La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejó en compás de espera una propuesta de innovadores impuestos para financiar las necesidades de desarrollo y ambientales de países del Sur.
Tradicionalmente, los gobiernos han tendio poca disposición a ceder poder impositivo nacional a organismos internacionales, señaló un nuevo informe de la ONU.
Como resultado, no se avanzó mucho desde que la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro discutió en 1992 dos impuestos mundiales, uno de ellos sobre el transporte aéreo, y otro sobre transacciones financieras internacionales.
Aunque existe un acuerdo de que ambos impuestos serían una importante fuente de ingresos, no hay suficiente voluntad política para ir más allá de la discusión de los detalles técnicos, añadió el estudio.
El informe "Mecanismos y recursos financieros" será presentado a la Comisión sobre Desarrollo Sostenible de la ONU durante la sesión de tres semanas que se realizará entre el 7 y el 25 de abril.
La mayor oposición a los impuestos globales proviene de Estados Unidos, que ha expresado sus temores ante la posibilidad de que el organismo mundial alcanzara el poder de imponer gravámenes a ciudadanos estadounidenses.
"La ONU es una organización de estados soberanos sin poder independiente, por lo cual carece de autoridad para fijar impuestos en las jurisdicciones de sus estados miembros", sentenció un informe de la Oficina General de Presupuesto (GAO), organismo del Congreso.
Garantizar tal autoridad requeriría, como mínimo, una enmienda de la Carta de la ONU, sostiene el estudio, el cual presenta seis opciones para recolectar ingresos que han sido discutidas en el sistema de la ONU.
Estos son la emisión de bonos, una lotería nacional, una tarjeta de crédito emitida por la ONU, aranceles a actividades relacionadas al transporte y las transacciones financieras, un cambio de moneda internacional de la ONU, y el retiro de Fondos del Banco Mundial.
Jesse Helms, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado del conservador Partido Republicano, condenó la propuesta de impuestos mundiales.
"Habrá un día frío en el infierno antes de que permitamos que las Naciones Unidas graven directamente a los ciudadanos estadounidenese", dijo el portavoz de Helms, Marc Thiessen.
La ONU sólo recibe una pequeña parte de su respaldo financiero de fuentes privadas.
Las operaciones son financiadas primariamente por tres fuentes: contribuciones de los países miembros a los presupuestos regulares, tarifas especiales sobre las misiones de paz, y contribuciones voluntarias de los miembros.
Una cuarta fuente cubre contribuciones de entidades no gubernamentales, incluyendo fundaciones u otras organizaciones privadas internacionales.
Pero de los 5.900 millones de dólares en contribuciones voluntarias en 1995, sólo 584 millones de dólares provinieron de fuentes no gubernamentales.
Varios países como Malasia, Suecia, Pakistán y Australia favorecen los impuestos mundiales.
El primer ministro de Malasia, Mahathir bin Mohamad, ha dicho que deberían imponerse tarifas a los viajes aéreos internacionales, a los flujos de capital especulativo y al comercio mundial de armas.
El ex primer ministro de Suecia Ingvar Carlson ha dicho que la ONU debe explorar la posibilidad de crear un impuesto internacional sobre las transacciones en moneda extranjera.
Además, "debemos considerar la posiblidad de introducir cambios para el uso de recursos mundiales comunes como las líneas marítimas para barcos, o las áreas de pesca de los océanos, o un impuesto extra a los billetes de avión", sugirió. (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/lp/ip/97
