El proyecto de construcción de un gran asentamiento judío al sur de Jerusalén, promovido por el parlamento de Israel, crea un nuevo obstáculo a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
El proyecto, comenzado pero no terminado por la administración laborista sustituida en junio por el gobierno derechista de Benyamin Netanyahu, contempla la construcción de 6.500 apartmentos en Har Homa, cerca de la localidad cisjordana de Beit Sahour.
Netanyahu resolvió este lunes postergar la obra, pero una mayoría circunstancial formada en el parlamento con apoyo de miembros de la oposición laborista presiona al gobierno para realizar la construcción.
La postergación mantendría el crítico asunto a fuego lento mientras los negociadores israelíes y palestinos se concentran en otras cuestiones.
El proyecto de Har Homa provocó el malestar del presidente palestino Yasser Arafat, quien advirtió que no debe "jugarse" con las perspectivas de paz ampliando los asentamientos judíos en Cisjordania o Gaza.
"Israel pondrá en riesgo el proceso de paz si resuelve crear nuevos asentamientos (judíos). He dicho al gobierno israelí que no debe atentar contra la posibilidad de lograr un acuerdo final de paz", declaró Arafat el sábado en Jenin, Cisjordania.
El alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert, integrante también del parlamento israelí por el gobernante Partido Likud, afirmó que "ya es tiempo de poner en marcha los tractores para construir" la urbanización de Har Homa.
Olmert puntualizó que su apoyo al gobierno depende del cumplimiento de la promesa de construcción de ese asentamiento.
"El proyecto de Har Homa fue la razón determinante de mi respaldo al gobierno", y la incertidumbre sobre la obra "crea serias dudas acerca de la unidad de Jerusalén", advirtió.
Unos 150.000 israelíes viven en 144 asentamientos enclavados en Cisjordania y gaza, entre más de dos millones de árabes.
Su presencia es mencionada por árabes, estadounidenses y europeos como un obstáculo para la paz, ya que esos asentamientos rompen la continuidad territorial de Cisjordania y Gaza y dificultan la administración de las áreas adjudicadas a la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Los asentamientos son también foco de protestas de los palestinos, ya que su esporádica ampliación gana espacios a las aldeas árabes vecinas, según arguye la ANP.
La disputa sobre los asentamientos puso fin a un breve intervalo de relaciones positivas entre Israel y los palestinos, comenzado tras el acuerdo para la retirada parcial de las tropas israelíes de la ciudad cisjordana de Hebrón.
Tras ese acuerdo, Israel se comprometió a poner en libertad a las prisioneras palestinas y a abrir el mercado árabe de Hebrón. Las 29 palestinas recluidas en cárceles israelíes salieron en libertad la semana última y varias casetas del mercado fueron abiertas.
Pero Netanyahu enfrenta una creciente presión en su coalición de gobierno, que pretende implementar los planes de nuevos asentamientos. El ex ministro de Ciencias, Zeev Begin, que renunció en protesta por el acuerdo de Hebrón, acusó a Netanyahu de "dividir Jerusalén".
La misma acusación había lanzado Netanyahu contra los laboristas en la campaña para las elecciones de mayo, que le dieron el triunfo sobre el entonces primer ministro Shimon Peres por medio punto porcentual.
Netanyahu también es instado a aprobar el proyecto de construcción de 132 apartamentos en el barrio de Ras al Amud, situado en Jerusalén oriental, el sector de la ciudad que los palestinos reivindican para su futura capital.
Una serie de protestas siguió en diciembre a la divulgación del plan de las obras de Ras al Amud, que tiene financiación de un millonario estadounidense. No ha sido aprobado por el gobierno, aunque sus partidarios creen que superarán los obstáculos burocrátcos.
Los palestinos también resisten la decisión de Israel de invertir 40 millones de dólares en obras de infraestructura en Jerusalén oriental, donde viven unos 160.000 árabes.
La ANP acusó a Israel de intentar el aumento de su control sobre la disputada Jerusalén. Israel ha proclamado oficialmente a Jerusalén su capital, y las negociaciones sobre el futuro de la ciudad comenzarán el próximo mes.
Así mismo, el gobierno de Netanyahu denegó autorización este lunes a los 500 colonos judíos de Hebrón para ampliar sus enclaves en el centro de esa localidad. Noam Arnon, líder de los colonos de Hebrón, consideró la negativa "una humillación".
Los negociadores palestinos e israelíes concentraron este lunes su discusión en otros asuntos, según informó el jefe de la delegación de la ANP, Saab Ereikat.
. Reunidos en Maale Ha-Hamisha, una aldea de las afueras de Jerusalén, convinieron discutir cuestiones pendientes del acuerdo provisional de 1995, que perfiló la retirada de las tropas israelíes de varias ciudades de Cisjordania ahora bajo administración palestina.
Entre los casos pendientes se cuenta la construcción de puertos de mar y aire en la franja de Gaza y de una vía de comunicación entre ese territorio y Cisjordania, dos cuestiones que los palestinos consideran fundamentales para su economía.
Israel pretende mantener el control en materia de seguridad, e incluso la facultad de supervisar la entrada y salida de personas y bienes de Cisjordania y Gaza.
Los negociadores resolvieron este lunes designar ocho comisiones para abordar esos y otros asuntos. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/ff/ip/97