Un equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegará el lunes a esta capital para negociar la implantación de un sistema fijo de tasa de cambio que estabilice la economía de Bulgaria, afectada por la crisis política y disputas sobre las reformas de liberalización económica.
Técnicos del FMI ya se encuentran en Sofía para preparar la negociación. El primer ministro interino, Stefan Sofianski, espera recibir créditos para sobrellevar la crisis económica, aunque Bulgaria ya depende de ellos para pagar los 1.300 millones de dólares de servicio de la deuda externa este año.
"Las próximas semanas serán decisivas. Si contenemos la crisis ahora, tenemos grandes posibilidades de una rápida estabilización", expresó el primer ministro ante la televisión estatal.
Sofianski, intendente de Sofía, fue designado para presidir el gabinete interino la semana pasada.
El FMI propuso instaurar la convertibilidad al estilo argentino para detener la caída de la moneda búlgara, el lev, y restaurar la confianza en los bancos.
El lev tendrá el respaldo de las reservas del Banco Central, canalizando efectivamente el poder financiero del gobierno y el propio Banco Central.
Sofianski, a quien el presidente Petar Stoianov encomendó la negociación con el FMI y otros organismos financieros antes de las elecciones generales del 19 de abril, heredó el caos económico del anterior gobierno socialista.
El lunes 16 se anunció que había 23.000 toneladas en reservas de granos, cuando se necesitan por lo menos 110.000 toneladas por mes. Se estima que habrá que importar un mínimo de 400.000 toneladas de granos antes de la nueva cosecha, además de las 120.000 toneladas que ya se compraron a Argentina.
El precio del pan de trigo importado es de 2.000 levs (0,75 centavos de dólar), en un país donde el salario medio mensual es de entre 20 y 30 dólares, y los jubilados reciben de tres a seis dólares mensuales. La leche y la carne subieron 110 por ciento en enero y la inflación de 1996 fue de 311 por ciento.
El FMI exigirá medidas prontas para enfrentar las reformas estructurales de Bulgaria, su ineficiente sistema bancario y el extendido problema de corrupción.
El organismo pretende acelerar las privatizaciones trancadas por el anterior gobierno socialista. Sus políticas impedirán que Bulgaria cumpla con la meta acordada con el FMI para junio, para que la economía se divida en 60 por ciento para el sector privado y 40 por ciento para el público.
El gabinete ya acordó aumentar el porcentaje de la Compañía Búlgara de Telecomunicaciones que será privatizado e intenta vender su parte en la principal refinería de petróleo del país.
Se estima que el FMI presionará a Sofianski para que anuncie mayores recortes en la administración estatal, la clausura de empresas deficitarias, privatizaciones más rápidas y la eliminación en el control de los precios.
En este proceso podrían perderse sin embargo más de 300.000 puestos de trabajo.
La única manera en que Bulgaria podrá cumplir con el pago de sus 1.300 millones de deuda externa este año es mediante nuevos préstamos del FMI. La deuda externa del país es de 10.000 millones de dólares y sus reservas de divisas se redujeron a menos de 500 millones de dólares.
Sofianski opina que el crédito externo es esencial para la estabilización del país. "Tenemos posibilidades de recibir entre 300 y 400 millones de dólares, lo que estabilizará la situación. Para junio, Bulgaria podrá seguir adelante", exclamó.
El Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento anunció esta semana que podría descongelar hasta 200 millones de dólares en préstamos para el sistema bancario privatizado una vez que se haya llegado a un acuerdo con el FMI.
Mientras, el ex primer ministro, Zhan Videnov, sus asesores y miembros de su antiguo gabinete, tienen prohibido viajar al exterior hasta que concluya la investigación sobre una posible malversación de fondos.
"Es imposible que el Estado esté completamente devastado, que no haya gasolina ni granos, que las arcas estén vacías y que nadie sea culpable", exclamó Sofianski.
No obstante, Sofianski afirmó que rechazará una propuesta, atribuida al FMI por la prensa de los países industrializados, para congelar momentáneamente los depósitos bancarios personales y reemplazarlos por bonos del Estado.
"Aseguramos que los ahorros y depósitos bancarios de los ciudadanos no serán congelados", afirmó Sofianski. "El primer ministro espera que en este momento de crisis las garantías basten para convencer al público y detener la salida de dinero de los bancos".
En el campo político, la Unión de Fuerzas Democráticas (UFD) de Bulgaria -favorita para ganar las elecciones parlamentarias-, reforzó sus posibilidades al aglutinarse en un solo partido.
"Antes, la UFD podía ganar las elecciones pero no estaba capacitada para gobernar la nación. No habría podido arreglar el colapso de la economía, la corrupción administrativa y el desenfreno del crimen organizado", afirmó el líder de la UFD Ivan Kostov este domingo.
"Necesitamos una fuerza de titanes para salvar a Bulgaria", agregó. (FIN/IPS/tra-en/wjo/mom/rj/aq-jc/ip/97