Tal vez no lo sabe hasta ahora o fue una cita, pero Nestor Cerpa, jefe del comando guerrillero que tiene en su poder a 72 rehenes en la embajada del Japón en Perú, estuvo sentado en la mesa de negociaciones frente a Rafael Merino, el número dos del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN).
El encuentro entre Cerpa y Merino se produjo este jueves, cuando el jefe guerrillero asistió a las negociaciones para la liberación de los rehenes, que se realizan en una casa vecina a la sede diplomática y en presencia de los representantes del Vaticano, la Cruz Roja y los gobiernos de Canadá y Japón.
Al cabo del encuentro, que duró más de tres horas, el delegado del Vaticano, Luis Cipriani, leyó un breve comunicado que señala que el diálogo se desenvolvió en un "ambiente constructivo", se comenzaron a tratar temas sustanciales y la próxima cita será el lunes.
La opinión pública muestra cierto desaliento por la prolongación del problema, que tiene más de dos meses y del que no se ve salida próxima, pues el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) insiste en canjear a los rehenes por sus 450 presos, propuesta descartada por el presidente Alberto Fujimori.
Los diarios limeños destacan que este jueves se produjo la primera participación directa de Cerpa en las negociaciones, a las que también concurrió su segundo, Roli Rojas, conocido como "El Arabe", pero pocos mencionan la presencia del número dos del SIN.
Merino, considerado un hábil "persuasor" y analista, está inmediatamente debajo de Vladimiro Montesinos, el más importante asesor de inteligencia de Fujimori, e ingresó a la casa de negociaciones como asistente del interlocutor oficial, el ministro de Educación, Domingo Palermo,
Merino, un abogado de finas maneras entusiasta de la música clasica, fue captado por el SIN en la década del 70, cuando su suegro, un general del ejército, descubrió que era un experto en China aficionado.
Aunque no hay posibilidades de confirmarlo dado el hermetismo del SIN, según diversas versiones fue Merino quién logró la rendición en prisión de Abimael Guzman, jefe máximo de la organización guerrilla Sendero Luminoso, de inspiración maoísta.
El diálogo entre Merino, quién prefiere escuchar, y el discursivo ex seminarista, filosofo y revolucionario Guzmán fue favorecido por la afición de ambos a la música clásica y a lecturas comunes.
"Algunos meses de confinamiento solitario hicieron a Guzmán particularmente ávido de un interlocutor que lo escuchara y Merino no lo abordó directamente sobre asuntos políticos sino sobre inocentes temas culturales", señala una fuente policial, que pidió no ser identificada.
La misma fuente aclaró que no sabe si Merino cruzó este jueves palabras con Cerpa o se limitió a escuchar y tratar de comprender al jefe del comando que puso en vilo al país con su audaz incursión en la embajada de Japón el 17 de diciembre pasado.
Tampoco se sabe si Merino se limitará a escuchar y recomendar pautas de negociación al jefe de la delegación oficial, si intervendrá directamente en el diálogo ni si Cerpa lo aceptará como interlocutor.
Es difícil imaginar los temas que podrían servir a Merino para abordar a un personaje como Cerpa, quien formado en el sindicalismo tiene un estilo de negociación maximalista, calmo por fuera pero de tensa violencia interior, supuestamente más eficaz para resolver aspectos tácticos que estratégicos. (FIN/IPS/al/ag/ip/97