Una organización de mujeres exhortó a la población femenina de Ruanda a luchar contra el sangriento rebrote de violencia comenzado en la segunda mitad de enero.
Las mujeres deben "rebelarse contra todo acto homicida, condenarlo y combatirlo", declaró Immaculeé Mukankubito, vicepresidenta de ProFemmes/Twese Hamwe, una federación de 35 grupos pacifistas de mujeres.
"Ya ha corrido demasiada sangre", dijo Mukankubito, en alusión a la matanza de más de medio millón de personas, entre tutsis y hutus moderados, perpetrada entre abril y julio de 1994 por un régimen controlado por extremistas hutus.
Cinco observadores designados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), tres voluntarios españoles del grupo humanitario Médicos del Mundo y un sacerdote canadiense fueron asesinados entre mediados de enero y principios de este mes.
Así mismo, bandas armadas asaltaron a funcionarios de la ONU y a obreros chinos que trabajaban en la construcción de de un camino y les robaron sus pertenencias.
Mientras, un grupo de pistoleros cerraron el paso a dos autobuses en Tare, una comuna ubicada 20 kilómetros al norte de la capital, y mataron a 11 tutsis e hirieron a otros cuatro pasajeros.
Las autoridades advirtieron que las víctimas de las bandas armadas son en muchos casos personas que abandonaron el país en la década de 1960 para volver después de la caída del régimen hutu acusado del genocidio de 1994.
El gobierno, dominado por la minoría tutsi, responsabilizó de la violencia a soldados del ejército hutu derrotado en la guerra civil de 1994 y a sus aliados los milicianos "interahamwe" ("los que combaten unidos", en lengua kinyarwanda).
Los soldados y los milicianos hutus, que habían huido de Ruanda al finalizar la guerra civil, regresaron infiltrados entre los 1,5 millones de refugiados que en noviembre y diciembre fueron repatriados de Zaire y Tanzania.
"Algunas mujeres ganaron notoriedad por participar de la matanza de 1994. Es necesario crear una nueva clase de mujeres, imbuida de nuevos valores", observó una integrante de ProFemmes/Twese Hamwe.
La UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) concedió en noviembre a ProFemmes un premio de 40.000 dólares por su activa participación en el reasentamiento de los refugiados repatriados.
"Intentamos consolidar la paz mediante el apoyo a programas de ayuda a viudas y huérfanos sobrevivientes del genocidio", explicó a IPS Jeanne Gakuba, del comité ejecutivo de ProFemmes.
"Hemos construido una aldea, llamada Nelson Mandela en homenaje al presidente de Sudáfrica, para albergar familias adoptivas" creadas entre supervivientes, dijo Gakuba.
En la aldea, los huérfanos son puestos al cuidado de padres adoptivos y los ancianos son atendidos. ProFemmes también promueve proyectos generadores de ingresos para las mujeres, y participa en movimientos de promoción y defensa de los derechos de la mujer.
Como resultado del genocidio de 1994, la población femenina constituye más de 60 por ciento del total de habitantes de Ruanda, según estadísticas del Ministerio para el Desarrollo de la Familia y las Mujeres. (FIN/IPS/tra-en/jbk/kb/ff/hd/97