El gobierno de Sudán obtuvo el apoyo de agencias internacionales a un programa de restitución de niños y adolescentes de la calle a su hogar, pero casi únicamente para comprobar que la mayoría de éstos no quieren regresar con su familia.
Algunos niños argumentan no tener padres ni parientes a los que volver, y otros advirtieron que abandonarán los campamentos patrocinados por UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) si son obligados a retornar a su hogar, informó el Ministerio de Planificación Social.
Las autoridades firmaron en enero un acuerdo con UNICEF para promover la reunificación familiar. El propósito consiste en restituir a su familia a unos 2.000 menores de edad, la mayoría varones.
UNICEF aporta al programa 50.000 dólares, como mayor donante, la organización británica Oxfam contribuye con 20.000, y Redd Barna, de Noruega, con 17.000 dólares.
Una parte de esos recursos es empleada para la alimentación en campamentos urbanos de niños y adolescentes de la calle, antes de su regreso al hogar.
La guerra civil, las sequías y el hambre provocaron el desplazamiento de grandes masas de población, y se cuenta un alto número de niños y adolescentes huérfanos o separados de sus familiares, que viven e intentan obtener su sustento en las calles de Jartum y de otras ciudades.
Muchos de ellos, instalados en centros provisorios, no quieren volver a su casa y prefieren la vida en la calle, señaló una asistente social que pidió mantener su identidad en reserva. También resulta difícil reinsertarlos en el sistema de enseñanza.
"Pretendemos reincorporarlos a los estudios, pero muchos superaron ya la edad escolar normal. Y, como no completaron el ciclo básico de enseñanza, no pueden ingresar en los institutos de aprendizaje de oficios", explicó la fuente.
La búsqueda de los familiares de los niños de la calle resulta difícil. Muchos de ellos dan pistas falsas a los trabajadores sociales, mientras otros "no pueden proporcionar información sobre sus padres, y los familiares no se toman la molestia de buscarlos", agregó la asistente social.
Un adolescente de 16 años se rehusó en diciembre a volver a su casa con su padre, que había llegado a un centro de albergue en su búsqueda. Incluso negó que ese hombre fuera su padre.
El caso llegó a los tribunales y un juez ordenó la prueba de sangre de la paternidad. Pero el adolescente huyó del campamento antes de que la justicia tomara su decisión final.
El menor había abandonado su hogar para huir de una madrastra que lo castigaba, y no fue aceptado por el segundo esposo de su madre, explicó la asistente social.
Amán el Badri, de la Universidad de Mujeres Afhad, advirtió que el caso de los niños de la calle ha alcanzado "un punto crítico", y exhortó al gobierno y las agencias nacionales e internacionales a trabajar de común acuerdo para encontrar soluciones.
Amán opinó que, más que cualquier proyecto de reunificación familiar, sería necesaria la solidaridad familiar para enfrentar los motivos que inducen a tantos niños a elegir las calles en lugar del hogar.
Agregó que es preciso fortalecer los programas de planificación y educación familiar, para evitar los nacimientos indeseados en familias pobres que no pueden mantener a sus hijos.
"Las comunidades pobres no conocen el control de la natalidad", señaló Amán.
Otra especialista, Monica Phillip, instó a las autoridades a enfrentar el creciente problema de los niños nacidos en las calles.
Adolescentes de las calles cambian sexo por dinero o comida y muchas quedan embarazadas, dijo Phillip. Al menos dos o tres bebés son abandonados por día en el hospital de niños de Jartum, según su información. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/ff/pr/97