TAJIKISTAN: Fin de guerra civil consolida relación ruso-iraní

El pacto firmado el fin de semana entre el gobierno de Tajikistán y su oposición fundamentalista islámica puso de manifiesto el crecimiento de la amistad entre Irán y Rusia desde la desintegración de la Unión Soviética, a fines de 1991.

Igualmente, significa un revés para la política de aislamiento de Irán impulsada por Estados Unidos, y, no menos, la finalización de la guerra civil de casi cinco años en Tajikistán, gracias a la cooperación rusa e iraní.

El tratado, firmado el sábado 22 por el gobierno y la oposición en la ciudad iraní de Mashhad, resolvió la disputa sobre la composición de la Comisión de Reconciliación Nacional, según un acuerdo suscrito dos meses antes en Moscú, ante el primer ministro Viktor Chernomyrdin.

El acuerdo preliminar requería la negociación de un tratado de paz permanente antes del 1 de julio, y especificaba que la Comisión debería integrarse con un número equitativo de representantes del gobierno, encabezados por el presidente Imamali Rahmanov, y de los islamistas, encabezados por Sayiid Abdullah Nouri, quien presidiría el cuerpo.

El pacto del sábado ratifica ese acuerdo. El líder radical islámico, que ha estado en el exilio durante cuatro años, retornará a Dushanbe, la capital de Tajikistán, el mes próximo.

Se trata de la primera medida de un programa destinado a otorgar representación equitativa a la oposición islámica en todos los niveles del gobierno.

La próxima ronda de negociaciones, a celebrarse en marzo, se concentrará en la incorporación de los combatientes islamistas al ejército nacional sobre una base igualitaria.

La reconciliación nacional se considera una forma de preparación de los votantes para un referendo de reforma constitucional, que a su vez preparará el terreno para elecciones parlamentarias.

Como era previsible, el pueblo de Tajikistán recibió con beneplácito el fin formal de la guerra civil, estallada en mayo de 1992, que costó unas 60.000 vidas. Más de 560.000 tajikos (cerca de 11 por ciento de la población total del país) llegaron a estar refugiados en países vecinos.

Como las guerras civiles nunca son exclusivamente nacionales, sino que involucran a naciones vecinas, o aun a distantes potencias regionales o mundiales, el fin del conflicto de Tajikistán sólo puede entenderse dentro de un contexto más amplio, donde los principales actores extranjeros son Rusia, Irán, Afganistán y Uzbekistán.

Moscú posee 25.000 soldados en Tajikistán, 15.000 de ellos desplegados a lo largo de la frontera con Afganistán en 1992, en apoyo al régimen secular y comunista de Dushanbe. El presidente ruso Boris Yeltsin solía describir la frontera tajiko-afgana como la "frontera de Rusia".

Pero el gobierno de Yeltsin se volvió cada vez más incapaz de ayudar al régimen de Dushanbe a derrotar decisivamente a sus oponentes islamistas, que operaban principalmente desde Afganistán.

Además, tanto Irán como Rusia deseaban salvar al norte y el noroeste de Afganistán (poblados mayoritariamente por tajikos y uzbekos) de las fuerzas talibanes, que en septiembre de 1996 tomaron Kabul, y por lo tanto redoblaron sus esfuerzos para resolver las diferencias dentro de Tajikistán.

Aunque Irán no tiene una frontera común con Tajikistán, ejerce gran influencia sobre esta república por razones históricas, religiosas y culturales.

Tajikistán es la única de las cinco repúblicas socialistas ex soviéticas de Asia Central que posee una lengua nacional afín al persa. Al igual que los iraníes, la mayoría de los tajikos son chiitas, y en la era preislámica adoraban a Zoroastro.

Finalmente, la oposición religiosa de Tajikistán deseaba emular el ejemplo de Irán y establecer un estado islámico, aunque mediante un proceso democrático y en forma gradual.

Irán, tomando en cuenta el cambiante equilibrio de fuerzas en la región y con la intención de consolidar su amistad con Rusia, persuadió a los islamistas tajikos de procurar una solución negociada a la guerra civil.

Rusia, entre otras cosas, había acordado vender aviones de combate a Teherán y completar la construcción de una inconclusa central de energía nuclear iniciada en los años 70 por Alemania Occidental, en el puerto iraní de Bushehr.

Intensas conversaciones entre los adversarios tajikos en Teherán prepararon el terreno para la firma del acuerdo de Moscú, en diciembre. Significativamente, la segunda ceremonia de firma tuvo lugar en Mashhad, un lugar sagrado para los chiitas.

Las calurosas relaciones entre Rusia e Irán, y especialmente el éxito de la diplomacia iraní en la finalización de una amarga guerra civil, no caen bien al gobierno de Estados Unidos, según el cual Teherán patrocina el terrorismo internacional y debe ser marginado.

La principal fuerza de Irán no radica en su régimen islámico ni en sus importantes reservas de petróleo y gas natural, sino en su posición geográfica: tiene a un lado el Golfo Pérsico y el mar de Arabia, y al otro el mar Caspio, además de compartir fronteras con Pakistán, Azerbaiján, Armenia, Turquía e Iraq. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/ml/ip/97

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