suizo- brasileño Cristiano Richers.

Con la experiencia de 22 años en el programa del alcohol carburante, Brasil puede ser un gran exportador de tecnología y del mismo combustible alternativo.

Una misión estadounidense visitó la semana pasada Brasilia para negociar la colaboración brasileña con los 18 estados de ese país que agregan etanol a la gasolina para reducir la contaminación atmosférica.

El alcohol como combustible alternativo, como se usa en Brasil, no podría emplearse en los países del Norte industrial, pues el frio del invierno impediría la ignición. Pero sería un aditivo ideal en términos ambientales, sostuvo Richers.

La gasolina utilizada en Brasil recibe una adición de hasta 22 por ciento de alcohol anhidro, y absorbe entonces buena parte de la caña de azucar producida. Pero reducir la cantidad de automóviles que emplean exclusivamente alcohol sería un retroceso, con efectos ambientales negativos, sostienen los ambientalistas.

De mantenerse la tendencia actual, esos vehículos no serán más que 2,5 millones en el 2005, mientras los automóviles impulsados a gasolina aumentarán de 10,5 a 23 millones, de acuerdo con la Asociación Brasileña de Ingeniería Automotor, con el consiguiente incremento de la contaminación.

Otros países de economía emergente, como China, India e Indonesia, viven procesos similares, de manera que en poco tiempo su aporte al efecto invernadero se acercará al de las naciones del Norte y tendrán que sumarse al esfuerzo por reducir la emisión de gases, predijo Goldemberg.

Las fuentes alternativas mencionadas son muy limitadas en relación a la creciente demanda mundial, señaló a IPS otro ex ministro de Medio Ambiente, Paulo Nogueira Neto.

Noguiera Neto cifra sus esperanzas en la fusión nuclear, en cuya investigación se han realizado grandes inversiones, para volverla económicamente factible y ambientalmente segura, sin los riesgos de accidentes y de la basura generada por la tecnología atómica actual. (FIN/IPS/mo/ff/en/97

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