Laos apuesta al proyecto hidroeléctrico de Nam Theun-2 para superar su endémica pobreza, pero una serie de dificultades obstaculizan esa obra de infraestructura, la mayor de la historia del país.
«El desarrollo hidroeléctrico es prioritario para el gobierno de Laos. Es el único camino que puede garantizar el desarrollo» del país, señaló el viceministro de Industria, Khammone Phonekeo.
El costo de la central hidroeléctrica de Nam Theun-2 fue calculado originalmente en 1.200 millones de dólares, y las autoridades aguardan ingresos anuales por 200 millones de dólares una vez que la represa se ponga en marcha.
Pero las dificultades abundan para la central, que se construirá en el extremo sudoccidental de la Planicie de Nakay, situada en la central provincia de Khammouane.
En primer lugar, el indispensable visto bueno del Banco Mundial depende del resultado de los estudios de impacto ambiental, económico y social de la obra.
Así mismo, la vecina Tailandia, a la que Laos consideraba el principal cliente de la futura represa, ha dicho que puede obtener energía a bajo costo en otras fuentes.
Tailandia advirtió en octubre que podría renunciar a la compra de energía de la represa de Nam Theun-2, ya pactada con Laos, debido a que las obras no finalizarán en la fecha prevista del 2000.
El memorando de entendimiento para la compra-venta de electricidad de Nam Theun-2 está comprendido en el programa de cooperación bilateral de Laos y Tailandia, indicó el viceministro Phonekeo, presidente de la comisión de Electricidad y Energía de Laos.
La construcción de la represa debía comenzar en 1996, pero se postergó debido a que aún faltaba el aval del Banco Mundial, indispensable para que el consorcio internacional encargado de la obra pueda obtener financiación en fuentes privadas.
Los bancos consultados por el consorcio constructor respondieron que no comprometerán su apoyo hasta tener la garantía del Banco Mundial contra riesgos políticos.
Las dilaciones aumentan el costo de la obra, que finalmente superaría los 2.000 millones de dólares, según cree el consorcio, en el que Jasmine International, Ital-Thai y Phatra Thahakit, tres compañías tailandesas, tienen una participación de 35 por ciento, y Electricité du France, de 30 por ciento.
Los restantes socios son Electricité du Lao, con 25 por ciento, y la firma australiana Transfield, con 10 por ciento.
El consorcio comunicó a la Autoridad de Generación de Energía de Tailandia (AGET) que la construcción finalizará en el 2002, dos años después del plazo fijado originalmente.
El aplazamiento no fue aceptado por la AGET, que está dispuesta a pedir la rebaja del precio ya acordado, de 4,55 centavos de dólar por kilovatio hora.
La AGET asegura que puede obtener engergía a bajo costo de otros proveedores y considera la posibilidad de comprar electricidad a China.
«Negociaremos en breve ante la AGET las tarifas de Nam Theun- 2, sobre la base del beneficio mutuo», dijo Phonekeo, quien considera en vigencia el acuerdo preliminar firmado por Laos y Tailandia para el aprovechamiento de la energía de la represa.
Según el memorando de entendimiento, Laos suministrará a Tailandia 3.000 megavatios por año hasta el 2006.
Phonekeo aseguró que el proyecto de Tailandia de adquirir energía en China no preocupa al gobierno laosiano. «Tailandia no es el único cliente posible del sector eléctrico de Laos. También son asequibles los mercados de Camboya, China y Vietnam», observó.
No obstante, el gobierno de Laos y los inversionistas extranjeros realizarán una nueva evaluación de la viabilidad económica de Nam Theun-2.
Así mismo, las autoridades deberán considerar un informe de la organización ambientalista TERRA, de Bangkok, que advierte la presencia de una falla sísmica en el emplazamiento reservado al embalse de la represa.
Otra causa de postergación fue la polémica sobre el impacto de la represa en un bosque de cipreses que cubre un tercio de la Planicie de Nakay, donde se realizarán las obras.
Se trata de una de las 18 áreas de biodiversidad oficialmente protegidas en el país. La inundación del embalse también obligará a abandonar el lugar a 4.000 indígenas que habitan 14 aldeas.
Luego de meses de dilaciones, y con una inversión de 30 millones de dólares ya realizada, el gobierno laosiano aceptó el pedido del Banco Mundial de proceder a nuevos estudios de impacto ambiental.
Se trata de uno de los tres informes requeridos: los otros dos se refieren a los efectos económicos y sociales del proyecto. Se aguarda para junio el resultado de las investigaciones emprendidas, y la construcción de la central hidroeléctrica comenzaría a finales de 1998. (FIN/IPS/tra-en/sb/ral/ff/en/97