GHANA: Exportación no tradicional puede compensar caída del oro

La tendencia ascendente de las exportaciones no tradicionales de Ghana puede compensar parte de las pérdidas que el sector externo de la economía sufrirá este año por las oscilaciones del precio del oro en el mercado internacional.

El precio del oro -producto número uno de las exportaciones tradicionales de Ghana- cayó de 364 a 350 dólares la onza en el curso del mes de enero.

En un discurso pronunciado ante el Parlamento, el presidente Jerry Rawlings vinculó esa tendencia decreciente del mercado a "los esfuerzos de los países europeos por alcanzar sus metas monetarias, lo cual les ha llevado a considerar la venta de parte de sus reservas de oro".

"Sin duda la venta de esas reservas afectará a nuestros ingresos por exportaciones", afirmó Rawlings.

Ghana depende de sus ingresos por venta de oro en forma sustancial, unos ingresos que aumentaron de 304,4 millones de dólares en 1991 a 647,3 millones de dólares en 1995.

No obstante, el economista Kwame Pianin comentó a IPS que la actual evolución del mercado de oro no parece que vaya a dañar necesariamente a Ghana, "a menos que los precios caigan drásticamente".

De todas formas, añadió, "es importante diversificar la economía a fin que las exportaciones no tradicionales crezcan lo suficiente para absorber la caída de las exportaciones mayores".

La base exportadora de Ghana está dominada por los minerales (principalmente oro y bauxita), el cacao y la madera, lo cual conforma el núcleo de exportaciones tradicionales, pero la minería por sí sola cubre 45 por ciento de los ingresos por comercio exterior.

En 1985, el gobierno lanzó un plan para estimular las ventas no tradicionales, desde la fruta y el pescado enlatado hasta el turismo. Los ingresos externos por estos conceptos se elevaron de 62,8 millones de dólares en 1990 a 119,3 millones en 1994.

La última estimación para el cierre de 1996, basada en los 388,1 millones de dólares contabilizados de enero a septiembre, es de 517,5 millones de dólares.

Pianim, sin embargo, teme que el aumento registrado en los precios del petróleo en las últimas semanas pueda empujar al alza los costos internos del combustible, lo cual elevaría los costos de producción y podría inhibir el crecimiento de algunas exportaciones no tradicionales.

En su edición del 30 de enero, el periódico estatal Daily Graphic citó predicciones de expertos de la industria petrolera según las cuales los precios de los combustibles aumentarían de 20 a 25 por ciento.

Rawlings había advertido que la posibilidad de detener la caída del cedi, la moneda nacional, dependerá entre otras cosas de la capacidad de este país de Africa occidental para aumentar sus exportaciones.

El valor del cedi ante las monedas duras disminuyó 18 por ciento en 1995 y 20,4 en 1996. El Presidente atribuyó el hecho a la excesiva dependencia de las importaciones, las cuales ascendieron en 1995 a 2.490 millones de dólares, mientras que las exportaciones sumaron 1.700 millones de dólares.

Rawlings exhortó a los ghaneses a "dejar de ser una nación de importadores y comerciantes para convertirse en una nación de productores creativos y eficientes, exportadores de bienes y servicios".

"De esto es de lo que depende el valor del cedi en última instancia", dijo Rawlings.

Los expertos han culpado al excesivo gasto público, sin embargo, de haber generado una inflación que llegó a 70 por ciento en 1995 y es uno de los factores, en su opinión, de la depreciación del cedi.

Rawlings recordó que su gobierno redujo la inflación a una tasa inferior a 50 por ciento en 1996, y se propone hacerla descender a tasas de un dígito en el plazo de 18 meses.

Pianim, ex funcionario del Banco Mundial, opinó que el ritmo inflacionario debería ser mantenido por debajo de la tasa de depreciación de la moneda, de manera que la política de crecimiento orientada a la exportación no sea socavada "por nuestra incapacidad para controlar la inflación".

Añadió, no obstante, que la meta de una inflación de un dígito "será difícil, a menos que el gobierno esté dispuesto a cortar el gasto radicalmente y a garantizar la mejoría de la producción agrícola".

La agricultura, que representa 40 por ciento del producto interior bruto, ha estado estancada durante los últimos años. (FIN/IPS/tra-en/ak/kb/arl/if/97

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