/REPETICION/ /AMBIENTE/ EE.UU: Empresas contaminantes logran diluir normas sobre hollín

Grandes empresas petroleras, energéticas y de incineración de residuos presionaron exitosamente a las autoridades ambientales de Estados Unidos, que atemperaron su proyecto de reglamento sobre emisión de hollín.

Para ello, contrataron a científicos y prestigiosos políticos pertenecientes tanto al gobernante Partido Demócrata como al opositor Republicano, entre ellos al presidente de la campaña por la reelección de Bill Clinton, Peter Knight.

En un informe divulgado en noviembre por el gobierno federal, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) recomendó un pequeño ajuste de las normas sobre el hollín industrial y la contaminación originada por pequeñas partículas suspendidas en el aire, cuya vigencia se resolverá este verano boreal.

La propuesta, lejana de lo que pretenden los ambientalistas, obligará a las alcaldías a implementar programas para reducir la emisión de sustancias perjudiciales.

De no cumplir con estos programas, las ciudades perderán la posibilidad de obtener financiamiento del gobierno federal.

El proyecto formulado por la EPA fue mucho menos drástico de lo que temían las industrias involucradas, pues los empresarios habían desplegado previamente todos sus grupos de presión para desacreditar contundentes informes científicos sobre el peligro del hollín.

La presión dio sus frutos. Desde que anunció los nuevos reglamentos, las autoridades de la EPA aseguraron a los empresarios que no se impondrían de modo draconiano.

En cambio, la agencia prometió "trabajar estado por estado, ciudad por ciudad e industria por industria, para desarrollar la implementación de las normas con eficacia y sentido común".

En el escenario más optimista, las ciudades más afectadas por el hollín no deberán establecer sus programas para abatir las emisiones hasta el 2002, y, aun en ese caso, no podrán ser obligados a llenar los requisitos hasta 10 años más tarde.

Durante dos decenios, las industrias "de chimenea" han eludido las restricciones de algunas de sus actividades más perjudiciales. Las últimas investigaciones sobre la toxicidad del aire apresuraron la formulación del nuevo reglamento.

Entre las actividades que más hollín y pequeñas partículas tóxicas emiten figuran la refinación de petróleo, la generación de electricidad, la producción de químicos y la incineración de residuos, que, en su conjunto, constituyen el corazón de la economía industrial de Estados Unidos.

La contaminación que se cierne sobre el Gran Cañón, una de las zonas más remotas y menos pobladas de América del Norte, se origina, por ejemplo, en plantas de generación de electricidad en base a carbón ubicadas a cientos de kilómetros de allí.

Los componentes tóxicos del aire atrofian el crecimiento de los árboles y matan la flora alpina de King's Canyon, Yosemite y Sequoia, los parques nacionales del estado de California.

El Servicio de Parques de Estados Unidos advirtió que la calidad del aire es una de las principales amenazas que sufren los predios a su cargo. En docenas de parques, la visibilidad se ha reducido 77 por ciento respecto de las condiciones naturales.

La situación en las ciudades es aún peor. La contaminación química del aire excede los niveles establecidos por las normas federales de Estados Unidos en más de 400 condados del país.

No menos de 185 estudios científicos concluyen que el aire de Estados Unidos es cada día más tóxico. Estudios de la Escuela de Medicina de Harvard estiman que 60.000 personas mueren cada año prematuramente debido a enfermedades respiratorias y coronarias relacionadas con la contaminación atmosférica.

El hollín, la niebla que cubre Los Angeles y docenas de ciudades la mayor parte del verano, se forma en la atmósfera baja, donde óxidos nitrosos, entre otros gases, reaccionan con el calor, al igual que distintos componentes orgánicos volátiles.

Los ingredientes que componen el hollín son emitidos al aire desde los escapes de los vehículos y las chimeneas de las refinerías de petróleo, plantas energéticas e incineradores de basura.

Estudios patrocinados por la EPA indican que la reiterada exposición a la contaminación del aire provoca daño estructural permanente en los pulmones. Más de 46 por ciento de la población de Estados Unidos está regularmente expuesta a esas condiciones.

Aquéllos que pasan mucho tiempo fuera de edificios cerrados, como los niños, los obreros de construcciones y las personas que hacen ejercicio físico en parques o calles, tienen mayor riesgo de sufrir asma grave, bronquitis crónica y reducción de la capacidad pulmonar.

Los ingresos en hospitales por enfermedades respiratorios en Provo, Utah, aumenta drásticamente y se duplica entre los niños durante los períodos en que la fábrica de acero Geneva funciona plenamente, según una investigación del departamento de economía de la Universidad Brigham Young.

Los residentes de Provo son en su mayoría mormones, cuya religión prohibe el consumo de tabaco. No hay allí otra industria que la planta de acero. Las enfermedades son, por lo tanto, provocadas por diminutas partículas procedentes de la planta.

Otros estudios confirmaron el efecto letal de pequeñas partículas de arsénico, cadmio, cromo, aluminio, vanadio y zink. Eso viró la atención de la EPA, concentrada entonces en grandes partículas como las generadas en el polvo de caminos, las cenizas, el cemento y otras sustancias.

Uno de los expertos que atacaron esos estudios con el fin de bajar el tenor del proyecto de reglamentación fue Paul Bailey, director de Salud y Ambiente del Instituto Estadounidense del Petróleo, un centro que recibe 50 millones de dólares al año de empresas nacionales.

Bailey sostuvo que el hollín urbano no era un gran problema y que los seres humanos "parecían adaptarse" a él. En cuanto a las pequeñas partículas, aseveró que "la ciencia no es suficiente" para llegar a conclusiones que permitian elaborar regulaciones.

El congresista Tom DeLay, perteneciente al opositor Partido Republicano y del petrolero estado de Texas, propuso la derogación de la Ley de Aire Limpio y el despojamiento a la EPA de su autoridad para implementar las nuevas regulaciones.

El territorio del que procede DeLay, al sur de la ciudad de Houston, posee uno de los aires más contaminados de Estados Unidos debido a la concentración de refinerías de petróleo, incineradores y otras industrias a las que alcanzan las nuevas normas.

El Instituto Estadounidense del Petróleo también contrató al bufete Beckel and Cowan, dirigido por un funcionario del gobernante Partido Demócrata, Bob Beckel, popular además por sus apariciones en "Crossfire", un programa de televisión que emite la cadena Cable News Network (CNN).

La segunda empresa incineradora de residuosos de Estados Unidos, Browning-Ferris Industries, también convocó para encargarle la defensa de sus intereses a un notorio demócrata, Peter Knight, de Wunder, Diefenderfer, Cannon and Thelan, un poderoso bufete de Washington.

Knight fue durante muchos años asistente del hoy vicepresidente Al Gore en el Senado y presidió la campaña para la reelección del presidente Bill Clinton.

Su empresa también trabaja para las petroleras Ashland Oil, Lonesome Dove Petroleum y Shell Oil, así como para grupos de compañías fabricantes de asfalto, constructoras, refinerías y consumidores industriales de petróleo. (FIN/IPS/tra- en/jstc/yjc/mj/en ip if/97

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