El gobierno de Ruanda rechazó un informe de la organización Amnistía Internacional que acusa al ejército del asesinato de civiles y de permitir actos de venganza de la minoría étnica tutsi contra hutus.
"Las afirmaciones de Amistía Internacional no tienen fundamento", declaró a IPS Claude Dusaidi, consejero político del general Paul Kagame, vicepresidente y ministro de Defensa.
Amnistía, que tiene sede en Londres, concentró su informe en el rebrote de la violencia registrado en Ruanda desde la repatriación en noviembre y diciembre de más de un millón de refugiados hutus de Tanzania y Zaire.
Cientos de personas fueron asesinadas desde entonces y la organización responsabilizó al ejército de la mayoría de los hechos, aunque también acusó de la violencia a extremistas hutus que regresaron a Ruanda infiltrados entre los refugiados, .
El ejército dio muerte a civiles cuando perseguía a las bandas armadas hutus, aseguró Amnistía Internacional. También afirmó que los militares presenciaron pasivamente cómo civiles de la minoría étnica tutsi mataban a hutus en venganza por el genocidio de 1994.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha culpado al régimen extremista hutu derrocado en julio de 1994 de la matanza ese mismo año de más de medio millón de personas, entre tutsis y hutus moderados.
"Amnistía Internacional ya tenía antecedentes de defensa de culpables del genocidio", dijo Dusaidi. Agregó que el informe no le soprende, pues las organizaciones internacionales de derechos humanos siempre han criticado al gobierno instalado en Ruanda desde el fin de la guerra civil.
"Conocemos sus métodos de investigación y nadie se sentirá afectado por esas denuncias", según el funcionario.
Dusaidi destacó que Amnistía Internacional presenta al periodista ruandés Joseph Ruyenzi como "prisionero de conciencia", cuando en realidad, fue detenido por su participación en el genocidio.
Al respecto, indicó que otro grupo defensor de los derechos humanos radicado en Londres, African Rights, concluyó tras investigar el caso que Ruyenzi cometió asesinatos y violó y mutiló a mujeres durante el genocidio.
Las autoridades acusaron del rebrote de la violencia a los soldados del régimen depuesto en 1994 y a los milicianos hutus Interhamwe ("los que combaten unidos", en lengua kinyarwanda), que volvieron al país confundidos entre los repatriados.
Esos ex soldados y milicianos serían responsables del asesinato de sobrevivientes del genocidio y de tres voluntarios españoles de la sección francesa del grupo Médicos del Mundo, de cinco observadores designados por la ONU y de un sacerdote canadiense.
El clima de inseguridad creado por esos y otros hechos en el noroeste y el suroeste de Ruanda determinó a agencias de la ONU y a organizaciones no gubernamentales a retirar su personal de esas zonas y limitar sus actividades a Kigali, la capital.
"En poco tiempo estaremos en condiciones de restablecer la normalidad", aseguró el general Kagame a las agencias internacionales.
Kagame puntualizó que la pacificación de las zonas afectadas no es tarea sencilla e incluso admitió que algunos civiles podrían ser atrapados en el fuego cruzado entre las fuerzas de seguridad y las bandas irregulares.
"En situaciones como la que afrontamos, hay desafortundamente a veces víctimas inocentes", dijo a principios de este mes el vicepresidente, en conferencia de prensa.
Pero Dusaidi aseguró que los asesinatos endilgados por Amnistía Internacional a las tropas del gobierno no han tenido lugar. (FIN/IPS/tra-en/jbk/kb/ff/hd/97