El régimen de facto de Burundi ordenó el reclutamiento de los estudiantes para el servicio militar, presionado por la rebelión de grupos hutus que recrudecieron su lucha desde el derrocamiento de una coalición civil de gobierno.
Los varones fueron destinados la semana última a campamentos de entrenamiento del ejército en las afueras de la capital, y 1.500 mujeres se presentaron en el Instituto de Capacitación de Maestros, también en Bujumbura, transformado en centro de instrucción militar.
El nuevo "Servicio Cívico y Militar Obligatorio", de un año, debe ser cumplido por todos los estudiantes, hombres y mujeres, con enseñanza secundaria completa y por los que cursan primero y segundo año en la universidad.
Según el gobierno, el servicio militar obligatorio tiene el propósito de "conceder a los jóvenes la oportunidad de defender el país", arrasado por la guerra que libran desde hace tres años el ejército, controlado por la minoría étnica tutsi, y las Fuerzas de Defensa de la Democracia (FDD), de los rebeldes hutus.
Las dos partes se acusan mutuamente de atrocidades contra la población civil. El FDD fue denunciado por el asesinato de tutsis, y los militares, de la matanza de hutus. Los hutus representan 85 por ciento de la población de Burundi.
El reclutamiento forzoso constituye una tentativa del presidente Pierre Buyoya de "fortalecer sus tropas", afirmó Augustin Nzojibwami, secretario general del opositor Frente para la Democracia en Burundi (Frodebu), el principal partido de la coalición expulsada en julio del gobierno.
Nzojibwami aseguró que todos los estudiantes reclutados son tutsis, e insistió en la propuesta del Frodebu de inmediato cese del fuego y de apertura de un diálogo sin condiciones previas con los insurgentes.
Buyoya ha condicionado toda negociación con el FDD al levantamiento del embargo que los gobernantes de Africa Central y Oriental impusieron a Burundi en respuesta al golpe de Estado de julio.
El comandante Leonidas Ngedakuriyo, a cargo del centro de reclutamiento de Bujumbura, explicó a IPS que los estudiantes recibirán instrucción militar y cursos de educación cívica orientados a fortalecer el espíritu de unidad nacional.
La instrucción será idéntica para todos los jóvenes en los dos primeros meses, pero "en el tercero, las mujeres serán entrenadas como gendarmes", mientras los varones permanecerán en filas del ejército, informó Ngedakuriyo.
Una vez finalizados los cursos, algunas mujeres servirán nueve meses en la gendarmería (policía militarizada), agregó.
Ndayisaba Jacqueline, una estudiante de economía de 23 años, no parece preocupada por su obligación de cumplir el servicio militar. "Me siento bien. Después de recibir entrenamiento, podré defenderme por mí misma. Sabré utilizar un arma", dijo Jacqueline a IPS.
Otra recluta admitió cierta inquietud. "Temo que el entrenamiento físico sea demasiado duro. Pero después de finalizarlo me sentiré orgullosa", declaró.
El Ministerio de Defensa advirtió que se aplicarán a los desertores penas superiores a un año de prisión, y que todos los estudiantes deberán exhibir el certificado del servicio militar para continuar sus estudios u obtener empleo.
El gobierno arguyó que el servicio de armas inculcará disciplina en la juventud. Muchos jóvenes tomaron parte activa en los últimos tres años en actos de violencia, pillaje y destrucción.
Mientras, el Movimiento Solidario de Jóvenes por la Defensa de los Derechos de las Minorías, un grupo tutsi radical, señaló en carta a Buyoya que los estudiantes no deben abandonar sus estudios ni ser obligados a recibir instrucción militar lejos de los centros de enseñanza a los que concurren.
"Es posible entrenarlos en la localidad en que viven. Eso sería menos costoso y les permitiría continuar sus estudios", observó el Movimiento Solidario, que cuenta con varios simpatizantes entre los estudiantes universitarios.
El grupo también opinó que las autoridades pretenden "acabar con la comunidad universitaria, que constituye la única fuerza real de oposición al gobierno". (FIN/IPS/tra-en/an/kb/ff/ip/97
