La decisión de 200 reclusas de un centro penitenciario de Ecuador de secuestrar a su directora para mantenerla en el cargo, reabrió la polémica sobre las deplorables condiciones de vida en las cárceles del país.
Las internas de la cárcel de Guayaquil retuvieron este mes durante cuatro días a la directora del centro, Violeta Badaraco, para exigir que no fuera cesada, objetivo que lograron.
Badaraco dijo haber estado "en las mejores condiciones" y gozado de "muy buen trato".
"Queremos a nuestra directora porque es una mujer muy humanitaria que nos supo comprender desde que asumió su cargo en el penal y trata de que nuestra vida aquí no sea miserable", dijo Diana Mina, reclusa sentenciada a 25 años de prisión por tráfico de drogas.
"Las autoridades carcelarias de Ecuador poco o nada han hecho para mejorar las condiciones de vida de los reclusos", consideró Alexis Ponce, vocero de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos.
"Toda la sociedad está consciente de que con un mejor sistema penitenciario, existirá una verdadera rehabilitación de la población carcelaria, que es la única función de estos centros", agregó Ponce.
Las mujeres de la cárcel de Guayaquil "están ejerciendo su derecho a vivir dignamente a pesar de las condiciones que les impuso la ley", señaló.
En los seis meses de gestión al frente al penal, Badaraco impulsó el trabajo comunitario entre la población carcelaria y abrió un salón de belleza para que las internas practiquen con sus compañeras.
"Saben tinturar el cabello igual o mejor que cualquier reconocido profesional y sólo cobran 3.000 sucres" (setenta centavos de dólar), indicó la directora.
También inauguró un taller de costura y rehabilitó la guardería infantil, en donde dispuso la instalación de cocina, comedor, áreas de recreación, enseñanza y dormitorios para los 133 niños de entre 0 y 11 años que viven en el penal.
Anteriormente la guardería podía atender a 50 por ciento de los infantes.
De acuerdo a Badaraco, "los niños sufrían mucho y tenían muy poco contacto con sus madres. Todo eso se cambió, pues consideramos que la mejor atención sólo la pueden brindar las madres".
La directora del penal impulsó el funcionamiento de un bazar carcelario, donde las mujeres puedan vender sus trabajos manuales.
Para contar con los fondos necesarios para este proyecto, se realizó un "bailable carcelario", donde participaron reclusos hombres de otros centros, con el objeto de que las mujeres pudiesen también divertirse.
"Las mujeres necesitan obtener ingresos por su trabajo, de otra forma la función terapéutica que cumple el trabajo dentro del recinto queda incompleta", comentó Badaraco.
De las 200 reclusas, apenas 48 fueron sentenciadas y el resto se encuentra en etapa procesal.
Según indicó el jurista Alberto Wray, 70 por ciento de los 9.000 detenidos en los 33 centros de rehabilitación existenes en Ecuador carecen de sentencia.
"El hacinamiento es uno de los problemas más graves que incide directamente en las condiciones de vida de los internos", denunció.
"Las acciones emprendidas por las reclusas de Guayaquil son un llamado de atención muy oportuno para las autoridades", concluyó a su vez Ponce. (FIN/IPS/mg/dg/pr-hd/97