/REPETICION/ /AMBIENTE/ PERU: Maquinaria de Shell para extraer gas irrumpe en la selva

Un aerodeslizador surca las aguas del río Urubamba en esta villa del flanco oriental de los Andes, en el centro de Perú, como una criatura nunca antes vista en la selva.

Unico visitante regular al área, traslada carga para el proyecto de extracción de gas natural de la multinacional anglo- holandesa Shell.

Su principal destino es Nuevo Mundo, una pequeña villa de indígenas machiguenga, donde unos 300 trabajadores contratados por Shell dan los toques finales a un nuevo aeropuerto y organizan el trabajo en toda la región.

Desde esta base helicópteros, botes a motor y el aerodeslizador se trasladan río arriba hacia dos reservas de gas natural, que pronto serán cuatro, ubicadas en la selva, donde enormes excavadoras socavan la tierra.

Shell planifica la eventual construcción de un gasoducto hacia Lima, ubicada a unos 500 kilómetros al este, y quizás un segundo hacia Cuzco, la antigua capital inca, donde nace el Urubamba.

El área de los pozos de gas natural es hábitat de especies únicas de pájaros, insectos y plantas. Shell asegura que sus equipos tendrán un impacto mínimo en las selvas y ríos locales.

La compañía también contrató al Smithsonian Institute en Washington, para establecer pruebas piloto y elaborar un mapa de plantas, mamíferos, insectos y sistemas acuáticos locales.

Para evitar posibles cargos de daños ambientales, Shell evitó construir caminos, se comprometió a retirar todos los desechos de la región, y a prohibir la caza y la pesca a su personal.

La empresa es especialmente sensible, debido a críticas internacionales durante los últimos dos años, incluyendo objeciones a la destrucción ambiental del delta del río Níger en Africa Occidental, a causa de sus operaciones.

Pero las acusaciones de daño ambiental ya comenzaron a ser presentadas, aunque la compañía sólo trabaja en el área desde hace cuatro meses y aún no se extrajo gas del subsuelo.

La gente de esta villa ha sido la primera en quejarse. Una habitante, Pilar Vargas, afirma que las aguas del río Cashiriari a menudo adquieren un tono más oscuro del normal, y "tenemos problemas para pescar y cazar".

Antes, sostuvo Vargas, "nos llevaba sólo dos horas cazar animales. Ahora, tras el inicio de las operaciones, nos lleva un día y medio".

Una posible explicación, sugerida por un ambientalista que visitó el área, es el hecho de que Shell carece de controles de erosión sobre sus operaciones, cuyo centro se ubica en las nacientes del río Cashiriari.

Pero el gerente técnico de Shell Tom Kelly defiende el trabajo sobre el sitio. "Sólo hemos removido tierra durante un par de semanas. Tenemos planes de proteger el sitio de la erosión".

El jefe ambiental de Shell, Murray Jones, y el ecologista Miguel Ruiz-Larrea, afirman que la presión demográfica es otra posible explicación.

"Tenemos estudios que se remontan a la década de 1970, documentando quejas sobre la disminución de la pesca y la caza", argumentó Ruiz-Larrea.

"No quiero decir que nuestros helicópteros y operaciones de tala tengan impacto, está claro que lo tienen. Pero creo que hay otros varios factores involucrados", añadió.

La empresa afirma que comenzará a plantar el árbol nativo cetico en la tierra que ya no necesita, aunque la población local dijo que preferiría una mezcla de varias especies nativas como sapote y shimbillo, para las cuales Shell no tiene semillas.

Pero los ambientalistas afirman que los problemas como la erosión y la deforestación son menores en comparación a los que vendrán cuando Shell comience la extracción de gas natural. La compañía extraerá gas para pruebas durante los próximos dos años, pero se propone iniciar las operaciones completas a final de siglo.

Materiales de desecho de los pozos de gas podrían contener metales pesados como arsénico, cadmio, acero y mercurio, altamente tóxicos. Subproductos como hidrocarbonos poliaromáticos, los cuales serían causantes de cáncer en dosis concentradas, también podrían estar presentes.

El gas natural que se escape del pozo deberá ser quemado, con llamas en medio de la selva, mientras los gasoductos presurizados plantean el riesgo de explosiones, algo común incluso en países como Estados Unidos, donde la industria utiliza la mejor tecnología disponible.

Jones aseguró a IPS que la empresa tomará todas las precauciones posibles para prevenir problemas. Inicialmente, todos los desechos serán tratados. Finalmente, la compañía planifica reinyectar los desechos bajo el lecho del río, para evitar la contaminación local del ambiente.

Shell, no obstante, admite que, aunque estos planes parecen perfectos en el papel, es posible que las actuales prácticas puedan ser diferentes. La empresa afirma que está dispuesta a aceptar la supervisión de una tercera parte.

"Necesitamos críticas desde fuera. De lo contrario, nuestros planes se convertirán en una profecía autocumplida", dijo a IPS Alan Hunt, jefe ejecutivo de Shell en Perú. (FIN/IPS/tra-en/pc/yjc/lp/en/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe