ALBANIA: Europa pide que soldados aseguren asistencia humanitaria

La comisaria de la Unión Europea (UE) Emma Bonino propuso hoy que soldados armados acompañen los convoyes de ayuda humanitaria a Albania para impedir que se agrave la crisis alimentaria y de salud en el país más pobre del continente.

El embarque de ayuda es fundamental para detener la crisis que generó el colapso de los "préstamos piramidales" apoyados por el gobierno albanés, sostuvo Bonino, comisaria de Asistencia Humanitaria de la UE, en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.

Pero los constantes ataques que reciben los embarques de asistencia humanitaria en todo el mundo obligan a tomar medidas de seguridad para asegurar que la ayuda llegue a su destino y salvar la vida de los funcionarios a cargo de ella, agregó la diplomática italiana.

Se requiere que la ayuda aportada por el Departamento de Asistencia Humanitaria de la ONU y por la UE reciba respaldo de fuerzas de seguridad tanto de Albania como de la región, dijo.

"Si vamos sin protección, el medio de transporte de la asistencia podría ser saqueado", como ya sucedió con la mayor parte de los envíos, advirtió Bonino.

Trabajadores humanitarios que operan en Burundi, Ruanda y Chechenia fueron atacados o asesinados impunemente en las últimas semanas, lo que impide la obtención de apoyo para futuras misiones, explicó la funcionaria europea.

A su vez, el auge de los ataques a las misiones de ayuda generó mayores necesidades en las poblaciones afectadas, añadió.

El gobierno de Sali Berisha enfrenta una rebelión que ya tiene bajo su control 12 distritos de Albania y la mayor parte de la región meridional del país.

"Excepto la capital y unos pocos distritos, necesitamos con urgencia medicamentos y comida, y debemos mantener el orden para que al ayuda llegue a su destino", dijo el embajador de Albania ante la ONU, Pellumb Kulla.

Bonino reiteró que las existencias de alimentos y medicamentos en Albania se están agotando. Pero algunos funcionarios europeos temen que el involucramiento de soldados armados de la UE en la crisis albanesa se convierta en un desastre.

Muchos gobiernos rechazan la realización de operaciones de asistencia con respaldo armado, en especial en Zaire y Burundi, y no desean que Albania se convierta en un precedente.

El canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Helmut Kohl, dijo la semana pasada que no estaba preparado para enviar fuerzas a un país si no era capaz de determinar el propósito de antemano.

"No podemos embarcarnos en otra aventura extranjera", coincidió el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Klaus Kinkel.

Pero otros temen que el creciente desorden en Albania se difunda a los países vecinos, incluso la provincia yugoslava de Kosovo y regiones de Macedonia, donde la mayoría de la población es de origen albanés.

Los países temen una nueva ola de migración de albaneses. Unos 12.000 ya cruzaron los 40 kilómetros del mar Adriático que separa su país de Italia y "varios miles" se trasladaron a Grecia por vía terrestre, según Kulla.

"Sería una conmoción que 350 millones de europeos, la mayoría de ellos ricos, fueran incapaces de ayudar a tres millones de albaneses", se ofuscó el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Herve de Charette.

Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE reafirmaron este lunes en Bruselas su "responsabilidad en ayudar a Albania a regresar a la estabilidad política y restaurar la seguridad interna, así como suministrar asistencia humanitaria".

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se resiste a jugar un papel militar en la crisis. La mayoría de los gobiernos de la alianza, entre ellos el de Estados Unidos, evita tomar partido por el gobierno de Berisha o los rebeldes.

"Existe un riesgo" en cualquier operación armada extranjera, admitió Bonino. "Pero si no hacemos nada, nos arriesgamos a que aflore un gran problema", agregó.

Para la mayoría de los vecinos de Albania, la preocupación es que la nueva coalición de gobierno, que asumió interinamente para garantizar la tranquilidad en el país ante las elecciones previstas para dentro de dos meses, sea incapaz de reducir la tensión.

En la ciudad austral de Vlore y otras zonas controladas por los rebeldes, el disgusto con Berisha es tan grande que la mayoría pretende su cese o su renuncia.

El gobierno permitió la instalación de un sistema de inversiones privada de tipo piramidal, a través de la cual entre 50 y 90 por ciento de los albaneses perdieron parte de sus ahorros, si no todos.

Pero el presidente, quien resultó reelegido el año pasado en comicios que muchos gobiernos y observadores calificaron de fraudulentos, pretende permanecer en su cargo al menos hasta las elecciones.

Berisha "declaró que renunciará después de las elecciones y solo en caso que su partido no gane", anunció Kulla.

Bonino, por su parte, afirmó que los observadores europeos se asegurarán de que las elecciones se realicen con más transparencia que las del año pasado. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/mj/ip/97

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