La Iglesia de la Unificación, más conocida como secta Moon, expandirá desde marzo sus polémicas actividades a Chile con el lanzamiento de un diario y planes de inversiones en actividades turísticas, educativas y madereras.
La presencia en Chile de la secta que comanda el surcoreano Sun Myung Moon es observada con preocupación por la Iglesia Católica y otros credos cristianos, que denuncian el carácter elitista y fascistoide de los "moonies".
La Iglesia de la Unificación considera que la apertura comercial es propicia para su crecimiento, en especial con las perspectivas de inversión que abren el Mercosur y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).
Chile es socio desde octubre pasado del Mercosur, que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y espera negociar este año su adhesión al TLC, conformado por Canadá, Estados Unidos y México.
La carta de presentación de esta controvertida Iglesia en Santiago será el lanzamiento del diario Tiempos del Mundo, que se sumará a medios propiedad de la secta en otros países, entre los que se incluye el rotativo Ultimas Noticias de Uruguay.
En septiembre, Montevideo fue sede de un importante encuentro de la Iglesia de la Unificación, celebrado en el hotel Victoria Plaza, propiedad del reverendo Moon, al cual se invitó a numerosos chilenos con todos los gastos pagados.
Sergio Castillo, representante de la secta en Chile, dijo al diario La Epoca que su Iglesia cuenta con la adhesión de muchos políticos en el país, que serán un "gancho" para sus inversiones, pero se abstuvo de revelar nombres.
Según Castillo, la secta Moon es criticada porque es la única que puede cumplir con los objetivos de unificar a todas las religiones y "establecer la paz a través de la familia", en los cuales han fracasado otras religiones.
Moon ha sido acusado de vínculos con movimientos fascistas en Europa, de apoyar operaciones anticomunistas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y construir un imperio económico mediante un falso mensaje religioso.
Su expansión empresarial registra negocios de dudosa legalidad, como fabricación y tráfico de armas y titanio, además de acusaciones de evasión fiscal que le valieron al líder de la secta 18 meses de prisión en Estados Unidos.
La mayor presencia de la Iglesia de la Unificación en América Latina está en Uruguay, donde Moon adquirió el predio del antiguo Frigorífico Nacional para construir uno de los astilleros más grandes del continente.
En la reunión celebrada en septiembre último en la capital uruguaya participaron los ex presidentes George Bush, de Estados Unidos, y Andrés Rodríguez, de Paraguay, además de escritores, políticos y empresarios del continente.
La secta invitó a chilenos con perspectivas de convertirse en líderes políticos en el corto plazo, como ocurrió con un candidato a concejal para las elecciones muncipales de octubre pasado, al cual se le pagaron todos los gastos de viaje y estadía.
Este dirigente, que hizo declaraciones en el anonimato a La Epoca, contó que en la reunión se les pidió donaciones para la secta de 5.000 dólares, como aporte a la masiva "bendición" internacional que la Iglesia hará en diciembre de 1997.
La secta les prometió retribuirles con creces en el futuro ese aporte, mediante la participación de los donantes en los negocios que Moon espera materializar en Chile, en proyectos turísticos, alimenticios, madereros y posiblemente de astilleros.
La "bendición" consistirá en un matrimonio simultáneo de 3.600 parejas en varios países del hemisferio, en lo que es uno de los ritos preferidos instituídos por el líder de la secta que son rechazados por la Iglesia Católica.
El abogado Humberto Lagos, experto en sectas y asesor del Ministerio del Interior, dijo que en rigor los vínculos de la secta con Chile se remontan a los primeros años de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90).
El general Bo Hi Pack, uno de los más cercanos colaboradores de Moon, visitó entonces Santiago para ofrecer colaboración al régimen militar, atendiendo al marcado carácter anticomunista del golpe que derrocó al gobierno de Salvador Allende.
En el gobierno parece existir inquietud por el inminente estreno de la secta Moon, pero las autoridades se han limitado a señalar que podrá actuar libremente, tanto en sus expresiones religiosas como empresariales mientras respete las leyes chilenas.
Sun Myung Moon viajó a Chile hace dos años, pero el presidente Eduardo Frei declinó recibirlo, aunque su representante tiene esperanzas de una buena relación futura del líder de la secta con el jefe de Estado.
"Gracias a Dios, ahora tenemos al Mercosur y al Nafta (TLC) trabajando. El reverendo (Moon) trabaja donde los países le abren las puertas", dijo Castillo, quien proclamó que "cuando hay apertura religiosa hay apertura económica". (FIN/IPS/ggr/ag/if- cr/97