Parecen restos de cubiertas de auto luego de ser quemadas, pero son pequeños lobos marinos en posición fetal, muertos en el peor episodio de contaminación de aguas oceánicas en la historia de Uruguay.
La amenaza advertida en los primeros días de este mes por grupos ambientalistas ante la pérdida de petróleo de un buque que encalló frente al centro turístico de Punta del Este es hoy una realidad dramática en la isla de Lobos, uno de los más importantes santuarios de lobos marinos del Atlántico sur.
Organizaciones ecologistas y el gobierno uruguayo polemizan sobre el caso, mientras más de un centenar de crias de lobos ya murieron y varios miles están en grave riesgo.
La isla de Lobos, que se avista desde Punta del Este, 140 kilómetros al oriente de Montevideo, alberga unos 200.000 ejemplares de pelo fino.
El pelo de los lobos, naturalmente de tonalidad marrón y cambiante con los reflejos del sol, está cubierto de una sustancia negra cuyo olor aleja a las madres.
Las crías mueren debido al cambio de temperatura interna que les causa el petróleo adherido a su cuerpo, o de inanición, ya que sus madres no las reconocen o no pueden alimentarlas por la contaminación de sus mamas, explicó a IPS un experto del Instituto Nacional de Pesca (INAPE).
El cachorro de lobo marino se alimenta durante un año de la leche materna, que no puede ser reemplazada por otros alimentos. Cuando el petróleo comenzó a fluir al mar del buque de bandera panameña "San Jorge", los lobeznos tenían aproximadamente dos meses y pesaban alrededor de cinco kilos.
El accidente también determinó la suspensión de la extracción de mejillones alrededor de la isla, que es el principal surtidor del país de esos bivalvos.
El "San Jorge" encalló el día 8 en aguas internacionales y entre 4.000 y 5.000 metros cúbicos de petróleo se derramaron en el océano.
Un grupo de organizaciones ambientalistas cuestionó la operación puesta en marcha por el gobierno para combatir la contaminación. Según los ecologistas, las autoridades concentraron especialmente su esfuerzo en la limpieza de las playas de Punta del Este, que se encontraba en plena temporada turística.
"No se ha actuado tan eficazmente en la prevención del sufrimiento y muerte de los animales como en la limpieza de las playas", observaron los ambientalistas.
Así mismo, exigieron "información transparente", pues la isla de Lobos es "un patrimonio nacional y su salvaguarda es un derecho y una obligación de todos los ciudadanos".
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos de Uruguay y Punta del Este estaba colmado de visitantes argentinos y brasileños cuando la marea negra llegó a sus costas.
Los ambientalistas también dijeron que las tareas desarrolladas se orientaron a comprobar mediante la autopsia la causa de la muerte de los lobos, antes que a evitarla.
Para contrarrestar las críticas, el gobierno presentó este jueves al parlamento el informe de Gary Sergy, un experto canadiense de Western Office Enviromental Technology Center que participa en la operación lanzada por las autoridades uruguayas.
Según el informe, elaborado con el respaldo del gobierno de Canada, las acciones tomadas "fueron apropiadas" y "la situación está en buenas manos".
En la isla se comenzó a esparcir este jueves en forma manual el "sphag sorb", una turba que "atrapa" el petróleo y lo degrada. Pero las existencias de ese material en Uruguay no son suficientes para superar el problema.
La empresa aseguradora del buque siniestrado entregó dos contenedores de "sphag sorb", y los expertos calculan que es necesario disponer de una cantidad 10 o 15 veces superior del producto para limpiar a los lobos y la isla.
Cada contendedor tiene aproximadamente 10.000 kilogramos de la sustancia. El valor de esa carga es de 48.000 dólares, pero se duplica con la suma del costo de su traslado desde Canadá.
Expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) analizan en el lugar la situación creada y también se anunciaba el arribo de dos especialistas en contaminación marina de la Agencia Española de Cooperación.
Juristas consultados por IPS pronosticaron un juicio internacional entre el gobierno uruguayo y la empresa armadora del "San Jorge", que sólo evitaría un acuerdo privado.
Poco después del accidente, el ministro de Medio Ambiente, Juan Chiruchi, advirtió que "el que contamina paga". El "San Jorge" encalló en un formación rocosa que no figura en las cartas marinas.
Fuentes vinculadas a la empresa naviera puntualizaron a IPS que deberá aclararse si el accidente fue responsabilidad del capitán del barco o se debió a la falta de señalamiento del escollo en las cartas de navegación. (FIN/IPS/rr/ff/en/97