Las millonarias ayudas prometidas para los próximos cuatro años por la comunidad internacional para contribuir al cumplimiento de los acuerdos de paz en Guatemala no resolverán la crisis económica que afecta al país, coincidieron economistas.
Edgar Pape, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), dijo a IPS que no hay indicios de que en el corto plazo esa asistencia exterior pueda mejorar el nivel de vida de la población, porque el gobierno está obligado a continuar con su política de ajustes.
"Este gobierno ya sacó sus cartas y está implementando con toda rapidez medidas como privatizaciones y aumento a las tarifas de los servicios públicos", indicó.
Tras la firma de la paz entre el gobierno y la guerrilla el 29 de diciembre, que puso fin a 36 años de cruento conflicto armado interno, una comitiva gubernamental encabezada por el presidente Alvaro Arzú realizó una gira por Europa, donde recibió promesas de cooperación por 1.900 millones de dólares.
Arzú calificó los ofrecimientos como "un rotundo respaldo" al proceso, agregando que la mitad de ese apoyo corresponde a donaciones, de las que la Unión Europea y Estados Unidos aportaría 260 millones cada uno.
El Consejo Político para la Paz, dirigido por el vicepresidente Luis Flores Asturias, será el organismo encargado de administrar los fondos, que llegarían a razón de unos 475 millones anuales en los próximos cuatro años.
Sin embargo, y pese a la ayuda económica prometida, el gobierno tal vez no encuentre un escenario político muy propicio en el primer año de la posguerra, advierte la influyente revista Crónica.
La ayuda externa está condicionada a que el gobierno incremente su nivel de recaudación impositiva, lo que podría generar la resistencia de los grandes empresarios, señaló.
Por otra parte, las medidas de ajuste que se están implementando, con la consiguiente caída del poder adquisitivo, "provocarán descontento popular", estima la revista.
Es posible entonces que la población no perciba los beneficios de los programas de desarrollo infraestructural, cuyo impacto sólo podrá verse a mediano y largo plazo, asegura Crónica.
Pape consideró a su vez que existen riesgos en la ayuda externa, el primero de los cuales sería acostumbrar a los guatemaltecos a seguir dependiendo del financiamiento externo, posponiendo las reformas de fondo que necesita el país.
"La primera tarea de la movilización o asignación de recursos tendría que ser eliminar las causas que originaron el conflicto armado y eso significaría procurar que en el país haya transformaciones, pero el programa de paz es muy ambiguo", declaró el economista de Flacso a IPS.
Los acuerdos entre guerrilla y gobierno no están configurados en una estrategia de desarrollo sostenible, estimó.
Otro de los riesgos sería que la ayuda externa pueda invertirse en proyectos que no dinamicen la economía o no contribuyan a superar la pobreza, principal reto del país, o aún que no democraticen el sistema.
El programa de paz presentado en Europa por el gobierno contempla cuatro puntos: la desmovilización y reinserción de la guerrilla, el desarrollo humano integral, el desarrollo productivo y sostenible y la modernización del Estado.
"Haremos una serie de leyes, de proyectos, va a venir financiamiento, y no vamos a tener la capacidad de un Estado que debe cohesionar a la sociedad, regular los abusos del mercado y reorientar la actitud empresarial de resistencia ante la necesidad de una reforma tributaria de fondo", enfatizó.
Pape criticó la manera en que el Ejecutivo está procediendo a reorganizar el Estado, limitándose a reducir el número de ministerios.
"¿Es eso una reorganización del Estado ? Para eso vamos a pedir ayuda internacional?", se preguntó.
Pablo Rodas, de la Asociación de Investigaciones Económicas y Sociales (ASIES), declaró a IPS que, si no es bien manejada, la afuencia de dinero desde el exterior podría traer problemas macroeconómicos serios.
Pape considera popr otro lado que la comunidad iontrernacional debe velar para que se concreten las promesas del gobierno de convertir en actores productivos a grupos sociales como los indígenas mayas, las mujeres, los campesinos y los pequeños productores.
Si la ayuda exterior no va hacia esos sectores "lo que hará será reproducir las condiciones de desigual distribución de la riqueza, la concentración y la pobreza rural", aseguró.
"Este año se presenta delicado para la población. Hay incertidumbre y pareciera ser que ese ánimo que había despertado la paz se está perdiendo", concluyó Pape. (FIN/IPS/cz/dg/ip-if/97